Opinión

Crónicas marcianas

El documento redactado por Junts per Catalunya y Esquerra de cara a la investidura es lo más parecido a una marcianada que se haya visto jamás en política catalana. Emulando

  • Anna Gabriel.

El documento redactado por Junts per Catalunya y Esquerra de cara a la investidura es lo más parecido a una marcianada que se haya visto jamás en política catalana. Emulando al mítico Ray Bradbury, los separatistas de guante blanco han ideado, acaso sin pretenderlo, una obra de ciencia ficción digna de un premio Hugo o de un Nébula. Vayamos al turrón.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana

Los votos de las CUP son imprescindibles para que se elija a quien sea como presidente de la Generalitat. A Jordi Sànchez seguro que no, porque todos saben que su candidatura no es posible legalmente y solo les es útil a los separatistas para llevar el caso ante el tribunal de Estrasburgo. Del proceso se aprovecha todo, me decía cínicamente uno de sus capitostes. Qué huevos tienen.

Por lo tanto, para seducir a los abertzales en el sentido de que estos digan que si a quien acabe siendo el candidato – o a la convocatoria de nuevas elecciones, que todo puede ser -, el dúo dinámico de junteros y esquerranosos han pergeñado un documento que no tiene desperdicio. Son cuarenta y seis páginas que dejan en pañales a lo mejor de la ciencia ficción de todos los tiempos. Los separatistas han ido a lo seguro, a aquello que saben gusta a su público, y no han dudado en repetir una historia que no por vieja es menos eficaz.

Si George Lucas habló del retorno del Jedi, estos muchachotes lo hacen con el proceso constituyente. Sí, ese proceso que vuelven a querer empezar con un inicio triunfal: el acuerdo de investidura para “construir la república catalana” que plantee un proceso que culminaría, ¡tachán!, con diversas consultas ciudadanas y una futura constitución catalana. Llegados a este punto, uno no pude por menos que preguntarse si esta película no la ha visto ya. La respuesta es afirmativa, la hemos visto, e incluso diría que la hemos pagado entre todos con nuestros impuestos.

República la hubo, aunque no llegase ni a diez segundos: constitución, también, que se lo pregunten al lenguaraz juez Santi Vidal o al ex miembro del Tribunal Constitucional Carles Viver Pi-Sunyer; de lo referente a las consultas, para qué les cuento: las previas a todo el quilombo que se extendieron desde Arenys, la de Mas, la del pasado octubre y, por lo que vemos, las que te rondarán, morena. Todo lo que prometen es lo mismo que hicieron y nos ha llevado hasta esta tierra baldía, que diría Elliot, en la que la nada es exasperante y la simonía lo más habitual.

El elemento más novedoso es esa especie de Estrella de la Muerte, que pretenden sea un arma letal contra la legalidad, llamada Consejo de la República, sita en Bruselas. Un organismo que no serviría para nada, más que para el orgasmo y refocile de los más conspicuos separatistas, así como para que Puigdemont hiciese de reina madre.

Empecinados en continuar con las mentiras de que el 1-O fue algo legal – cuando ni siquiera fue serio – o de como se han vulnerado los derechos de los catalanes, se acogen a lo de siempre, lo fácil, lo sabido, lo manido: hacer un gran debate en la sociedad acerca del tema. Y digo yo ¿dónde? ¿En la TV3 que controlan ellos y desde la cual día a día se insulta, machaca o ridiculiza a más de la mitad de la población catalana y a sus representantes políticos? ¿En el tejido asociativo que es suyo? ¿En locales de ayuntamientos separatistas, con los eficientes Comités de Defensa de la República en la puerta, listos para agredir a quienes no sean de su cuerda? ¿Qué mejor debate que el emanado de las urnas, del Parlament, de unos medios de comunicación limpios, imparciales, equitativos? Ah, que això no toca. Pues haberlo dicho antes, caramba.

C3PO, R2D2 y las CUP

Ahora habrá que ver si los cupaires están más por la ciencia ficción que le ofrecen o prefieren el hardboiled, la novela negra pura y dura, la que escribía Chester Hymes, el Balzac de Harlem. A pesar de no gozar de mis simpatías, a los dirigentes de las CUP les supongo leídos, y mucho me extrañaría que se tragasen esta space opera sin parpadear. Si lo hicieran, que todo parece indicar que si – si tuviera pruebas acerca de con quién y de qué ha estado hablando Anna Gabriel en Suiza podría contarles un par de cositas, pero como de momento no las tengo, me callo – las CUP tendrán que explicarles muy despacito a sus votantes por qué van a comprar la misma moto estropeada de hace un año.

Porque en materia social, lo único que recoge el documento es no renovar el concierto con las escuelas que segregan por sexo - léase las del Opus -, reducir la presión fiscal a las rentas más bajas – Cataluña es la autonomía con mayores impuestos de toda España -, recuperar la gestión de Aïgues del Ter-Llobregat – el escándalo ha sido tan morrocotudo que es lo mínimo que puede exigirse – y crear una comisión mixta Govern-Parlament para crear una Banca Pública. Y sanseacabó, no hay más.

Un programa muy aguado para estos que exigen expropiar viviendas, socializar riquezas, convertir la Catedral de Barcelona en un enorme centro cívico, dar rentas fijas a todos los inmigrantes, sean legales o no, en fin, la revolución Nescafé, dando paguitas a todo quisqui. Con esas cuatro, y perdonen, mariconadas no se va a la revolución, ni siquiera a la vuelta de la esquina. Además, todo eso ya se ha dicho, se ha propuesto, se ha discutido cien veces y, al final, los neo convergentes siguen subvencionando a las escuelas religiosas sean del tipo que sean, la presión fiscal la aumentan tanto como pueden y más, lo de las aguas va y viene según quien se ofrece a gestionarlo y la banca pública no tiene el menor viso de ser algo tangible. Recuerden lo que pasó con las cacareadas einas d’Estat, léase la Hacienda Pública Catalana, a la que no acudió a presentar su declaración ni al tato.

Es un enorme brindis al sol, tan característico de estas gentes que siguen intentando mantenerse en el machito del poder al precio que sea. Siguiendo con el símil de la ciencia ficción, si ellos representan el lado oscuro de la fuerza, los cupaires son esos androides creados para servir a sus amos. C3PO, relaciones cibernéticas, siempre presto a trabajar a las órdenes de quien sea, da lo mismo Luke Skywalker que Jabba El Hutt; R2D2 es más rebelde, pero tampoco se fíen mucho, que los robots ni tienen alma ni saben hacer más que aquello para lo que están programados.

Con este mal guión ¿a donde quieren ir a parar los separatistas como no sea al desastre más absoluto? No hay ni una línea que hable de las cosas que realmente pasan en la calle, las que afectan profundamente a las vidas de las personas. Ni una palabra acerca de los barrios que se han convertido en auténticos guetos de drogadicción, delincuencia e inmigración ilegal, y mucho menos de qué medidas deben tomarse ante esta. No hablan del yihadismo, no hablan del orden público, pero lo más grave es que ni siquiera tienen un programa para levantar nuestra sanidad expoliada, destruida, privatizada por ellos mismos cuando gobernaban, o de como potenciar una escuela laica, pública, de calidad, sin interferencias políticas de nadie. No tienen ni una sola propuesta en materia de economía social, ni tampoco nos dicen que piensan hacer con la deuda imposible que tiene la Generalitat, técnicamente en bancarrota.

Nada sobre comunicaciones terrestres o marítimas, ni en materia de medios de comunicación públicos, ni en el tema de la ley de dependencia, ni en el de la política de vivienda pública. Solo hablan de lo de siempre, constituciones, referéndums, plebiscitos, mandatos populares e independencia.

O sea, más de lo mismo y, siendo así, ¿las CUP irán a besarles en la boca de puro extasiados ante tamaño despliegue de sapiencia política y bondad humana? ¿Tanto les gusta la ciencia ficción a estas gentes? ¿O lo que les gustará será ver cómo les ingresan cada mes en sus cuentas el sueldo de diputados? Porque eso ya no es ciencia ficción, eso es cinema verité.

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