Esperaba que no pasase, que pudiese escribir un artículo titulado “Responsabilidad, solidaridad y generosidad”. Pues no, parece que hay quién aún en los peores momentos, aquellos en los que se necesita una catarsis como sociedad, como país, como colectivo, los paladines de la manipulación aprovechan las brechas, los resquicios, el miedo, la incertidumbre para hacer política, pero desde un punto de vista tan abyecto que nos enfrenta a la disyuntiva de que hay algunos que son un lobo para el hombre, que anteponen miserablemente sus intereses al bien común, que prefieren ahondar en lo atávico para dividir y fomentar el enfrentamiento social y político. Menos mal que la sociedad civil está reaccionando a la altura de quiénes saben que la solidaridad y el altruismo está muy por encima de las miserias humanas.
No solo me estoy refiriendo a la campaña puesta en marcha contra la Monarquía con el objetivo de poner las bases de un cambio de régimen aduciendo a la devolución para la sanidad de unas supuestas comisiones y, sin embargo, que nadie se acuerde de los Pujol y todos los casos de corrupción que han salpicado a este país, no, solo hay que hacer campaña contra el Rey…hay quienes quieren aprovechar la cresta de la ola de movilización social para encontrar el clima favorable para ensoñaciones tiránicas y modelos bolivarianos. Ni siquiera quiero centrarme en las caceroladas, puesto que todavía encontramos más miseria si miramos hacia el Este de nuestra geografía.
Una cortina de humo para tapar la grave irresponsabilidad e ineptitud con la que la Generalitat ha afrontado la gestión de la pandemia global
El separatismo ya ha dado sobradas muestras de ignominia como cuando usó y manoseó el atentado terrorista en Barcelona de agosto de 2017. Les dio igual el sufrimiento de la población, ellos siguieron manipulando, ensuciando y tapando sus propias vergüenzas. Parecía como si su trasnochado proyecto político estuviese por encima de todo, incluido el bienestar de la ciudadanía. En estos momentos, el grado de manipulación es grotesco y, podría aducirse, que respondería a una cortina de humo para tapar la grave irresponsabilidad e ineptitud con la que la Generalitat ha afrontado la gestión de la pandemia global. Ineptitud encarnada por la consejera de Sanidad que parecía tomarse a guasa lo que ocurría como si Cataluña fuese un territorio inmune genéticamente al virus (decía esta señora que “no estamos en pandemia", o "Cataluña no es una zona de riesgo”…), no se tomó ninguna medida, no se alertó a la población, no se previó movilizar los recursos de la Generalitat con lo que se nos venía encima. Cuando ya no pudieron ocultar la realidad, cuando Igualada estaba desbordada (y otros focos que imagino que algún día conoceremos) el president de la Generalitat quiso cerrar Cataluña…
Mentir y difamar
Pero la profundidad de la miserabilidad aún no había tocado fondo, más allá de la insistencia de “cerrar Cataluña”, hay quién vio la oportunidad aumentar la fractura, para profundizar la zozobra, de alcanzar un grado de anomia con el que cimentar las bases de una ruptura que quisieran definitiva con la idea de España y con los “españoles”. Aquí nos dimos de bruces con la náusea, porque es nauseabundo que haya quien mienta, difame y adultere como se ha hecho en Cataluña. Que un Gobierno autonómico culpe al Gobierno de la Nación de su propia ineptitud es lamentable, pero que trate de hacer creer que hay un plan “contra los catalanes” es algo que debería ser punible y, como nos tienen acostumbrados, utilizan toda su maquinaria de propaganda para lanzar infamias y mentiras que solo sirven para atizar la división entre los catalanes y con el conjunto de españoles (¿cuándo habrá una revuelta de periodistas serios en los medios de comunicación controlados por la Generalitat?).
El camino de la responsabilidad
El paradigma de la náusea lo encontramos en las declaraciones de la portavoz de la Generalitat cuando afirmó que el Estado “está requisando material sanitario destinado a los hospitales calatanes”, esto en palabras de un cargo institucional como el que ocupa Meritexell Budó o cuando el alcalde de Igualada afirmaba que se habían incautado las mascarillas destinadas al hospital de dicha población o cuando el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona acusaba al ejército de requisar material sanitario en Cataluña.
La pandemia pasará, lograremos vencerla entre otras cosas porque la sociedad civil está y debe estar por encima de mezquindades e intereses partidistas, lo que se está visualizando es que el único y último muro de contención contra la desinformación, la manipulación y la tiranía somos los ciudadanos. Tiempos vendrán en los que deberemos pedir cuentas a todos aquellos que han jugado con nosotros, a todos aquellos que han querido sacar rédito político (y de todo tipo) con el miedo y la incertidumbre. Espero que este sunami en forma de pandemia se lleve políticamente a todos los que han jugado con nuestra salud, bienestar y armonía social, se podrá hacer si todos permanecéis inmunes a la propaganda y seguimos el camino de la solidaridad.