DIA destinó en 2018 prácticamente tanto dinero en reformas de sus tiendas como en asesores. El gasto, de más de 18 millones de euros, refleja la compleja situación en la que se encuentra el grupo y los costes en los que ha invertido la compañía para tratar de depurar presuntas irregularidades contables que han llevado a la empresa a una situación límite.
De acuerdo al último informe financiero anual de DIA, la cadena española de supermercados, con más de 6.000 tiendas, destinó el pasado ejercicio 18,2 millones de euros a pagar "honorarios por asesoramiento", y 18,6 millones a la "remodelación de tiendas".
Durante el tercer trimestre de 2018, DIA rebajó sus previsiones de resultados tras identificar "incorrecciones en determinadas estimaciones realizadas vinculadas, fundamentalmente, al margen comercial". El grupo comunicó, el 15 de octubre, que debían incorporarse "determinados ajustes a los estados financieros consolidados correspondientes al ejercicio 2017, que se estima podrían tener un efecto patrimonial negativo por un importe aproximado de 70 millones de euros".
DIA gastó 18,2 millones de euros en asesores en 2018, y en 2017, cero euros
Unos días después, DIA estimó que el efecto patrimonial negativo se reducía a 56 millones de euros, atribuible en su mayor parte a su negocio en España. En diciembre, la cadena informó que extendía la revisión contable a sus filiales en Brasil, Portugal y Argentina.
Esa revisión de las cuentas, que respondía en realidad a presuntas prácticas contables irregulares detectadas, es lo que ha llevado al grupo a invertir una cantidad inédita en asesores, abogados, o gabinetes de comunicación.
Mientras que en 2018 la empresa, auditada por KPMG, gastó en este tipo de asesores los 18,2 millones de euros apuntados, en 2017 DIA destinó a este tipo de servicios cero euros, según informa en su último informe financiero anual.
LetterOne, de Mikhail Fridman, culpa a la gestión del consejo de administración de la crisis de DIA
"Las investigaciones realizadas han puesto de manifiesto la existencia de prácticas irregulares que habrían sido realizadas por determinados empleados y directivos (incluyendo algunos de los anteriores miembros de la de la alta dirección de la Sociedad), eludiendo los controles internos establecidos", admite DIA en sus últimas cuentas.
Las irregularidades contables han dado alas al mayor accionista de DIA, el grupo LetterOne, con el 29% del capital, controlado por el inversor Mikhail Fridman. La sociedad, que ha lanzado una oferta de compra ofreciendo, el pasado 5 de febrero, 0,67 euros por acción, culpa a la gestión del consejo de administración de la crisis por la que pasa la cadena de supermercados.
DIA celebra esta semana, el martes o el miércoles, junta de accionistas en la que se dirimirá el futuro del grupo. La empresa ha impulsado un plan de negocio que contempla el cierre o venta de 300 tiendas y el despido de cerca de 2.000 empleados.
LetterOne ya ha advertido que si su oferta no triunfa en la junta, abandonará el grupo; y el consejo de administración amenaza con solicitar concurso de acreedores si Fridman finalmente logra los apoyos necesarios para sacar adelante su OPA, ya que, aseguran, la banca acreedora requeriría, en ese caso, el pago inmediato de gran parte de la deuda.