Casi 30 años después de su desaparición, Bultaco regresó al mercado con un producto muy diferente e innovador, una Brinco con doble personalidad, pues podría considerarse tanto una motocicleta con acelerador o una bicicleta con pedaleo asistido. Porque el corazón de esta Brinco del siglo XXI es ahora un motor eléctrico que asiste al pedaleo pero que ofrece potencia a raudales por sí mismo, con una acelerador tradicional que lanza a la Brinco con enorme viveza hacia delante.
Y es que la vuelta de Bultaco es una realidad palpable y sus ventas parece que van viento en popa, y no solo en nuestro mercado interno, sino también lejos de nuestras fronteras con mercados como el de los Emiratos Arabes. Su gama de modelos podría resumirse en dos versiones –aunque en verdad son cuatro–, una libre de limitaciones pero sin posibilidad de matriculación alguna y por tanto sólo apto para ser conducido en circuitos, la Brinco R, y otra matriculable y utilizable en cualquier tipo de vía, la Brinco RE. Sus precios, 5.180 y 5.800 euros respectivamente.
Sus prestaciones, 2 kw de potencia y 60 km/h de velocidad máxima frente a una RE limitada a 45 km/h, al igual que los ciclomotores con motor de combustión. Al estar homologada esta última para su uso en vías públicas, monta un grupo óptico delantero, luz trasera de LED y su peso sube en casi 4 kilos hasta los 43. Nos hemos puesto a sus mandos para ver que pueden ofrecer, dentro y fuera del asfalto.
Innovadora desde todos los puntos de vista, la base de la Brinco es su propulsión eléctrica, un nuevo y rompedor concepto pues el diseño se acerca más a una bicicleta de montaña pero las dimensiones del chasis o las propias suspensiones le sitúan próxima a una ligera moto de campo. De hecho, el motor eléctrico genera la energía sobre la rueda trasera a través de un puño de acelerador convencional sin necesidad de dar pedales, aunque combinándolo con ellos se logra una mayor eficiencia. Para ello, cuenta con tres programas de funcionamiento diferentes, -Eco, Tour y Sport-, que regula la intensidad de funcionamiento del motor eléctrico adaptándose así a diferentes usos.
Gracias a su impresionante par de 60 Nm, la Brinco –que pesa algo menos de 40 kilos en su versión R- es capaz de alcanzar una velocidad máxima de más de 60 km/h y ofrecer una autonomía real en su modo de funcionamiento más deportivo –con 2 KW de potencia- de unos 50 Kilómetros, suficiente sin duda para afrontar en campo las más largas excursiones o para moverse a diario en ciudad, aunque para ello mejor la versión RE, que cuenta con matrícula para poder moverse de forma legal en este tipo de vías. El modo Eco, que reduce la potencia a 0,8 KW, está diseñado para moverse con el mínimo consumo de energía para llegar más lejos, unos 50 kilómetros extras de autonomía combinando propulsión eléctrica y pedaleo independiente. La batería, de ion-litio, está situada en el bastidor principal y es extraíble, intercambiable y portátil, y puede ser recargada con el enchufe de casa en apenas 2 horas.
Delante ambas montan una horquilla invertida de 180 milímetros de recorrido, con unos tarados muy de campo que permiten moverse en con la máxima eficacia. Detrás, un monoamortiguador con 217 milímetros de recorrido asegura una buena capacidad de filtrado cuando nos movemos en pistas de tierra o zonas de muchas piedras. Las dimensiones de las ruedas, de tacos, son más propias de una moto que de una bicicleta, garantizando estabilidad y motricidad para superar todo tipo de obstáculos en campo.
A sus mandos, la sensación inicial es rara si piensas en el concepto tradicional de moto, pues vas apoyado en sendos pedales de dimensiones generosas para asegurar un buen agarre. Para hacer campo, mejor bajar el asiento y moverse de pie con libertad, pudiendo movernos solamente con el acelerador, que empuja con mucha decisión desde el primer momento. Puedes afrontar subidas pedregosas y tramos embarrados y superarlos con más facilidad de la esperada. La respuesta de ambas versiones es muy similar, aunque la RE está limitada en su velocidad máxima y en algunos momentos se echa en falta esa estirada final que sí tiene la R.
Y bajando, el trabajo de las suspensiones y frenos permiten hacerlo a ritmo vertiginoso. Para tranquilas excursiones, con el asiento subido puedes pedalear acompañando al motor eléctrico y mantener muy altos ritmos con mínimo esfuerzo. Sin duda, una experiencia diferente, que va ganando adeptos a medida que descubren la nueva Bultaco del siglo XXI. Muy diferente a las tan de moda bicicletas eléctricas de mountain bike y a una moto de campo convencional, puedes disfrutar de ella en situaciones muy diversas.