Se trata de uno más de los enigmas de la mente humana de la que tan poco se conoce. Mujeres que se declaran enamoradas de criminales, psicópatas y asesinos. Les mandan kilos de cartas y regalos a la cárcel. Se agolpan en las salas de los juzgados, donde declara el sujeto al que admiran para ponerle ojitos, coquetear con él por los pasillos, o intentar cruzar con él una mirada o un roce, sólo impedidas por los guardas que custodian al acusado. Sobre por qué se desarrolla este comportamiento existen distintas explicaciones. Tras consultar a la psicóloga forense Lydia Brea, se han simplificado en tres -debido a la complejidad que entraña el tema-, los perfiles de mujeres que pueden llegar a enamorarse de un asesino.
'La Bella y la Bestia'
En estos casos, se trata, por un lado, de la preferencia por parte de la mujer de un hombre fuerte, dominante, llegando a identificar los rasgos violentos como viriles, en el que puede buscar protección o incluso sentirse halagada por tener a ese hombre, que ella ve tan poderoso, a su lado. "Son sujetos que pueden llegar a presentarse como encantadores y seductores; son verdaderos depredadores con la capacidad de detectar a las personas vulnerables. Estas mujeres se enamoran incondicionalmente de la máscara que les muestra este tipo de hombre", recuerda Brea. En este perfil entran también aquellas que creen que pueden llegar a cambiarle. Se trata de mujeres que suelen responder a un carácter frágil, que han podido sufrir maltrato, de baja autoestima y con dificultades para socializar.
El psicópata puede presentarse como un hombre encantador y seductor, con la capacidad de detectar a las personas más vulnerables
La religión puede también ser un factor determinante en este proceso. Si la mujer es creyente, puede entender que recibe esa “recompensa” vital, la de redimir a un asesino. Estas mujeres entrarían en ese perfil de frágiles y con poca habilidad social, de vidas vacías. Es una manera de compensar su existencia. Esta explicación podría entenderse porque la mujer en este caso victimiza al criminal. Para ellas lo que han hecho es la consecuencia “inevitable” de lo que han sufrido esos hombres en su infancia.
"Ellas se enamoran de esa idea que estos hombres muestran, donde muy posiblemente entre en juego la manipulación de la versión de los hechos, la minimización y justificación de lo que hicieron. Ante ellas se impone la 'victimización' que hacen del asesino, se posicionan por el hombre del que están enamoradas y no por las víctimas de éste, manteniendo la inocencia o reclamando otra oportunidad para él", señala Brea. "La fantasía de poder cambiar el comportamiento de estos hombres, como en el cuento de La Bella y la Bestia", asegura.
'Síndrome de Bonnie and Clyde'
"Este tipo de parafilia se da cuando la excitación depende de tener una pareja que sabe que ha cometido un ultraje o crimen, como violación, asesinato o robo a mano armada", señala Brea. "La inmadurez, en este caso de la mujer, constituye también un factor de riesgo. Sobre todo la etapa de la adolescencia, que suele estar marcada por un alto sentido de la lealtad y de la influencia, la necesidad de pertenecer a un grupo, una mayor vulnerabilidad emocional, un pensamiento extremista, un cuestionamiento de las normas e incluso un cierto retraimiento", afirma.
Búsqueda de notoriedad
Aquí se ubicaría a las mujeres que buscan ser famosas a costa de estar relacionadas con este tipo de asesinos, así se sienten más valoradas socialmente. En este caso lo que hacen es confundir la fama del asesino, al que ven como una estrella de Hollywood, y esa notoriedad para ellas está envuelta en un halo fascinante. Es como haber conseguido el logro de su vida al estar con él.
En Estados Unidos hay parejas que han llegado a casarse por teléfono
Curiosamente, este tipo de comportamiento responde más a la mujer en Estados Unidos. ¿Por qué? Por las diferencias del funcionamiento de su sistema penitenciario, en el que existe la pena de muerte -por lo que ella, tarde o temprano, pasará a la historia por haber sido "mujer de"-, y además en EEUU tienen mucho más difícil la concesión de permisos para verse en persona, por lo que muchas de estas "parejas" llegan incluso a casarse por teléfono, ya que a la mujer no le interesa tanto el contacto físico como el estar vinculada al asesino, que la gente sepa que él está con ella. También hay otra lectura: la de estar a salvo de la "bestia", al entender que si está emparejado con ella, no le hará daño.
A lo largo de la historia, han existido conocidos casos de criminales que acumularon legiones de fans, seguidoras incondicionales, con las que alguno llegó a casarse o entablar una relación:
- Charles Manson
Quizás el caso más célebre. Actualmente cumple cadena perpetua por la muerte de siete personas (incluida la famosa actriz Sharon Tate, mujer de Roman Polanski, que estaba embarazada), a manos de un grupo de fanáticos a los que él guiaba espiritualmente a finales de los años 60. A sus 80 años obtuvo una licencia para casarse con una joven admiradora, Afton Elaine Burton, de 26 años, que llevaba largas temporadas visitándole en la cárcel. En febrero de este año, Manson anunció la ruptura del compromiso debido a que descubrió las intenciones de la joven: convertirse en la heredera universal… de su cadáver. Pretendía embalsamarlo y exhibirlo por todo el mundo, cobrando por ello.
- Richard Ramírez
Se llegó a casar en prisión con una de sus múltiples “fans”, que le había escrito más de 75 cartas. Como en otros casos, la sala donde se celebraban sus vistas judiciales se llenaba de jóvenes con la ilusión de, al menos, cruzar una mirada con su amor platónico. Ramírez fue rebautizado como “el acechador nocturno”, por su forma de actuar: era un sádico que atacaba cuando la víctima estaba durmiendo. Solía lucir símbolos satánicos dibujados en las manos y mataba de una forma macabra. Asesinó a 14 mujeres. Terminó muriendo en la cárcel, tras esperar durante 23 años en el corredor de la muerte a su ejecución.
- Miguel Carcaño, en España
Un caso mucho más reciente y cercano geográficamente, en España. El asesino confeso de Marta del Castillo, recibe cartas y regalos de admiradoras. “Eres muy guapo, estoy enamorada de ti”, le llegan a decir algunas de estas chicas mediante correspondencia. También ha recibido pulseras y fotos, y existe incluso un club de “fans” dedicado a él. En la evaluación psicológica de Carcaño, explica la psicóloga Lydia Brea, se le señala como un "manipulador nato, egocéntrico, celoso e inestable". "Además, es un sujeto joven que ha salido bastante en los medios de comunicación, lo que es compatible con el hecho de que suscite curiosidad e interés en la población joven y que despierte emociones como puede hacerlo un actor. Todo ello junto con la idea de que es inocente o que merece otra oportunidad", recuerda.
Papel de internet y redes sociales
Ningún fenómeno logra entenderse del todo si no es dentro de un contexto. En 2015, la era del 'boom' de las redes sociales, cabe preguntarse si éstas juegan algún papel en estos casos. Brea asegura: "No cabe duda que las RRSS constituyen un medio que ha facilitado la difusión de información prácticamente en el momento que está sucediendo, de manera que permite realizar un seguimiento de lo que nos interesa, potenciando una sensación de cercanía y alimentando la fantasía de la mujer por ser la elegida".
Se estima que las asesinas en serie suponen solo el 8% de todos los asesinos en serie y el 15% de los crímenes violentos
Terminando con este humilde análisis de la "atracción por el mal", preguntamos a la psicóloga por el fenómeno a la inversa. ¿Hay hombres que se enamoran de mujeres psicópatas? "Sí, los hay, pero existe una cuestión clave: se sabe mucho menos de asesinas en serie que sean mujeres. En cualquier caso, actúan de una manera diferente: más fría, sutil, metódica y calculada. No suelen emplear el sadismo o la agresión sexual, salvo excepciones o que actúen como cómplices de un hombre".
"Se estima que las asesinas en serie suponen solo el 8% de todos los asesinos en serie y el 15% de los crímenes violentos, lo que reduce significativamente que haya hombres que puedan enamorarse de mujeres asesinas", recalca Brea, que zanja la conversación con una certera frase del autor ruso Dostoievski: "No hay nada más fácil que condenar a un maligno, y nada más difícil que entenderlo".