El viaje que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero realizó la semana pasada a Venezuela para entrevistarse con Nicolás Maduro y las fuerzas opositoras, en plena precampaña electoral en España, fue conocido por el exministro José Bono con 15 días de antelación, mucho antes de que llegara a oídos del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Algunas fuentes del Partido Socialista aseguran, incluso, que éste último no llegó a tener noticias de este desplazamiento por boca de Zapatero y que se enteró a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, pues el expresidente sí que informó a José Manuel García-Margallo de su intención de entrevistarse con Maduro, acompañado de los expresidentes de la República Dominicana y de Panamá Leonel Fernández y Martín Torrijos. Oficialmente el PSOE ha decidido guardar silencio y ni confirma ni desmiente esta versión.
José Bono conoció antes que Pedro Sánchez el viaje que Zapatero preparó a Venezuela
Otro detalle de interés: cuando Zapatero comunicó a Bono su decisión de viajar a Venezuela para ver a Maduro, le informó de que la invitación procedía del propio régimen chavista, a través de la llamada comisión de la verdad. Esta comisión se formó para esclarecer lo ocurrido en las manifestaciones de 2014, por las que fueron encarcelados varios opositores, entre ellos Leopoldo López. En la dirección del PSOE se reprocha a Zapatero que haya querido disfrazar el origen de su viaje aparentando que ha obedecido a una invitación de Unasur, un organismo internacional integrado por los doce países de la región suramericana que persigue la construcción de una identidad común. Pero, sobre todo, lo que más ha molestado ha sido el papelón asumido gustosamente por el expresidente en plena precampaña electoral en España, donde su foto con Maduro, en la que se podía ver a ambos en el palacio Presidencial de Caracas, podrá ser utilizada a conveniencia por el PP y también por Podemos. De hecho, su líder, Pablo Iglesias, acabó emplazando al Gobierno a imitar a Zapatero y a ir a Venezuela para intermediar entre el sucesor de Chávez y la oposición. El papelón acaba de asumirlo el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que esta semana se encuentra en Caracas.
El conocimiento con tanta antelación por parte de Bono del viaje de Zapatero a Venezuela no ha hecho sino afianzar las sospechas que se albergan en la cúpula del PSOE sobre los "compromisos ocultos" que el expresidente ha podido contraer con el régimen chavista, hasta el punto de acudir a su llamada dejando en mal lugar no solo a su partido sino también a Felipe González, quien hace menos de un año fue prácticamente expulsado del país latinoamericano sin poder visitar al opositor Leopoldo López en la cárcel de Ramo Verde, donde llevaba más de un año preso. Es cada vez "más sonoro", aseguran fuentes de Ferraz, el silencio que González ha mantenido en relación con la actividad de Zapatero en Venezuela.
Contrato con una parte pública y otra secreta
La operación que acrecienta en el PSOE la sospecha de que Zapatero carece de margen para incomodar al régimen chavista descansa en la venta de armas que hizo su Gobierno a Venezuela en 2005, con José Bono como ministro de Defensa. En aquella fecha, cuando la relación del Gabinete español con Washington estaba bajo mínimos por la salida de las tropas de Irak, ambos gestionaron personalmente la venta de diez aviones de transporte y ocho patrulleras al país suramericano a través de un contrato que tiene dos partes, una pública y otra secreta, y que ha llevado a tres almirantes venezolanos a prisión por el cobro de comisiones.
Pese al tiempo transcurrido, fuentes seguras informan que este contrato sigue siendo investigado. El régimen chavista tiene información detallada de la parte oculta, mientras que la española comenzó a interesarse por los entresijos de la venta de las patrulleras –cerca de 1.250 millones de euros en juego– cuando se descubrió que la compañía Rebazve Holding, receptora de las comisiones –más de 40 millones- había subcontratado al bufete del expresidente del INI Javier Salas y éste no había tributado a Hacienda cerca de 12 millones procedentes de labores de asesoramiento verbal en la operación. Al conocerse el trabajo de la Agencia Tributaria, entró en funcionamiento la Fiscalía Anticorrupción. Las fuentes describen este aspecto de la investigación como "una minucia" si se compara con lo realmente importante, que es cómo la firma Rebazve, con sede social y fiscal en Miami, pudo distribuir las comisiones entre la parte venezolana y la española y las gestiones que, probablemente, tuvo que hacer para "evitar que alguien que urgía el cobro urgente" se fuera de la lengua.
El contrato de las patrulleras firmado por Zapatero y Bono con Venezuela sigue investigándose
Este contrato sigue vigente y su ejecución ha estado llena de accidentes que han impedido el cobro de todos los importes acordados. De hecho una de las patrulleras sigue varada en uno de los astilleros de Venezuela, igual que la situación política del país. Cuando se firmó por el Gobierno de Zapatero, no se tuvo en cuenta, comentan las fuentes, la premisa prioritaria que debe regir en cualquier operación de esta naturaleza: las garantías de cobro.