De infarto es lo de Barcelona. Días antes de las elecciones del súper domingo las encuestas daban empate en la carrera a la alcaldía por parte de Ada Colau y Ernest Maragall, incluso daban la victoria a este último, como así ha sido finalmente por casi 5.000 votos. Cuatro días después de tener los resultados y de empatar en diez concejales, los dos siguen corriendo para alcanzar o seguir en la alcaldía de una de las ciudades más importantes de España. No es una batalla menor, como tampoco lo es la de Madrid.
O se quiere una Barcelona independentista con Maragall al frente o se busca una Barcelona de izquierdas y progresista con Colau revalidando su cargo por cuatro años más para llegar a cumplir un mandato de ocho. Colau se dio por vencida el domingo por la noche, pero solo 24 horas después salió públicamente a anunciar que seguía en pie en su batalla por Barcelona; responsabilidad que también le han otorgado los ciudadanos que la han votado. Cierto es que, analizando los resultados, Barcelona no se define como independentista, nunca lo ha sido. Cierto también es que la victoria de ERC en la ciudad es histórica. Hace 80 años del último alcalde de esta formación. Históricos resultados en el consistorio catalán como también lo han sido en el Congreso de los Diputados.
La realidad es que los ciudadanos han dicho que quieren una ciudad de izquierdas y progresista, no independentista
Los votos son claros, los resultados hacen ganadores a Maragall, Colau y Collboni, por este orden. Podemos tener dos sueños, podemos querer la luna, la independentista o la socialista, pero la realidad es que los ciudadanos han dicho que quieren una ciudad de izquierdas y progresista. Los buenos resultados de Collboni no justifican que en la cocina política le hagan alcalde. Aún no toca si atendemos a los votos de los barceloneses, y más cuando Valls, sin contrapartidas, ha dado el sí quiero a Ada Colau por un “principio de responsabilidad”, dice el candidato independiente de Ciudadanos. Está claro que en política nada es gratis y no ha tardado la cocina ciudadana en encender los fogones ante las palabras de Valls y anunciar que aquí, si alguien tiene que ser alcalde, es Jaume Collboni. De infarto. Quedan días por delante. Hasta el 15 de junio no se constituyen los consistorios, y seguro que antes conoceremos qué resultado ofrece la margarita desojada. Colau tiene la ciudad en sus manos, y si hacemos caso a sus palabras de querer una ciudad progresista y de izquierdas, será claro y en botella. Sólo le queda aceptar la mano tendida de Valls y liderar Barcelona acompañada de Collboni. En días se demostrará quién escucha a los ciudadanos y quién quiere lo mejor para esta gran ciudad como es Barcelona. Se abre el casino y se aceptan apuestas, esperemos que no haya mucho trilero.