Imantia Capital acaba de lanzar Imantia Reits Global, un fondo Ucits de renta variable que invierte en vehículos de inversión inmobiliarios a nivel global. El fondo invertirá entre un 75% y un 100% de su cartera en renta variable emitida por Reits cotizadas en Europa, Norteamérica y Asia-Pacífico (incluyendo emergentes) de alta capitalización bursátil y con una política de reparto de dividendos consolidada.
La cartera modelo estará compuesta principalmente por 25/30 emisores, diversificando el riesgo entre diferentes regiones y tipologías inmobiliarias, con una exposición por Reit no superior al 5%, según la firma.
"En este entorno de baja rentabilidad en renta fija, debemos proponer alternativas a los partícipes y en la actualidad creemos que existe una excelente oportunidad de inversión en el mercado inmobiliario", explica Gonzalo Rodríguez, consejero delegado de Imantia Capital. Para llevar a cabo la mejor selección de las Reits objeto de inversión, Imantia Capital cuenta con los servicios de Viewise, empresa independiente dedicada a actividades inmobiliarias, con más de 30 años de experiencia en real estate.
A diferencia de los fondos inmobiliarios tradicionales, que compran o alquilan los edificios en los que invierten, con los consiguientes problemas de liquidez que esto puede conllevar, Imantia Reits Global cuenta con valoración y liquidez diarias, posibilitando a los partícipes su salida de forma inmediata.
Imantia Reits Global se compone de tres clases de participaciones: una general, otra para clientes de banca privada (a partir de 10.000 euros) y otra para inversores institucionales. Las dos primeras repartirán dividendos anualmente mediante traspaso de participaciones a la clase minorista del fondo Imantia Fondepósito por un porcentaje variable que dependerá de los importes obtenidos por el fondo en concepto de dividendos.
Los Reits son un vehículo líquido, diversificado y que permite beneficiarse de una elevada rentabilidad por dividendo, ya que de acuerdo a la legislación vigente en cada país, tienen la obligación de distribuir al menos el 80% de los beneficios obtenidos por rentas a través de dividendos. En la mayoría de estos países deben, además, repartir una parte de las plusvalías obtenidas por desinversiones.
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