Un cirujano opera a corazón abierto desde España a un ciudadano que reside en Norteamérica. En ese mismo momento un coche autónomo se cruza con una anciana despistada en una calle de Roma.
En paralelo, un chaval de Letonia inicia la reproducción de una película en calidad 8K desde Netflix.
Si de que la operación sea un éxito, de que el coche pueda frenar a tiempo o de que la película comience a reproducirse al instante dependiese el reparto de Internet, ¿a qué servicios darías prioridad -cirugía, coche autónomo o película-? Es decir, a ¿qué bits darías prioridad?
¿Qué es la neutralidad de la red? Básicamente es una idea que ha acompañado a Internet desde su creación, idea que establece que todos los usuarios y plataformas son iguales, y por lo tanto ningún proveedor o compañía de telecomunicaciones puede dar mayor prioridad a una red o a un servicio que a otro
Es una respuesta que cualquier ser humano con una mínima capacidad de raciocinio y empatía sabría responder. Daríamos prioridad a los servicios de los que dependa una vida humana. Esos bits que permiten que el vehículo frene más deprisa o que el cirujano suture una herida abierta con más velocidad y precisión deben mandar sobre aquellos otros que se utilizan, por ejemplo, para podamos iniciar la reproducción de una película desde Netflix en décimas de segundo.
Es algo que parece algo lógico, pero para una gran parte de la comunidad internauta no lo es. Lo consideran un ataque a la llamada neutralidad de la red.
¿Qué es la neutralidad de la red? Básicamente es una idea que ha acompañado a Internet desde su creación, idea que establece que todos los usuarios y plataformas son iguales, y por lo tanto ningún proveedor o compañía de telecomunicaciones puede dar mayor prioridad a un servicio que a otro.
Hace unos días, en un foro de telecomunicaciones, dos de los grandes operadores -Orange y Vodafone-, coincidían en la necesidad de que haya sectores con anchos de banda diferentes, dedicados
Esto significa garantizar que todo el tráfico sea tratado por igual para que todos tengamos las mismas posibilidades de acceso a la información y cultura; a las mismas oportunidades económicas.
Es algo que quizá tenía más sentido hasta ahora, pero que no es coherente con las posibilidades que ofrece la futura tecnología 5G o con la reciente expansión de la fibra. Si la red no se desneutraliza, no habrá un ecosistema de servicios sobre 5G. Por eso se acabará desneutralizando sí o sí. El controvertido Gobierno de Donald Trump ya dio un paso adelante en este sentido hace tres días.
La neutralidad no es ya un problema tan grande como hace años, sobre todo con las velocidades de conexión actuales. En tiempos del ADSL y eMule para muchos sí lo era. Se tardaban días en descargar una película de no más de 500MB.
La neutralidad de la red no es ya un problema, sobre todo con la velocidad que ofrecen tecnologías como el 4G o el 5G. Es algo inapreciable en muchos casos. En los tiempos del ADSL y eMule, para muchos sí lo era. Se tardaban días en descargar una película que a lo sumo pesaba 500MB. Ahora tardamos segundos
Los grandes operadores (Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil) saben que para que se produzca la ignición como paso previo a la explosión de los servicios de la nueva generación de redes de telecomunicaciones se necesita de esta flexibilidad en el reparto. Es necesaria un ancho consecuente con el servicio que se vaya a ofrecer. Aunque la capacidad del 5G es mucho mayor que, por ejemplo, la del actual 4G -hasta 4 veces mayor-, no por ello dejará de ser finito. Y esto es así precisamente porque los servicios que se avecinan necesitarán de muchos recursos para operar con calidad. Se consumirán más datos y a mayor velocidad.
Hace unos días, en una mesa redonda de un foro de telecomunicaciones celebrado en Madrid, dos representantes de Orange y Vodafone coincidían en la necesidad de que haya sectores con anchos de banda diferentes, dedicados. Los participantes de esa mesa redonda exponían la necesidad de que se desneutralice la red para que servicios críticos como los comentados al inicio de este artículo no pongan en riesgo vidas.
Tiene todo el sentido. Es algo que sería muy importante para el sector de la automoción, por ejemplo. Ojo, se habla de priorizar el ancho de banda para un sector, no para las compañías que lo forman. Estas deberían tener la misma capacidad que su competencia para garantizar la igualdad de condiciones para ofrecer un servicio tan dependiente de una buena conectividad como el del coche autónomo. Es decir, habría una neutralidad de la red pero por sectores.
Se habla de priorizar el ancho de banda para un sector, no para las compañías que lo forman. Estas deberían tener la misma capacidad que su competencia para garantizar la igualdad de condiciones para ofrecer un servicio tan dependiente de una buena conectividad como el del coche autónomo. Es decir, habría una neutralidad de la red pero por sectores
¿Cómo le repercutiría a usted y a mí? Estamos hablando -pongo un supuesto- de que, en el peor de los casos, un reparto del ancho de banda por servicios supondría un leve retardo al iniciar la reproducción de un film en HBO. Uno o dos segundos, quizás. Milisegundos en el caso del envío de un WhatsApp o de un correo desde nuestra cuenta de Gmail. Inapreciable al acceder a la web de un periódico.
No sé a ustedes, pero a mí no me cuesta nada esperar unas décimas de segundo si esa anciana salva su vida y ese transplante de corazón se realiza con éxito. Lo importante no es saber si se desneutralizará o no la red, porque acabará desneutralizándose, sino de ver cómo se realiza ese reparto de ancho de banda. Se nos deben garantizar las mismas oportunidades de navegación que a cualquier otro internauta, pero si su madre o la mía son quienes yacen sobre una mesa de operaciones tengo claras mis prioridades.