Sí, los coronamos porque son nuestros pequeños héroes, porque llevan encerrados más de un mes y porque son la alegría de la casa en estos tiempos difíciles. Aunque también el caos en ocasiones, todo hay que decirlo. Porque, olvídense, teletrabajar con hijos pequeños es una misión imposible. Nadie pensó en ellos al decretarlo, si bien es cierto que es un mal menor ante el drama y el horror que han vivido las 19.000 familias que han perdido a uno de los suyos. Son nuestros niños, a los que el sistema no les tiene muy en cuenta -por no decir que nada- y menos si se piensa en términos económicos y de producción que es lo que parece estar primando en esta guerra. Antes de plantearnos salir a la calle, debemos plantearnos qué hacemos con nuestros niños, entre muchas otras cosas, pero creo que ellos deben ser una prioridad.
No tenemos controlada la situación ni en residencias -sólo en Cataluña hay casi 2.000 muertos- ni en hospitales como pide la OMS, no tenemos test para saber ni los contagiados ni test para prevenirlos, no nos podemos aún plantear cómo vamos a salir de casa, no sólo los niños sino los adultos para trabajar, aunque hay una parte que ya lo está haciendo. Y además, si no tenemos escuela y hay que trabajar -por descontado-, quién va a cuidar de nuestros hijos. ¿Acaso la población más vulnerable frente al virus, nuestros abuelos?
Sin vivir en condiciones extremas o precarias, el debate sobre el funcionamiento de la escuela ante esta crisis se debe replantear
No. Bien creo que el coronavirus, que sigue campando a sus anchas, nos ha cambiado la vida y los calendarios a todos y la escuela también debería plantearse un cambio en el calendario. No para dar materia, no es tan importante el conocimiento como sí lo es el cuidado de nuestros hijos y su desarrollo. Y son muchos los que están en una situación vulnerable, viviendo en condiciones precarias sin balcón, sin patio, con poca luz natural, en casas de apenas 30 metros cuadrados, o 40, o 50, con dificultades para tener una buena alimentación -que delegaban en las becas comedor-. Y sin vivir en condiciones extremas o precarias, el debate sobre el funcionamiento de la escuela ante esta crisis se debe abordar y replantear. ¿Alguien piensa que vamos a tener unas vacaciones normales este año? Muchos se van a quedar sin ellas porque con dificultades económicas no van a poder seguir adelante.
Movimiento al aire libre
La salida a la calle debe estar muy estudiada y gestionada en todos los ámbitos de la vida y poniendo en valor lo que aún no hemos conseguido poner: nuestros niños y nuestros abuelos. Las denuncias demuestran que hay muchos ciudadanos que no se han concienciado aún de la gravedad de la Covid-19, que no va con ellos. Mientras tenemos a nuestros hijos cerrados a cal y canto, cuando todos los estudios psicológicos y pediátricos apuntan a la necesidad de movimiento al aire libre para su desarrollo emocional, tenemos que combatir la ira al ver cómo se lo saltan a la torera muchos. Muchos son los que demuestran su irresponsabilidad y otros su gran corazón, hay que tenerlo todo en cuenta.
Y mientras unos se saltan el confinamiento, como Rajoy -vergonzoso verle pasear-, me pregunto qué hacen el rey Felipe VI y la reina Letizia, además de poder disfrutar de los jardines que rodean su casa. Ambos están sobradamente preparados para tenerlos al frente de esta crisis en lugar de estar encerrados en Zarzuela. Sería bueno para este país y para los ciudadanos que creen en la Monarquía ver al Rey al pie del cañón sin corbata, saliendo del despacho, en traje militar visitando y gestionando la actividad de las tropas españolas -solo se le ha visto una vez con ellos en un mes-, ofreciendo su talento ante esta guerra sin precedentes en el mundo. Creo, no obstante, que ya es demasiado tarde para ello. Tiempo perdido. De ésta salimos todos retratados y sin duda seremos más fuertes también. Cuídense.