El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha anunciado este viernes que cuando termine su mandato en la entidad no se volverá a presentar al cargo, pero ha asegurado que seguirá de militante base: "Considero que yo, mi familia, mis niños... creo que ya nos hemos dejado suficiente la piel. Ya he hecho mucho más de lo que nunca hubiera imaginado".
Lo ha anunciado en una entrevista en Catalunya Ràdio tras salir de la cárcel de Lledoners (Barcelona) por primera vez en régimen de semilibertad, y ha dicho que ahora quiere "volver a la fábrica" donde trabaja.
Cuixart ha destacado que es un logro que hoy pueda estar ejerciendo de presidente de la entidad: "El objetivo del Estado era que yo dejara de ejercer de presidente de Òmnium. Después de mil días de prisión, estoy aquí, ejerciendo. Es una lucha compartida y éxito colectivo".
Cuixart ha defendido haber hecho lo que tenía que hacer en su momento porque cree que sin movilización se vulneran los derechos de generaciones futuras, y ha asegurado que nadie ha renunciado a seguir luchando para que Cataluña pueda decidir sobre su futuro, por lo que ha pedido hablar menos de unidad "y más trabajar para la unidad".
Cuando nos sentamos los siete presos no hay discusión, somos hermanos de trinchera"
"Cuando nos sentamos los siete presos no hay discusión, somos hermanos de trinchera", ha declarado sobre la relación con el resto de líderes del 1-O, aunque ha reconocido que el bloque soberanista no es homogéneo y ha dicho que Òmnium apuesta por generar espacios y oportunidades para llegar al consenso.
Las bases del Estado, antidemocráticas
Ha afirmado que las bases del Estado no son democráticas y en este sentido se ha referido a la presunta corrupción que afecta a la monarquía: "La Guardia Civil entra en la sede de Òmnium y no entra en la Zarzuela. ¿A qué espera la Fiscalía? Yo duermo cada día en prisión y nunca me embolsado un euro".
"Los poderes del Estado querrían que hubiéramos desaparecido y renunciado a todo. Este resistir es vencer. Después de estos años de represión, no han podido terminar con una sociedad determinada a votar y a seguir ejerciendo sus derechos fundamentales", ha añadido el líder de Òmnium.
Si el Estado español habla de diálogo pero pone el límite en no hablar de derecho de autodeterminación, no lo podemos llamar diálogo"
Sobre el diálogo entre la Generalitat y el Gobierno ha dicho que tiene todo el sentido del mundo si no hay vetos ni límites: "Si el Estado español habla de diálogo pero pone el límite en no hablar de derecho de autodeterminación, no lo podemos llamar diálogo".