El exministro socialista Josep Borrell, avalista de la candidatura de Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE, ha recordado este lunes que en la primarias de 1998 para elegir candidato a La Moncloa, él se impuso al entonces secretario general, Joaquín Almunia, y que, con todo el aparato del partido en contra, en varias provincias logró el 90% de los votos.
Borrell ha hecho este recordatorio en la rueda de prensa que ha ofrecido en la librería Blanquerna de Madrid para presentar su libro 'Los idus de octubre', en el que hace un análisis de la crisis de la socialdemocracia europea con mención especial al caso del PSOE y al proceso que llevó a la derrota de Pedro Sánchez en el Comité Federal del 2 de octubre de 2016.
El también expresidente del Parlamento Europeo no ha querido ahondar en los paralelismos que pueda haber entre su candidatura de 1998 y la de Sánchez, ambas con el aparato enfrente, y, por contra, ha destacado que él nunca fue secretario del partido y que en aquel momento hubo una bicefalia que no se da ahora.
No se sintieron desautorizados
Pero, más allá de esa diferencia, sí ha hecho una recomendación a los barones del partido, a los que ha reclamado que no intenten influir en el voto de los militantes. En este sentido, ha recordado que cuando él ganó con un apoyo del 90% en varias provincias, ningún líder territorial se sintió desautorizado y todos siguieron en sus puestos, pese a que habían respaldado a Almunia, cuando desde su punto de vista, alguno debería haberse sentido deslegitimado.
A su juicio, si ahora no se implican en favor de ningún candidato podrían evitarse ese trago en el caso de que gane el candidato por el que no apostaban. "Este es el momento de los afiliados, dejemos que voten en plena libertad", ha demandado.
Además, Borrell ha avisado de que una cosa son los avales, "que son públicos", y otra el voto, que "es secreto". "Esa es una diferencia importante", ha puntualizado, admitiendo que el número de firmas logrado por cada aspirante indica cosas pero que a veces se producen sorpresas.
Para el exministro socialista, los avales logrados por los tres candidatos a estas primarias han dibujado un partido "dividido en dos" y quien se alce con la victoria el 21 de mayo tendrá que conseguir que en el Congreso Federal de junio respalden a la Ejecutiva Federal que proponga.
Borrell admite que "lo ideal" es que tras el proceso se logre "la máxima unidad posible". "Pero no nos hagamos ilusiones", ha deslizado, recalcando que esa unidad no puede conseguirse "artificialmente", sino que ha de darse en torno a un programa para el partido.
Se busca líder
Durante la rueda de prensa ha repetido varias veces que lo que se elige ahora es al líder del partido, no al candidato a La Moncloa, que tendrá que ser designado también en unas primarias, y que, por tanto, lo que tienen que hacer los candidatos es aclarar cómo quieren dirigir el partido.
"Que tengan muchas ganas de ganar no me dice nada, se me queda un poco corto", ha soltado, en clara referencia a una de las ideas fuerza con las que arrancó su precampaña Susana Díaz, a la que no ha nombrado en ningún momento.
Así, ha hecho hincapié en que los aspirantes deben poner sobre la mesa un programa sobre cómo hay que elegir a los cargos públicos y cómo hay que "socializar la política". En su opinión, hay que hacer un PSOE más democrático que consulte a la militancia asuntos cruciales como los pactos de gobierno, como hace por el ejemplo el SPD alemán y no por eso, ha subrayado, se puede decir que está "podemizado".
Los militantes debe poder influir en la toma decisiones porque no se puede tener un partido en el que la "mitad del censo tenga un cargo público y la otra mitad pueda tenerlo". Además, ha apostado por un órgano independiente para organizar las primarias y, sin criticar directamente a la gestora que dirige Javier Fernández, sí ha señalado que entre sus miembros hay algunos claramente afines a Díaz.
El revulsivo
También es imprescindible, desde su punto de vista, la "autocrítica" que él aprecia en los documentos de la candidatura de Pedro Sánchez, evitar la "confrontación" y los "derrapajes verbales" y desterrar la "mentira" como instrumento político.
Precisamente lo que llevó a Borrell a escribir 'Los idus de octubre' fue la "mentira" que el secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Miguel Ángel Heredia, dijo en una reunión con miembros de Juventudes Socialistas al afirmar que Sánchez había logrado un acuerdo con los independentistas catalanes para ser investido presidente.
Tras recordar que Heredia no ha dimitido, ha explicado que las grabaciones con esas afirmaciones del diputado andaluz afín a Díaz le provocaron tal "indignación" que se sentó a escribir y en seis días parió su libro en el que da su versión sobre lo sucedido en los dos comités federales que provocaron la dimisión de Sánchez y llevaron al PSOE a abstenerse ante la investidura de Rajoy.
Borrell ha recordado que él era partidario de una "abstención con condiciones", pero ha reprochado a los dirigentes territoriales que no "dijeran la verdad" y siguieran apoyando el 'no a Rajoy' en aquella "caótica" reunión del 1 de octubre.
De hecho, ha comentado que, aún hoy, hay quien aún no ha pronunciado esa palabra, lo que, ha dicho con ironía, "tiene su mérito". En su opinión, los críticos con Sánchez deberían haber presentado una moción de censura interna contra él y no actuar al margen de las reglas del partido y sin medir las consecuencias de sus actos.
Escandalera con Sánchez
Para el exministro, una de las cosas que tiene hacer el PSOE para recuperar su espacio es definir su política de alianzas --"No vale decir, con Podemos y con los independentistas no hablamos", ha subrayado--, qué modelo de integración europea quieren y cuál es el modelo de Estado que propugna.
En este punto, ha defendido la propuesta de plurinacionalidad de Sánchez y ha dicho no entender la "escandalera" que se ha montado con esa idea que podría tener perfecta cabida, a su juicio, en la denominada 'Declaración de Granada'.
En este contexto, ha recordado que el expresidente Felipe González en un artículo firmado a la limón con la difunta Carme Chacón se mostró a favor del "reconocimiento de Cataluña como nación". "¿Que pasa, que si lo dice uno muy bien pero si lo dice, anatema?", ha protestado.
La moción de Podemos
Pero Borrell también ha hablado de Podemos para descalificar a su líder, Pablo Iglesias, y su anunciada moción de censura. De Iglesias ha dicho que si existiera uno en Portugal, los socialistas lusos no estarían gobernando, y sobre la moción ha asegurado que "no tiene ni pies ni cabeza" impulsarla cuando "hace cuatro días" votó en contra de un Gobierno de izquierdas liderado por Sánchez.
"Esa moción no va a ninguna parte, no hay que tomarla ni en consideración", ha sentenciado, recalcando, asimismo que "no hay que tomar el Congreso como si fuera un plató de televisión".