La brecha entre la cúpula del Gobierno en el Palacio de la Moncloa y el resto de los Ministerios crece a medida que avanza la crisis del coronavirus. Los ministros de la gestión, sobre todo los económicos, están cada vez más descontentos con la respuesta a la epidemia de Pedro Sánchez, su director de Gabinete, Iván Redondo, y los responsables del mando único. Y ya no lo disimulan.
"Han perdido el contacto con la realidad", dice un alto cargo de un Ministerio a Vozpópuli.
La improvisación, los errores y la falta de un horizonte de salida a la emergencia sanitaria han terminado por desesperar a buena parte del Consejo de Ministros. No es tanto una división entre PSOE y Podemos, que también; sino una ruptura entre La Moncloa y el resto. En esa élite que parte del Gobierno ve alejada de la realidad que vive el país se encuentra también el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. El líder de Podemos despacha habitualmente con Sánchez para reclamar el espacio del partido morado en la coalición, caiga quien caiga.
Ruedas de prensa frente a problemas reales
El confinamiento para frenar el virus ha congelado la economía. Y muchos Ministerios alertan de una hecatombe si no se planea ya una desescalada que devuelva algo de pulso a la actividad. En lugar de atender a las demandas incesantes de los sectores más castigados por la Covid-19, los responsables ministeriales se encuentran con un batiburrillo de ruedas de prensa huecas, enlatadas y plagadas de contradicciones y anuncios que, dicen fuentes consultadas por este diario, "no somos capaces de cumplir".
"Por no hablar de las eternas comparecencias del presidente el sábado", dicen.
La desconexión entre el “equipo” de la Moncloa y el resto de ministros ha acabado afectando al propio sistema de toma de decisiones. Estas fuentes señalan, por ejemplo, que algunos ministros de áreas importantes se han encontrado con un decreto o una medida que firmar sin antes haberla debatido con nadie. Esa deriva “autoritaria” ha creado malestar en muchos ámbitos ministeriales, y no solo económicos.
En lugar de atender a las demandas incesantes de los sectores más castigados por la Covid-19, los responsables ministeriales se encuentran con un batiburrillo de ruedas de prensa huecas
Además de las ya conocidas ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero, que se han enfrentado en más de una ocasión con los criterios de Moncloa y a veces con Podemos, otros departamentos se sienten incómodos. Son los de Transportes liderado por José Luis Ábalos, como adelantó Vozpópuli, y los de Seguridad Social, Industria y hasta Ciencia (Pedro Duque).
Todos esos ministerios ven efectos negativos en la falta de coordinación en el Ejecutivo y reprochan a Sánchez tener que lidiar con sectores afectados por la pandemia sin tener por otro lado los poderes necesarios para resolver sus inquietudes.
El papel de Illa
Caso aparte merece el ministro de Sanidad, Salvador Illa. El catalán, que según varias fuentes amagó con dimitir en los primeros brotes de la crisis sanitaria, sigue en el cargo “por instrucción de (Miquel) Iceta”. “Sánchez le eligió para el tema catalán y no le dice nunca que no.
"Está noqueado y suele callar en las reuniones”, comenta una fuente del Ejecutivo a la pregunta si el ministro de Sanidad, que tiene la última firma en todos los decretos de confinamiento y desescalada, ha intentado imponer su juicio sobre las directrices de la Moncloa.
La situación es tan tensa que en algunos casos ha derivado en un choque entre el propio Sánchez y los ministros socialistas. Algunos de ellos se han encontrado en la situación de tener que responder por unas declaraciones “equivocadas o inoportunas” de ministros de Podemos. Después de resolver el problema, han tenido que encajar la reprimenda de Sánchez y la defensa de que “todo lo que dicen [los ministros de Podemos] lo pactan antes conmigo”.
Iglesias, en la élite de Moncloa
El peso de Iglesias en el organigrama interno va por otro lado in crescendo. Su relación con Redondo es buena y esta situación preocupa en Ferraz, donde reciben a diario críticas de alcaldes y dirigentes regionales por la falta de información del gobierno socialista. La inacción que detectan ante la estrategia de Iglesias de capitalizar las medidas positivas en la crisis añade gasolina en el fuego.
“[Los ministros de Podemos] adelantan medidas que pueden generar titulares positivos, y dejan las malas noticias a los socialistas. Así no puede ser", dicen fuentes ministeriales socialistas que se han quejado ante Sánchez por la campaña de “filtraciones” de los morados.
En la pugna entre propaganda y gestión, incluso con una crisis pandémica que ha llevado a España a tener más de 20.000 fallecidos la prioridad de Sánchez parece ser el segundo elemento. Después de los errores en los primeros compases de la crisis, el peligro es que esta situación de emergencia convierta la desescalada hacia la “nueva normalidad” en una cadena de patinazos, como la del anuncio de la salida a la calle de los niños.