Política

Ribera duda de su candidatura tras el 'golpe' de Sánchez: "No le apetece hacer campaña y darse un bofetón"

Las federaciones socialistas andaluza y aragonesa están molestas con la lista de Ferraz. Mientras, la vicepresidenta tiene difícil ser comisaria por el checo Jozef Sikela

  • La vicepresidenta tercera y candidata del PSOE a las elecciones europeas, Teresa Ribera. -

Teresa Ribera se ha convertido en una salida de emergencia; una apuesta personal de Pedro Sánchez para impulsar al PSOE con el penúltimo cartucho de solvencia técnica que le queda en el Consejo de Ministros tras la salida de Nadia Calviño. La vicepresidenta tercera, miembro de la dirección socialista, es la cabeza de lista de su partido en las elecciones europeas del 9 de junio. Pero ella misma tiene dudas sobre la viabilidad de su candidatura, según ha sabido Vozpópuli por fuentes socialistas y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que dirige. Su incertidumbre, además, ha crecido en los últimos días tras el 'golpe' de Sánchez con su amago fingido de dimisión.

Una de esas fuentes explica así el sentimiento de la vicepresidenta tercera: "No le apetece hacer campaña y darse un bofetón". Ribera fue una de las intervinientes en el comité federal de mitificación de la figura de Sánchez del pasado 27 de abril, el que supuestamente hizo cambiarle de opinión y quedarse a los mandos del país. Ella misma teme ahora que su perfil no cuente lo suficiente durante la campaña para reflotar las expectativas del partido, porque en la planta noble de Ferraz se trabaja ya con la tesis de que esos comicios serán una especie de plebiscito sobre el presidente del Gobierno tras tensionar al país con sus cinco días de reflexión y emprender a posteriori un camino de "regeneración" que apunta a los medios no afines y al Poder Judicial.

En verdad, el auténtico objetivo de Ribera es ser comisaria europea. Pero lo tendrá difícil, ya que tendrá que competir con el checo Jozef Sikela, ministro de Industria y Comercio de aquel país, para hacerse con un hueco en el Ejecutivo comunitario. Las fuentes consultadas coinciden en apuntar que Ribera tiene una hoja de servicios reconocida fuera de España, pero lo cierto es que sus posicionamientos políticos son menos conocidos. Ribera no está acostumbrada a entrar en el enfrentamiento diario con la oposición. Y la idea de hacer campaña en un ambiente tan polarizado y crispado le causa rechazo, porque cualquier error no forzado puede lastrar sus opciones de optar a un alto cargo.

Malestar por la lista europea

Hay sectores del partido, además, que están molestos por cómo se ha confeccionado la lista para las elecciones europeas. Las federaciones andaluza y aragonesa están tensas con la lista diseñada por Ferraz para esos comicios. El PSOE-A sólo tiene un nombre entre los puestos de salida (Lina Gálvez, que ocupará el puesto número seis), cuando hasta ahora eran dos. Y al Sur de Despeñaperros apuntan como responsable al secretario general, Juan Espadas.

Entre los andaluces el mosqueo es evidente porque otras federaciones, como Cataluña, Madrid, Castilla La Mancha o Valencia sí se han asegurado dos puestos de salida en la lista. La lectura que se hace en Sevilla es que se trata de un castigo por el frío apoyo de Espadas a Sánchez durante la crisis que abrió con su carta a los españoles.

Mientras, el aragonés Javier Lambán calificó de humillación para la militancia la imposición de una de las candidatas por parte de Ferraz. El expresidente del Gobierno de Aragón y secretario general en aquella comunidad criticó la exclusión de la actual eurodiputada aragonesa Isabel García para escoger en su lugar a Rosa Serrano, senadora por Huesca y exdelegada del Gobierno. En plata: una persona de la cuerda de la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. "La militancia ha sido humillada", criticó Lambán en una publicación en su cuenta personal de la red social X.

Sometimiento al líder

Mientras, el PSOE se somete al hiperliderazgo de Pedro Sánchez en Ferraz. La portavoz socialista, Esther Peña, negó este lunes que en el partido se esté instalando el debate sobre la sucesión del secretario general tras su amago de dimisión: "Estamos encantados con el liderazgo de Pedro Sánchez. Les diré quién haría todo por un liderazgo similar: el señor Feijóo. Con Pedro Sánchez gobernamos y hacemos mejor este país".

Lo quisiera o no, el presidente abrió, con su periodo de reflexión de cinco días, la cuestión sucesoria. 

Y evidenció que el PSOE no está preparado para afrontar ese proceso y que, en estos momentos, carece de banquillo para que alguien se anime a tomar los mandos. Todo el núcleo duro del presidente se rindió y suplicó por su líder. Sánchez dice estar motivado para agotar la legislatura e incluso para volver a presentarse en las próximas elecciones generales.

Pero en caso de que Sánchez tire la toalla en algún momento de la legislatura, deberá decidir si pilota la transición o no. Es decir, puede anunciar su salida de Moncloa y que alguien le sustituya, o bien que dimita y llame a elecciones. Aunque sus fieles en el Gobierno ni se plantean, al menos en conversación informal con la prensa, la tesitura de una hipotética dimisión. "Si hay que abrir otra pantalla, se abrirá como se pueda", explica un alto cargo del Ejecutivo. 

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