El traslado del Club Atlético de Madrid al estadio de la Peineta, previsto para el verano del próximo año, se revela como el próximo escenario de una batalla política entre el Ayuntamiento de la capital y el Gobierno regional. La demora del Consistorio a la hora de abordar el problema de los accesos a la instalación deportiva ha hecho que se convierta en una cuestión urgente que, en último término, precisa del visto bueno de la Comunidad de Madrid. Ambas administraciones están enzarzadas en los tribunales por cuestiones urbanísticas, especialmente por la operación Chamartín.
Este miércoles, el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, admitía en la reunión mensual de la comisión del área, que ni el Consistorio ni el club de fútbol podrían garantizar que la mudanza desde el estadio Vicente Calderón fuera a efectuarse en el plazo previsto. La afirmación de Calvo respondía a una pregunta desde las filas del PSOE sobre el estado actual del traslado, sabedores en las filas socialistas que, sorprendentemente, la cuestión de los accesos está aún sin apenas abordar.
Nadie entiende por qué el Ayuntamiento de Madrid ha tardado tanto tiempo en moverse. En las últimas semanas ha puesto en marcha los procedimientos con el fin de cambiar la calificación de los terrenos aledaños a la Peineta y permitir la construcción de los accesos. Esto implica ceder suelo público para usos privados, algo que ha rechazado en numerosas ocasiones la corporación municipal pero que, en este caso, no tiene más remedio que hacer por los compromisos adquiridos por el Ayuntamiento en el pasado.
Sin embargo, la culminación de los trámites no depende de la corporación municipal. La última palabra la tiene la Comunidad de Madrid, muy crítica con el Ayuntamiento por su negativa a aprobar el proyecto de Distrito Castellana Norte para la operación Chamartín, hasta el punto de que ha acudido a los tribunales para recurrir esta decisión.
Del Gobierno regional dependerá que el Club Atlético de Madrid pueda empezar la temporada que viene en el nuevo estadio o que tenga que permanecer un año más en el Vicente Calderón. Un escenario ni mucho menos favorable para el equipo de gobierno que comanda Manuela Carmena.
Por vía de urgencia
En cualquier caso, los accesos al estadio de la Peineta deberán llegar por vía de urgencia, tanto desde el punto de vista burocrático como del de las obras, si se quiere cumplir con los calendarios. Una circunstancia que encarecerá el proceso de forma inesperada.
La construcción de la instalación marcha por los derroteros previstos y, salvo imprevisto, estará finalizado en la fecha esperada. Pero sin las infraestructuras de accesos y aparcamiento, la mudanza no podrá llevarse a cabo.
Se da la circunstancia de que parte de los accesos dependen del Ministerio de Fomento (los relacionados con la autopista de circunvalación M-40). Curiosamente, este departamento también ha llevado a los tribunales al Ayuntamiento de Madrid por la operación Chamartín.
Por su parte, el Atlético de Madrid está llevando a cabo todos los preparativos para el traslado e incluso ha adjudicado localidades a un buen número de socios del club. En su estrategia no se contempla otro escenario que la mudanza el próximo verano. Sin embargo, cualquier mínima complicación o dilación en los tiempos será fatal. El reloj está en manos del Gobierno regional. El resultado final, de su voluntad de colaborar.