No solo hasta otoño de 2019. Pedro Sánchez ha empezado a transmitir a su núcleo más próximo y a los barones del PSOE la idea de que, si de él depende, llegará a junio de 2020, cuando concluya la legislatura, sin convocar elecciones generales.
Está "convencido" de que puede sacar adelante el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado 2019 o, en su defecto, las medidas que contiene, vía decreto-ley y Real-decreto (salario mínimo y subida de las pensiones, entre otras), aseguran varias fuentes que han hablado con el presidente del Gobierno en los últimos días.
Argumenta su resistencia en dos razones: porque no tiene claro que los independentistas vayan a rechazar finalmente las cuentas públicas -si lo hacen, "PDCat y ERC tendrían problemas" para explicar a los catalanes por qué rechazan subir el SMI o medidas para los parados de larga duración- y, salvo Ciudadanos, ningún otro partido quiere adelantar las elecciones a primavera de 2019.
84 diputados
El líder socialista replica a quien le recuerda la dificultad de articular mayorías con un Gobierno de 84 diputados, que todavía tiene "muchas cosas" por hacer antes de llamar a los españoles a las urnas: desde la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos hasta promulgar la Ley de Eutanasia, pasando por un cambio en el modelo energético en España hacia las tecnologías limpias. Y para eso necesita tiempo.
Lo único que puede torcer los planes del líder socialista es un "improbable" agravamiento de la crisis política en Cataluña, que le obligue a tomar decisiones drásticas antes de un año
Es consciente, dicen las fuentes consultadas, de que el clima político en Cataluña puede enrarecerse todavía más, a medida de que se acerque el juicio oral a los implicados en el referéndum ilegal del 1-O y la posterior sentencia, pero cree "improbable" que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y, sobre todo, el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), se embarquen en una vuelta a la unilateralidad que les llevaría directos a la cárcel como sus antecesores.
De momento, Sánchez ha conseguido que el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que estuvo este martes con él en La Moncloa, avale su estrategia de resistencia sin convocar elecciones generales "porque la estabilidad vende", según dijo a los periodistas. Vara emplazó a los independentistas del PDCat y ERC que expliquen por qué van a votar subir el salario mínimo interprofesional a 900 euros.
"Los que piden elecciones es que tienen problemas y pretenden que los españoles les arreglen lo que no son ellos capaces de arreglar en su casa", asegura el extremeño en alusión a PP y Ciudadanos, pero "estamos hablando de los problemas de la gente" .
Lo que no quiere Fernández Vara, como no lo desea ningún barón socialista de los que se van a enfrentar a las urnas el 26 de mayo, es que un empeoramiento de la situación política por Cataluña o porque el ambiente se haga irrespirable, desemboque en un adelanto de elecciones generales a ese mismo día. Sienten pánico a la idea de que su campaña quede borrada por la agenda política nacional.
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