España

Fijos, torpes y abrasados: Baile de ministros para el futuro gobierno de Rajoy

Un Gobierno más abierto, dialogante, menos prepotente y antipático. Circulan ya listas de los ministros 'abrasados' y de los 'fijos'. Soraya y Pastor, inamovibles en el futuro Ejecutivo de Rajoy. Y algunas sorpresas. 

  • El presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy junto a la 'ministrable' María Dolores de Cospedal.

Sáenz de Santamaría es el único fijo en la quiniela del próximo Ejecutivo de Rajoy”, musitaba un miembro del Gobierno en una relajada cena estival. “De Ana Pastor, ni hablamos. No está en las quinielas porque viene de fábrica. Ella siempre va a estar ahí, con el presidente”, añadía.

Circula ya una farragosa profusión de listas, cábalas y versiones sobre quiénes se sentarán en torno a la mesa de Rajoy en el caso de que logre mantenerse en Moncloa. Gran parte del once que integra el actual equipo se irá a casa. Habrá cambios, y no menores, porque la nueva etapa viene erizada de dificultades. De la mayoría absoluta a una raquítica minoría. “La mitad de nosotros once ya se huele que está fuera”, desliza esta fuente. Y suelta varios nombres. “Puro ejercicio de ficción”, subraya. 

Públicamente nadie en el PP habla de quiénes serán llamados a sentarse en el próximo Consejo de Ministros. Ahora el objetivo es superar la investidura

Enterrada la entelequia del gobierno de gran coalición con el PSOE y sin demasiada voluntad de incorporar a miembros de otro partido, como Ciudadanos, el presidente en funciones reconoce ya abiertamente que será forzoso gobernar en minoría. Un destino inevitable. Una situación enojosa y ardua que precisará de mucho juego de muñeca y notable habilidad de cintura para sacar adelante los retos pendientes y los por venir. Salvo en el caso de que haya que visitar de nuevo las urnas, algo prácticamente descartado (“haríamos un ridículo mundial”) el nuevo Gobierno será del PP, tendrá apoyos escuetos y coyunturales en el Congreso y una vida previsiblemente breve.

Públicamente nadie en el PP habla de quiénes serán llamados a sentarse en el próximo Consejo de Ministros. Asunto vedado. Tabú. Ahora sólo hay un objetivo: superar la investidura para empezar a andar. Luego, ya se verá. El presidente no toca el tema ni en broma. Quizás con Viri, su esposa, su báculo fiel, el antídoto contra los momentos de pesadumbre y desánimo. Rajoy aparenta una sensibilidad de amianto y una sangre mercurial. Pero también ha sucumbido en alguna oportunidad a la tentación de meditar sobre dejarlo todo e irse a casa. Viri estaba allí para impedirlo.

El pelotón de los quemados

Algunos ministros están abrasados. “Huelen a kilómetros a quemado”, dicen en el PP. Jorge Fernández Díaz, el titular de Interior, se lleva la palma. La filtración de sus conversaciones con el ex jefe de la Oficina Antifraude catalana ha sido el punto final de su carrera, añaden. Rajoy, estrecho amigo, ya le encontrará un rincón cómodo y apacible. Igual que al dimisionario Soria, a quien se verá en algún cargo por Washington.  Cristóbal Montoro y Fátima Báñez aparecen también en el posible grupo de los salientes. "Elucubraciones de prensa", señalan en el partido. Montoro está preparando los presupuestos, el compromiso más urgente de cuantos deberá afrontar el nuevo Gabinete. Y Báñez es la impulsora de la reforma que más ha alabado el presidente, la laboral, el gran éxito en la lucha contra el desempleo. Pero les falta ‘finezza’, comentan algunos. Habrá que negociar asuntos ásperos como la financiación autonómica, retoques a la propia legislación laboral, que exigirán enormes dosis de esgrima florentina. 

José Manuel García-Margallo, otro fiel amigo del ‘jefe’, aspiraba a todo. A la vicepresidencia económica, para empezar. Y hasta al sillón de la Moncloa en el caso de que Rajoy se hubiera estrellado el 26-J. El más 'verborreico' de los miembros del Ejecutivo, cáustico y ocurrente, puede acabar con sus huesos en la presidencia del Congreso, donde se necesitará a alguien de sus características: un físico venerable, buena oratoria y fino olfato para las negociaciones enrevesadas. Si el PP cede la jefatura de la Cámara en aras de un apoyo para la Investidura, Margallo podría mantenerse en el Ejecutivo. No se sabe dónde. Su puesto lo anhela Íñigo Méndez de Vigo, que aceptó la fatigosa cartera de Educación en circunstancias muy desfavorables. Pedro Morenés, titular de Defensa, no oculta que pretende dejar el cargo y volver a la iniciativa privada. Su presencia en el Gabinete se debe a un compromiso con el rey emérito. Rafael Catalá, laborioso e imprudenteha protagonizado estruendosos errores desde la cartera de Justicia. Heredó de Ruiz-Gallardón un ministerio en ruinas y destartalado. Cuenta con un salvoconducto crucial para mantenerse: Le respalda la incuestionada Ana Pastor.

La hora de la política

Salvo que su destino pase por la secretaría general del PP, algo que muchos dan por hecho en el futuro congreso del partido, hay un nombre imprescindible en todas las alineaciones futuras del Gabinete. Pablo Casado, el político de moda, inteligente, intuitivo, habilidoso en los platós, ha lidiado con los peores astados y ha salido airoso en casi todos los empeños. Mantiene excelentes relaciones con las fuerzas rivales y ofrece el perfil joven y estimulante que el futuro Gabinete quizás necesite. "Habrá más gente como Casado, caras nuevas, ahora el Gobierno apesta a chamusquina y ese olor no se va en dos días, esto tiene que dar un vuelco", dice un experto en los despachos de Génova. 

No será la economía el vértice crucial de  la nueva labor de Gobierno. Toca hacer política, pactar, hablar… “y ceder hasta la humillación”, según confesaba un secretario de Estado. Luis de Guindos se mueve con profusión estos días en Bruselas. Un escenario que domina. Trata de frenar el multazo por el incumplimiento del déficit. El titular de Economía cuenta con el respaldo absoluto de Rajoy. Y de un amplio sector de empresarios y de los medios, a los que dedica tiempo y gestos delicados. Una potente vicepresidencia económica podría ser de enorme utilidad para permitir al presidente centrarse en el frente político. Álvaro Nadal, uno de los 'sorayos' más mencionados cuando se habla del futuro equipo económico, brujulea con intensidad en este ámbito. Quizás ya haya llegado su hora, pese a que hace frente a movimientos muy hostiles en el partido. 

Ana Pastor e Isabel García Tejerina, titular de Agricultura, aparecen como damas inamovibles en las apuestas. Salen muy bien en los sondeos y apenas tienen enemigos, ni dentro ni fuera. Pastor dejaría el fatigoso Fomento, rumbo a Sanidad, donde ya estuvo, o a poner orden en Interior, el departamento más desquiciado del Gabinete. Tejerina ‘sirve para todo’, comenta un compañero de Gabinete. También heredó una cartera emponzoñada y ha logrado sobrevivir. Es hábil en el regate corto, dura en el fondo y sutilísima en las formas, conoce la Administración al dedillo.

Ana Pastor e Isabel García Tejerina aparecen como damas inamovibles en las apuestas. Salen muy bien en los sondeos y apenas tienen enemigos

En el frente de los ministros políticos y dialoguistas aparece Alfonso Alonso, pendiente de su salto a las elecciones vascas, que él no quiere, o hacerse cargo de Justicia. Buen parlamentario, excelente negociador, ambicioso sin barreras, conoce el partido, el Congreso, el Gobierno y a la oposición. Como jefe del grupo parlamentario cosechó enormes parabienes. 

Dolores Cospedal, secretaria general del PP, está en alza. El resultado de las generales ha relanzado su muy alicaído perfil. Siempre quiso entrar en el Gobierno, aunque rechazó la oferta para sustituir a Wert cuando el titular de Educación de largó rumbo a París. Aquello le molestó al 'jefe' a quien no se le puede decir que no. Está rehabilitada. Se siente fuerte. Dicen algunos malvados que, mientras recupera la presidencia de Castilla la Mancha, ya sabe qué ministerio quiere ocupar. 

Serán menos de once, según las elucubraciones sin base alguna que circulan por Moncloa y que inundan charlas de café y comentarios de pasillo. Un Gobierno más reducido, mucho más pegado al presidente, con capacidad de desdoblarse, de hablar, de pactar, de negociar y de hacer amigos. Un vuelco a la imagen distante, fría, prepotente y antipática que ofrecía hasta ahora. ¿Y en la secretaría de Comunicación? De eso tampoco se habla. En casa de Mariano, la fidelidad siempre obtiene recompensa, concluye el mencionado ministro.

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