Tras el nuevo rediseño, la sensación que da todo el entorno nada más empezar a usarlo tiene aires infantiles, como si estuviésemos usando un teléfono destinado a los niños pequeños por los colores y tonos pastel que utiliza.
Aparte del suavizado de todos los iconos que por defecto vienen incluidos en la versión, podemos ver que Apple ha insertado dos persianas o áreas. Una de ellas ya existía y se despliega, como su predecesora, desde arriba. Otra cuenta con opciones de configuración del propio dispositivo, haciendo más accesibles tareas como encender y apagar el WiFi, pasar a modo avión, regular el brillo de la pantalla, opciones de linterna, calculadora, etcétera.
Todos estos elementos han pasado a tener una presencia a la vista muy plana, han desaparecido los bordes y los efectos de profundidad en todos los botones, salvo en algunos casos que mantienen un degradado que pudiese parecer darles algo de volumen. Este es uno de los elementos de diseño más señalados por los usuarios, los degradados, asunto que ha dado hasta para blogs paródicos donde se preguntan qué pasaría si Jony Ive, jefe de diseño de la firma californiana encargado del cambio de imagen del iOS 7, rediseñara el mundo entero.
Los menús son de los paneles de ajustes son todos en blanco y los pocos botones con los que se puede interactuar han pasado de tener un perfil a ser un simple texto con color azul que nos indica que podemos pulsar sobre ellos. En un primer momento puede parecer que se trata de la cabecera o título de la sección en la que estamos, pero se comprende rápidamente que son interactuables, al carecer de otras opciones.
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