La idea no es mía, es de un veterano socialista que auguraba en la noche del martes, nada más conocerse el quilombo organizado con la mesa de partidos en Cataluña, que el asunto del "relator" iba a traer cola en su partido. "Es más -ironizaba un dirigente socialista conocedor como pocos de cómo se las gastan en el PSOE cuando le tocan la "E"-, a este paso van a tener que llamar a los Cascos Azules de la ONU".
Bromas aparte, no es que haya indignación con lo que ha hecho Pedro Sánchez "aceptando el relato del independentismo", que la hay. Hay pavor a lo que pueda ocurrir en las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo, a que el partido se vaya por el desagüe; no digamos si al presidente del Gobierno se le ocurre convocar ese mismo día elecciones generales. Y se nota. Mucho.
Se teme un plebiscito sobre la figura del inquilino de La Moncloa, a quien están haciendo un sandwich entre el independentismo y sus exigencias para aprobar los Presupuestos, por un lado, y Pablo Iglesias y Albert Rivera, por otro, acusándole de "alta traición" antes de llamar a los españoles a manifestarse este domingo en Madrid para "echarle a votos" ya.
Los 'barones' temen que el 26-M se convierta en un plebiscito sobre el inquilino de La Moncloa y que acabe barriendo el 'tripartito de derechas'
Por eso este miércoles, 24 horas después del shock, había cola de cargos socialistas en radios y televisiones para distanciarse del Gobierno, porque todos los presidentes autonómicos y alcaldes saben que el 26M quienes se examinan seguro en las urnas son ellos y la patada los votantes se la van a dar a ellos, no a Sánchez. Claro, que el pistoletazo de salida lo había dado en la misma noche del martes el presidente aragonés, Javier Lambán, con un demoledor tuit apelando a la "decencia" de Sánchez para que no haya "relator":
“Aprobar un presupuesto no justifica cesiones que pongan en cuestión la Constitución, la unidad de España, el estado de derecho ni la decencia. Estoy seguro de que @sanchezcastejon no cederá a chantajes de los independentistas, cáncer de la democracia con el que hay que acabar” pic.twitter.com/MOzpoltghG
— Javier Lambán (@JLambanM) February 5, 2019
Lo más suave que se pudo oír a la mañana siguiente a los Emiliano García Page, Guillermo Fernández Vara, y a los diputados José María Barreda o Soraya Rodríguez fue un "que me lo expliquen".
Como suele ocurrir en estos casos, la vicepresidenta, Carmen Calvo, se está convirtiendo en el payaso de las bofetadas con la excusa de la mala comunicación: que si "no se explica", que "¿qué es eso de 'un relator o algo así' (sic)?, que dijo la número dos durante una entrevista en la cadena SER tan mala para sus intereses que la obligó a comparecer dos horas más tarde en La Moncloa para someterse a una rueda de prensa en condiciones.
El cálculo que se hace en las federaciones es que, en esta cuesta abajo, el tripartito de derechas puede "barrer" en las autonómicas -más que en ayuntamientos, donde el factor alcalde y la cercanía cuentan- debido al ascenso fulgurante de Vox. En la FSA asturiana dan por perdido el gobierno de la comunidad y en Aragón y Castilla-la Mancha va a estar en un pañuelo. ¿Y en Andalucía? Pues el silencio de Susana Díaz en medio de esta tormenta del "relator" lo dice todo.