Está el Molt Honorable que se sale. Igual le montan una manifestación los karatekas en protesta por el cierre de gimnasios, que la Iglesia se mosquea al enterarse que la Generalitat le va a meter un puro por celebrar una misa en la Sagrada Familia en memoria de las víctimas de la covid. Y miren que es difícil ponerse a la gente en contra en mi tierra, porque hasta ahora todo se arreglaba con enarbolar una estelada, ciscarte en España y decir que la república era imparable. Ah, amigo, pero a Torra le crecen los enanos y ha conseguido ponerse de culo por igual al sector del ocio nocturno, a los payeses de Lérida, a los empresarios turísticos, a los restauradores, al pequeño comerciante y, ¡oh maravilla de las maravillas!, hasta los antiguos convergentes que se niegan a inmolarse en el nuevo partido de Cocomocho.
Uno piensa que es un problema de comunicación, porque es indudable que la bondad del mensaje torrista-puigdemontiano es constatable, pero siempre hay gente pérfida interesada en sacarle punta a todo y buscarle los tres pies al President. Ahora, si somos sinceros, este hombre tampoco lo pone fácil. Vean lo que sucedió ayer. Torra comparece en rueda de prensa para decirnos dos cosas: primera, que la cosa está muy malita – y sí, la situación sanitaria es gravísima -, que estamos en niveles de contagio similares a los de marzo, que no puede ser este relajo de botellones y fiestorros y que, de seguir así, en diez días volveríamos al confinamiento. Ahí queda eso.
Sin siquiera beber un trago de agua, después de amenazarnos con meternos a todos en casa y volver a las manualidades, los vídeos cutres en Instagram, los pasteles incomibles hechos por tu pareja o los aplausos balconeros, el hombre va y suelta en inglés sin anestesia que Cataluña es un lugar seguro y amigable para que vengan los turistas. Tracatrá. Y aquí a uno le salta el fusible porque no se puede estar muerta y viva a la vez, aunque servidor se quede lo primero al escuchar tamaña enormidad. El país se hunde en un abismo de ruina del que ya veremos cómo y cuándo saldrá y el chiquillo no dice nada salvo que el turismo puede venir tranquilamente. Es decir, que franceses, alemanes o británicos son unos españolazos por decir que mejor no desplazarse al lugar de toda Europa que tiene más descontrolada la pandemia.
No sé ustedes, pero veo un lío tremendo, porque, o te confinas o atiendes al turista. De ahí que juzgue que se están haciendo la picha un lío
Otrosí digo, el president va a confinarnos, pero esas cosas ¿no habíamos quedado en que solo se podían hacer por parte del gobierno central, previa declaración del estado de alarma? ¿No sería mejor que empezara a contratar rastreadores, a buscar equipos de protección, respiradores, y ampliase la contratación de médicos y de personal sanitario de cara a lo que ya tenemos encima? ¿No sería más beneficioso que, en lugar de llamar a un turista que no va a venir, ayudase con cantidades en metálico a fondo perdido a restauradores y hoteleros? ¿Y si baja los impuestos autonómicos, los más altos de España? ¿Y si crea de una puñetera vez una normativa para terrazas, para locales de ocio, para playas, para espacios al aire libre? ¿Y si en vez de indignarse con la iglesia por una misa, llama al orden a los cientos de separatas que fueron en procesión a recibir a los presos coleguis suyos, que parecen más libres que muchos autónomos con los que me cruzo a diario? ¿Y si en vez de hacer el buitre leonado y exigirle a Sánchez treinta mil kilos de los fondos europeos se dedica a gestionar mejor lo suyo? ¿O es que piensa dárselos a TV3, como ha dicho que haría con parte del dinero destinado al covid?
No sé ustedes, pero veo un lío tremendo, porque, o te confinas o atiendes al turista. De ahí que juzgue que se están haciendo la picha un lío. O las trompas de Falopio, que no quisiera jamás de los jamases ser machista. Y menos, machista leninista.