Opinión

Pedro, estás acabado

Al escribir este artículo no puedo saber qué dirá Sánchez. Si se irá, si se quedará o si se meterá a monja. Eso, con ser importante, es lo menos importante. Aquellos que decida y las causas, tanto si se va como si no, se irá viendo.

  • Pedro Sánchez, saliendo de Moncloa. -

Al escribir este artículo no puedo saber qué dirá Sánchez. Si se irá, si se quedará o si se meterá a monja. Eso, con ser importante, es lo menos importante. Aquellos que decida y las causas, tanto si se va como si no, se irá viendo. Lo sustancial es que Sánchez está acabado. De manea definitiva e irreversible. Puede aguantar en el cargo todavía merced a los torpes pactos que le auspiciaron con un amasijo de incompetentes y traidores a cual peor; puede seguir con la esperanza de remontar en las catalanas con un Illa cada día más patético y triste; puede estirar el chiclé hasta las europeas y confiar en ganar al PP. Como poder, puede hacer de todo pues de todo es capaz. Pero, insisto, está acabado como político dentro y fuera de España. Incluso dentro de su partido. Que a la vergonzosa y “espontánea” manifestación de adhesión inquebrantable del sábado acudieran cuatro gatos dice mucho de lo que piensan de Sánchez sus compañeros. Ni con cien María Jesús Montero haciendo de cheerleader hiper vitaminada o cien Oscar Puente regurgitando cosas que a él le deben parecer palabras y al resto nos suenan a dialecto bantú se reanima el presidente.

Tenemos a un político que no puede salir la calle sin que la gente lo abuchee y por eso cancela la mayoría de su agenda pública, salvo cuando manda acordonar la zona por la policía y ni así. Un presidente que no tiene reparos en calificar elogiosamente a Bildu, a golpistas y a comunistas y, en cambio, se parapeta cobardemente tras el escudo de que la extrema derecha va a por él, insultando la memoria de todas las personas que cayeron en el combate antifascista. Un presidente que se jacta de levantar muros entre españoles, que menosprecia al jefe del estado recibiéndolo con las manos en los bolsillos en actitud chulesca, que se salta la Constitución igual para dictar confinamientos ilegales que para redactar una ley de amnistía que ni cabe ni puede caber en un estado democrático.

Que a la vergonzosa y “espontánea” manifestación de adhesión inquebrantable del sábado acudieran cuatro gatos dice mucho de lo que piensan de Sánchez sus compañeros

Un presidente, por no cansarles con el pliego de cargo contra Sánchez, que dice que se siente víctima del acoso de unos cuantos medios – éste desde el que escribo entre ellos, cosa que nos honra tanto como a él lo denigra – y que en lugar de refutar las informaciones ante el Congreso o ante la justicia, vuelve a esconderse una vez más tras una carta sin membrete que deja ver a las claras su mentalidad infantiloide y ego maníaca. El profe me tiene manía, viene a decir. Un irresponsable que deja su cargo cinco días y al país con un vacío nunca visto en democracia.

Es por todo esto que nadie se fía de él. En el terreno internacional, tras sus declaraciones sobre Hamás contra Israel y su decisión de reconocer unilateralmente a un estado palestino, se ha quedado solo. Nadie le apoya. En el ámbito nacional no tiene a nadie que crea en su palabra, ni siquiera sus aliados. Puigdemont está insistiendo a lo largo de la campaña catalana que a Sánchez hay que atornillarlo porque no te puede fiar de él. Los de Sumar están quemados porque a Yolanda la han orillado a la última fila de la clase y ahí no se destaca ni se luce el tinte y los modelitos. Y ahora ni siquiera el PSOE, que tan bien sabe orquestar la calle, es capaz de demostrar que la masa socialista está dispuesta a servirle de colchón. Solo, con la corrupción pendiendo como una espada de Damocles sobre su cabeza y la de su esposa, con una corte de aduladores que igual que loaban a Felipe ahora lo hacen con él y mañana con quien toque, a Sánchez no le queda nadie. Solo sus palanganeros de RTVE, lo país y la Sexta. Cada vez menos porque la gente no es tonta y nadie quiere estar junto al capitán del Titanic para hundirse con él. Por eso aseguro que, diga lo que diga este lunes, está acabado. Rotundamente, definitivamente, políticamente acabado. Aunque siguiera o siguiese, del verbo sanchear.

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