Mariano Rajoy eludió hacer referencia alguna sobre la amenaza de embargo judicial que pende sobre su partido. Evitó también conversar con los periodistas tras el acto de presentación de los cabezas de lista electorales para los comicios del 26-J. La irrupción de un exaltado al grito de ‘el PP es la mafia’ alteró la bucólica placidez de los jardines de Cecilio Rodríguez, el escenario elegido por Génova para el acto. Una tradición: candidatos y pavos reales, codo con codo. Sol primaveral y sonrisas de cartelería. Sólo faltó Jorge Moragas, el jefe de todo eso.
El desconcierto cunde en las filas de la formación conservadora. Un sector de Génova ha lanzado una especie de alborotada campaña contra los jueces
El juez De la Mata, instructor del caso de la contabilidad en B del PP, es decir, el asunto de Luis Bárcenas, ha amargado el arranque de la precampaña de los populares. La corrupción, una vez más, en primer plano de la actualidad. El desconcierto cunde en las filas de la formación conservadora. Un sector de Génova ha lanzado una especie de alborotada campaña contra los jueces. En un comunicado emitido en la tarde del lunes, en respuesta a la decisión de De la Mata, el PP le reprocha al instructor su ‘absoluta confianza’ en las declaraciones del extesorero ahora imputado. Es decir, que los populares no entienden cómo un magistrado se fía, o toma en consideración los argumentos interesados de un presunto delincuente que ha pasado por la cárcel y tiene cincuenta millones en Suiza.
El texto de Génova provocó enorme sorpresa incluso en las propias filas del partido si se piensa que un par de horas antes, Andrea Levy, que actuaba de portavoz de jornada de Génova, había señalado, en una ajustada intervención, que la iniciativa judicial no es ‘ni una multa ni una condena’, y que la decisión judicial se basa estrictamente en las declaraciones y apuntes de Bárcenas, que “nosotros siempre hemos negado” como ciertos. La ponderación de Levy quedó arrasada por la nota de su partido, beligerante y agresiva contra el juez De la Mata, quien en su día fue secretario de Estado del ministerio de Justicia del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Recordó aquel comentario del ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, quien habló en su día de que 'en política no hay casualidades'.
Coincidencias sospechosas
Cristina Cifuentes, nada sospechosa de connivencia con la corrupción, salvo un leve sarpullido que acaba de florecer al hilo del 'caso Púnica', siguió en esa senda de poner la lupa sobre la actuación de algunos togados al lamentar, en un desayuno periodístico, ‘la actividad inusitada” de los jueces en periodo electoral. La presidenta de la Comunidad madrileña no fue más allá. Evitó colocarle adjetivos a esa curiosa coincidencia. Sus palabras produjeron perplejidad en algunos ámbitos de su formación. En otros, fueron jaleadas y hasta aplaudidas. Algunos candidatos populares presentes en el Retiro no se mostraron tan sutiles en las cachetadas a los jueces, al menos en privado. La actuación de ciertos magistrados que se ocupan de asuntos que implican al PP resulta ‘altamente sospechosa’. El drama de los 'lunes negros' hace temblar a Génova. No hay semana que no arranque con 'un sapo judicial en el desayuno', comentaba una fuente muy próxima a la secretaria general de la formación.
El manto de sospecha que el PP extiende sobre el estamento judicial, entre el silencio de Rajoy, puede acarrear movimientos de rechazo. Surgen esporádicas algunas invocaciones a la sensatez de algunos dirigentes, como las de Javier Maroto, quien se mostraba en las últimas horas contrario a la criminalización de los magistrados. “Lo que tenemos que hacer es no incurrir en actuaciones que luego se convierten en causas y procedimientos”, vino a decir el vicesecretario general del partido. Es decir, se trata de no delinquir. Maroto precisamente acaba de ser multado por el Tribunal de Cuentas por un resbalón administrativo cuando estaba al frente del Ayuntamiento de Vitoria. Algunos veteranos barones también consideran que este es el camino menos adecuado para hacer frente a un asunto que sacude los cimientos de su formación. Fernando Maíllo, número tres del PP, tampoco está demasiado complacido con esta deriva de señalar a los jueces que embisten al PP. Su prudencia habitual le evita hablar sobre el asunto, pero considera que no es ese el camino, según comenta gente de su círculo.
El cráter de los escándalos
Madrid y Valencia son los focos incandescentes de los escándalos sin fin en el PP. Se trata de cuestiones del pasado, sus protagonistas ya no están en política o, al menos, no lo están en primera línea, comentan desde la dirección nacional. "Un problema amortizado", añaden. No hay coincidencia general en el partido. Mandos intermedios, dirigentes provinciales, cargos regionales, se muestran muy críticos ante la desidia que ha demostrado la cúpula popular en este terreno cenagoso. Rajoy pasa de puntillas, evita en sus discursos referirse a este asunto, salvo que no haya más remedio. En el Retiro sólo recordó que su partido es el de la moderación y que hay que frenar al ‘radicalismo’ creciente. Luego, tras infligirse un puñado de selfies, se marchó sin hablar con la prensa, en contra de la costumbre. No era el día para declaraciones, comentaban en su equipo. Este miércoles se desplaza a Valencia, epicentro del hedor. La campaña contra los jueces habrá empezado a amainar, comentan las fuentes citadas.