La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no estará presente en la manifestación de la Diada de este año. No acudirá al evento oficialmente por “no sentirse representada por la convocatoria”. Aunque fuentes de los comunes, el partido afín a Podemos y liderado por la regidora, apuntan al temor de la alcaldesa a sufrir nuevos abucheos, después de aquellos recibidos en junio cuando aceptó los votos de Manuel Valls para la investidura.
En la manifestación de 2018 la regidora también evitó sumarse. Entonces argumentó que la organización del evento por parte de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) chocaba con su propuesta que rechaza el unilateralismo. En 2016, en cambio, sí acudió. Acompañada por su teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, reclamó entonces un referéndum, porque "la situación de bloqueo entre el Estado y Cataluña no puede continuar, no es buena para nadie".
Este año, Colau ha señalado que “respeta” quien quiera acudir a la Diada, y ha vuelto a arremeter contra la “judicialización” de lo que considera una cuestión política. Pero según fuentes de los comunes esconde otra razón por sortear la marcha del 11 de septiembre. Éstas se encuentran en el temor a recibir gritos y abucheos que acaben convirtiéndola en noticia en un momento ya delicado de su gestión.
Del "traidora" a las lágrimas
Tras obtener el bastón de mando, muchos sectores del independentismo la tildaron de “traidora” y la insultaron a la salida del hemiciclo. Otra edil del partido de Colau, Laura Pérez, denunció insultos machistas tras la investidura. Aseguró que los congregados a las puertas del Consistorio les llamaron "putas, guarras y zorras". Un hecho que generó estrés en la alcaldesa, quien llegó a llorar en una entrevista radiofónica.
Ahora, además, su gestión está siendo cuestionada por la escalada de violencia callejera y robos. Y la alcaldesa quiere evitar que por las calles de la ciudad condal se sumen las críticas de los independentistas a las de los vecinos, que creen que la situación de la capital catalana está peor que hace años.
Según Colau, Barcelona no está pasando por un momento de escasa seguridad, sino que se trata de una percepción alentada por la “derecha catalana”. En un vídeo lanzado hace seis días, la alcaldesa dijo sufrir una “campaña de alarmismo” que ha generado “una imagen falsa de la ciudad”.
En definitiva, Colau quiere evitar que el próximo 11 de septiembre se convierta en la tormenta perfecta. En los Comunes aseguran que la regidora está “cansada” y que todavía tiene que recuperar las fuerzas tras repetir después de una carambola que ella no se esperaba. Por ello, ha considerado oportuno ponerse de perfil en un día que los organizadores volverán a desafiar al Estado en la marcha que llaman “Tsunami Democràtic”.