Ángel de Cabo, el liquidador de las empresas de Gerardo Díaz Ferrán, tenía en una 'moleskine' y otros documentos el nombre de diez empresas en concurso de acreedores a las que había puesto en su punto de mira para expoliarlas.

El ex presidente de la CEOE remitió a los administradores concursales un escrito en el que culpaba de la quiebra de su empresa a "la crisis mundial, la escasez del crédito general que sufría España y las mayores garantías que pedían las entidades financieras". El ahora encarcelado empresario insistía que intentó "de todas las formas posibles" mantener su conglometado empresarial para salvar "todos los puestos de trabajo".

El auto del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco afirma que el expresidente de la CEOE realizó una "actividad delictiva dolosa" con la ocultación de su patrimonio. El empresario ha dejado a 10.000 acreedores sin cobrar. Díaz Ferrán niega que tenga bienes en el extranjero ni cuentas en paraísos fiscales y culpa a su exsocio, Gonzalo Pascual, fallecido en junio.