La moción de censura de Pedro Sánchez ha desconcertado al PSOE, que aprueba en general la estrategia de su secretario general pero censura en particular las formas. El líder socialista no tenía demasiado margen de respuesta a la sentencia de Gürtel contra el PP, según la opinión tanto de sus partidarios como de sus detractores. Lejos del Congreso, sin foco político y cuarto en algunas encuestas, la maniobra de Sánchez es, dicen, instinto de supervivencia.
La lectura que hacen los barones territoriales tiene aristas. Pero, a diferencia de otras ocasiones, no están radicalmente en contra. En Andalucía, Aragón, Valencia o Castilla-La Mancha comparten la misma reflexión. El PSOE está en la irrelevancia. Y no hay nada más peligroso, dicen. Sánchez ha quedado desdibujado en el debate en torno a la bandera que Albert Rivera ha capitalizado en interés de Ciudadanos.
"La moción es una apuesta arriesgada", reconocen fuentes socialistas. "Pero no tiene nada que perder. El PSOE necesita recuperar espacio".
Bala de oro para la Moncloa
La moción de censura es la estrategia adecuada. Es una bomba que da un giro de 180 grados a la legislatura. Así lo avalan en el PSOE. Es una manera, creen, de sacudirse la presión de Podemos y arrebatar a Rivera el monopolio del debate político, que por primera vez en muchos meses no es Cataluña. A partir ahí, el PSOE tiene una bala de oro para llegar a la Moncloa. "Es mejor ir a las elecciones desde la Moncloa que desde la irrelevancia", aseguran.
Sobre los apoyos que necesita el PSOE, está claro que no son los ideales. En este punto, ha gustado especialmente el comentario "será un gobierno socialista". En esa declaración, el socialismo ve un compromiso público y explícito de respeto a la Constitución, la unidad de España o, sin ir más lejos, el 155, que Sánchez viene apoyando desde hace meses.
El respaldo a la moción de grupos como Bildu o el PDeCAT es un medio camino del fin. Lo que Sánchez ha dicho, aseguran estas fuentes, es que no va negociar con nadie, y menos con el separatismo. Y que desalojar a Rajoy es un acto de "dignidad democrática". La aritmética del Congreso es endiablada. Sánchez necesita la mayoría absoluta -176 diputados para ganar a Rajoy- y está cerca de los 175 si recaba el apoyo de Podemos, PDeCAT, ERC, Compromís y Bildu. El PSOE necesitaría bien a Coalición Canaria, que en principio está en contra, bien al PNV, que está abierto a escuchar a Sánchez.
El PSOE resta importancia a la geometría. Es cierto que barones como Emiliano García Page han pedido una esfuerzo de transversalidad para incorporar a fuerzas constitucionalistas como Ciudadanos y no quedar en manos del separatismo. Pero Ferraz insiste en que Sánchez no ha pedido el apoyo a estos partidos y que su compromiso es con un gobierno socialista.
Elecciones anticipadas
Sobre si lo conveniente era supeditar la moción a la convocatoria electoral, estas fuentes consideran que no puede apoyar unas elecciones que sólo beneficiarían a Ciudadanos según las encuestas. Sin embargo, a nadie se le escapa lo difícil (por no decir imposible) que puede ser gobernar España con 84 escaños y mayoría absoluta del PP en el Senado. La legislatura no podrá durar demasiado y hay elecciones autonómicas, municipales y europeas en mayo del 2019.
"No somos ingenuos. Es muy difícil", dicen estas fuentes. "Pero hay que buscar medidas sociales, transversales, que nos devuelvan iniciativa política y seguro que después hay que convocar elecciones".
No todo han sido bendiciones para Sánchez. Las formas no han gustado en los territorios. Sánchez convocó la Ejecutiva Federal para consultar la moción. Pero antes de la reunión, a la que acuden sus miembros desde distintos puntos de España, ya se había registrado la moción en el Congreso. "Las formas hay que cuidarlas", decían desde Andalucía y otras comunidades.
Tampoco ha sentado bien que incumpla una de las principales banderas que enarboló en su regreso a la secretaría general. Sánchez reformó los estatutos prometiendo consultas a la militancia ante decisiones de vital importancia para el partido. Es cierto que la consulta sobre una moción de censura no es obligatoria y que la decisión queda al criterio de la Ejecutiva Federal. Pero las fuentes consultadas dicen que esta moción encaja en la definición de "asunto de especial trascendencia" y que quizá hubiera sido conveniente tener el aval de las bases.