Para algunos analistas, ha sido la mejor final de la historia del baloncesto universitario. Y, desde luego, el espectacular desenlace ha estado a la altura del más retorcido guión de suspense. Los Wildcats de la Universidad de Villanova se impusieron a los North Carolina Tar Heels por 77-74, en un encuentro que ya tiene sitio reservado en los anales.
Todo parecía abocado a la prórroga tras un estratosférico triple, lanzado en el aire, sin equilibrio, de Marcus Paige. El tiempo extra se antojaba justo para dilucidar el ganador de un encuentro igualadísimo en el que UNC no pudo imponer con claridad el poder físico que les otorgaba la vitola de favoritos. Villanova persiguió la victoria a base de sudor y labró una telaraña defensiva en la que las estrellas rivales, con más cartel, caían una y otra vez.
Con Ryan Arcidiacono como timonel (posteriormente designado como MOP -Most Outstanding Player-), el equipo de Jay Wright apuró los 4'7 segundos finales para que el base terminara cediendo el protagonismo a Kris Jenkins, el destinatario del pase definitivo y quien se animó a lanzar una suspensión que ya ha quedado como una estampa indeleble en el álbum de momentos inolvidables de la NCAA.
Una canasta sobre la bocina que desató la locura en una mitad del NRG Stadium de Houston, testigo de la coronación de Villanova por segunda vez en su historia como campeona nacional universitaria. North Carolina, que contó con la presencia en las gradas tejanas de Michael Jordan, su más ilustre ex-alumno, no consiguió darle una alegría a su mito y fue víctima del desenlace más cruel y a la vez más espectacular que se ha vivido en años en el baloncesto norteamericano.
Así lo empató MARCUS PAIGE https://t.co/Tlrjma8ZcS
— Joshúa Maya (@PlaysOfTheWeek) April 5, 2016
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Si este señor lo aprobó, ya está, fue un gran tiro de Kris Jenkins https://t.co/fO1jrA5ITC
— Osvaldo de Arrascaeta Ramos (@OdeArrascaeta) April 5, 2016