Opinión

La Europa de los resultados

De las 326 ‘startups’ más punteras, un 48% tiene origen en EEUU y un 28% en China, frente al exiguo 11% de las nacidas en Europa

  • Comisión Europea.

El repunte de la guerra comercial entre China y EEUU ha puesto de manifiesto la configuración de un nuevo orden mundial multipolar en el que retrocede la cooperación internacional, se intensifica la lucha por el dominio de la tecnología y aumenta el proteccionismo. Un escenario muy diferente al esperado tras la caída del muro de Berlín y el desmoronamiento de la URSS, en el que surge el riesgo de una nueva guerra fría que adquiere dimensión económica, ya que China representa un 18,7% y un 20,8% del PIB y del comercio mundial, respectivamente, frente al 12% y al 6,4% de la Unión Soviética en 1990.

Este escenario, coincidiendo con las recientes elecciones europeas, ha reabierto el debate sobre cómo debe la UE reimpulsar su protagonismo económico y geopolítico, especialmente ante el duopolio tecnológico de EEUU y China, que podría apodarse como “Chimérica”. Frente a Europa, estas dos grandes potencias lideran el emprendimiento tecnológico mundial destacando en la concentración de núcleos geográficos o hubs de talento como Silicon Valley (EEUU) o Shenzhen (China), y en la creación de empresas unicornio (startups con una valoración superior a 1.000 millones de dólares). Actualmente, de un total de 326 de esta tipología de compañías, un 48% tiene origen en EEUU y un 28% en China, frente al 11% en Europa. Además, entre las 10 principales empresas por cotización bursátil a nivel global, 8 son estadounidenses y 2 chinas.

La guerra comercial ha puesto de manifiesto la configuración de un nuevo orden mundial, en el que se intensifica la lucha por el dominio de la tecnología

Desde el punto de vista económico, el impacto de la guerra comercial no afecta sólo a las dos economías implicadas, sino que tiene un alcance global, principalmente a través del sistema de cadenas de valor. La OCDE ha alertado de que el incremento de los aranceles y el repunte de la incertidumbre lastrarán el crecimiento del PIB de EEUU y de China en un 0,8% y un 1,2%, respectivamente hasta 2022. Y al mismo tiempo, ha rebajado en 3 décimas sus previsiones de crecimiento mundial hasta el 3,2% en 2019. Especialmente significativa ha sido la revisión a la baja en 6 décimas para la Eurozona (hasta un 1,2%), ya que un 32% de sus exportaciones de bienes extracomunitarias tiene como destino a estas dos potencias, en un contexto marcado también por la pérdida de competitividad y el aumento de la incertidumbre ante el Brexit o la situación de Italia, entre otros factores. A todos estos retos se unen otras amenazas externas como la actitud desestabilizadora de Rusia, las consecuencias geopolíticas del fracaso de la “Primavera árabe”, el desafío demográfico en África, el fenómeno de la desinformación o el cambio climático.

Tras las elecciones europeas, es urgente que las instituciones de la UE y nacionales sean capaces de cooperar y reformular el proyecto europeo para dar respuesta a estos desafíos socioeconómicos, recuperar protagonismo tecnológico y fortalecer su posición geopolítica en un este escenario global cada vez más fragmentado, y en el que aumenta el riesgo de regionalización de las relaciones comerciales. Los estados miembros deben no solo recuperar la voluntad política, sino también consensuar una agenda común de reformas para relanzar la productividad, la innovación y el desarrollo empresarial como base de un crecimiento sostenible e integrador. Para ello, es esencial definir un presupuesto único en políticas de empleo, educación y formación continua, de innovación tecnológica, de transición energética y medioambiental y de transformación digital. A su vez, la UE debe diseñar una nueva estrategia en áreas prioritarias como: Unión Económica y Monetaria, profundizando en la unión bancaria, fiscal y digital, política migratoria y de asilo, espacio Schengen, y seguridad, defensa y política exterior. Solo la Europa de los resultados permitirá recuperar protagonismo geopolítico y seguir siendo una de las principales áreas socioeconómicas a nivel global.

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