El término phablet es la unión de smartphone y tablet. Como ya te hemos contado en Marabilias, se refiere a los terminales de gran tamaño mediante los cuales puedes hablar, mantener conversaciones orales a distancia. Y con la palabra “terminal” nos referimos tanto a un móvil, lo más común, como a un tablet, que también los hay. Aunque las marcas se obstinan en que a un terminal con 5” se le considere phablet, en general se estima que un smartphone pasa a ser phablet cuando su tamaño de pantalla supera las 5,5 pulgadas; un tablet “desciende” a ser phablet cuando hablamos de menos de 7 pulgadas hasta las citadas 5,5, con la condición sine qua non se pueda hablar a través de él. Desde otro punto de vista, los phablets son los gadgets híbridos que marcan la línea entre un smartphone y un tablet. Dejemos a un lado los juegos de palabras y veamos sus ventajas e inconvenientes.
Amarás un phablet porque…
Obviamente, en tales dimensiones de pantalla lo verás todo en grande, es decir, las páginas web, las fotos, los vídeos o los menús de gestión, por lo que es más agradable a la vista y cansa menos los ojos. Además, en un phablet es más fácil escribir textos, dado que el teclado virtual es de mayores dimensiones y algunos suelen tener la línea de números siempre presente.
El apartado multimedia citado se acompaña por unos altavoces más potentes y con mejor calidad que la que puede ofrecer un móvil de tamaño ‘pequeño’, es cuestión de física.
Por otra parte, al haber más espacio hábil para los elementos técnicos, la batería puede ser muy grande (es decir, con mucha potencia) y la cámara más generosa en cuanto al tamaño del sensor y del objetivo. Dicho y hecho, en general, los phablets tienen una gran autonomía y sus cámaras son muy eficaces (aunque, como todo en la vida, siempre encontrarás excepciones).
Ese generoso tamaño también permite que, en muchos casos, haya sitio para una segunda ranura para la SIM, con las ventajas que eso conlleva.
Odiarás un phablet porque…
Nunca mejor dicho, el tamaño importa. Sí, estamos hablando de terminales que pueden no caber en el bolsillo posterior de un pantalón vaquero. Y si lo llevas en uno delantero, y eres hombre, bien te pueden decir lo de aquella actriz: “¿Es que te has puesto contento de verme?”. Por eso, hay un dicho en el mundillo de la tecnología sobre que los phablets son idóneos siempre que lleve un bolso o una chaqueta.
Comentado el tema transporte, pasamos al de su uso como teléfono en sentido estricto, es decir, para hablar. Lo mejor que puedes hacer si te seduce un phablet pero no estás seguro de utilizarlo en tu vida cotidiana, es pedir prestado uno y situarte frente a un espejo. Podrás decidir entonces si te ves ridículo o no. En cualquier caso, como decíamos al principio, hablar a través de un phablet en la calle es todo un imán para las miradas ajenas, magnetismo que se multiplica por dos si el gadget en cuestión es blanco, y por tres si es de color chillón (que los hay).
Principales modelos
Se puede decir que el phablet genuino es el Samsung Galaxy Note, que ya va por su tercera generación. En cada una de ellas ha aumentado su pantalla desde las 5,3 pulgadas del primero (entonces, estaba rozando la calificación como tal), las 5,5 del segundo y las 5,7 del actual Note 3. Destaca sobre los demás en que incluye un puntero, que se guarda en un orificio del propio terminal y mediante el que puedes escribir, dibujar, anotar, subrayar, etc. sobre la pantalla como si escribieras sobre un papel. Una autentica gozada. Lo puedes encontrar con un precio en torno a los 650 euros. Si aún te parece pequeño, la marca coreana te propone el Galaxy Mega, con 6,3 pulgadas de pantallón.
El HTC One Max es el hermano crecidito del gran One y el último modelo en incorporarse, de momento, a esta familia phablet. Presenta 5,9” de pantalla y recoge las excelentes prestaciones del citado One, y algunas las mejora. Su seña de identidad es que en el dorso incluye un lector de huellas digitales para, precisamente, identificar a los usuarios o abrir automáticamente aplicaciones según el dedo que se trate. Desde 759 euros.
La propuesta phablet de Sony es el Xperia Z Ultra, que como en el caso anterior, hereda muchas cualidades del Z “a secas”, pero presenta una pantalla de, agárrate, 6,4 pulgadas. También se puede escribir o dibujar sobre él a mano alzada, con la ventaja de que vale cualquier puntero. De hecho, no trae ninguno de serie. Su signo de distinción, que se puede sumergir en líquidos (no corrosivos) y, por tanto, resiste la lluvia y salpicaduras en general. Unos 590 euros.
También debes tener en cuenta el Huawei Ascend Mate (6,1”, aproximadamente 360 euros), el Acer Liquid S2 (5,7”, unos 550 euros), el LG Optimus G Pro (5,5”, 390 euros), el también reciente Nokia Lumia 1520 (6”, 750 euros) o el spanish phablet i-Joy Elektra XXL (6”, 229 euros).