España

Rajoy prepara su investidura ante el desastre de los sondeos

El PP ya no confía en la remontada. Los escándalos de Valencia y Madrid han dinamitado sus esperanzas de recuperación. Rajoy podría incluso presentarse a la investidura y dejar en evidencia a un PSOE cercado por Podemos y los separatistas.

  • El presidente del Gobierno en funciones y presidente del PP, Mariano Rajoy, junto a la secretaria general, María Dolores de Cospedal

Génova no apuesta ya por las elecciones anticipadas. Las ha descartado como tabla de salvación para recuperar el camino hacia La Moncloa. Apenas un par de semanas atrás, las urnas eran su única opción. Todo ha cambiado desde que Pedro Sánchez dio el paso y se convirtió en candidato a la investidura. Ocupó el centro del escenario y desplazó a Rajoy a un lateral sombrío, a la periferia del tablero político. El estrepitoso estallido de los escándalos en Valencia y Madrid han hecho el resto. Apenas se acaricia ya la idea de la remontada.

Las encuestas se muestran abiertamente hostiles. El giro ha sido de vértigo. Todo cuanto en enero parecía recuperación y ascenso del PP se ha convertido ahora en lo contrario. Ya no hay repesca de voto fugado a Ciudadanos, ya no hay movilización de indecisos ante el temor a un pacto socialcomunista a la portuguesa, ya no hay terrible inquietud ante la llegada de las huestes de Podemos. La baza del miedo, que sumaba en favor del PP, empieza a declinar. Apenas tira, según los sondeos. Los analistas demoscópicos de Génova lo ven muy claro. "Es la corrupción, provoca un efecto demoledor, el PP no puede ir a unas elecciones generales con este panorama". Rita Barberá ha hecho, y sigue haciendo, mucho daño. Esperanza Aguirre y su sorprendente defección, ruidosa y parcial, no ha ayudado. Y se esperan más sorpresas en la Púnica. Y en la Taula. Algunas, de grueso calibre.

Los equipos de Génova consideran que hay mucho voto de PSOE que se muestra remiso a ir de la mano con los separatistas

El PSOE y los separatistas

En el PP huelen ahora las elecciones y se espantan. El propio Rajoy viene hablando ya desde hace días sobre la posibilidad, nunca descartada, de presentarse a la investidura. Nunca renunció a ello. Tan sólo declinó la oferta del Monarca al constatar que carece de los respaldos suficientes. Una iniciativa que el líder del PP aún defiende pero que se ha confirmado como un error. Las cuentas siguen sin cuadrarle a Génova pero la situación es bien distinta, según comentan en el círculo próximo del presidente. Ahora puede producirse el gran trompazo de Pedro Sánchez en su intentona de alcanzar La Moncloa. Un factor que ha de tenerse muy en cuenta. 

Será entonces cuando Rajoy dé el anunciado paso al frente. Hay tiempo de sobra para intentarlo. Al menos hasta el 26 de junio, fecha en la que se celebrarían los nuevos comicios si se cumple el calendario que arrancará el 3 de marzo, primera jornada de la sesión de investidura. El presidente en funciones pretende plasmar gráficamente a un PSOE votando junto a Podemos y los separatistas en tanto que PP y Ciudadanos aparecerían en el bloque de quienes defienden la Constitución. La investidura de Rajoy resultaría fallida, evidentemente, pero sería un punto positivo si se ha de encarar una campaña electoral. Los equipos de Génova consideran que hay mucho voto de PSOE que se muestra remiso a ir de la mano con los separatistas catalanes. E incluso con Podemos, la fuerza cuyo único objetivo es disputarle al PSOE el liderazgo de la izquierda.

Dirigentes del sector supuestamente renovador de Génova, como Javier Maroto y Andrea Levy, no han tenido reparos en reclamar públicamente una 'purga' que ponga punto final a la putrefacción interna. No están logrando demasiado rédito. El PP madrileño, donde Aguirre ha ejercido un notable poder durante años, es ahora un cenagal sobre el que se teme que se produzcan nuevas turbulencias judiciales. La cúpula de Génova ha emprendido un bombardeo sin tregua sobre la lideresa, a quien le reprochan haber dado el paso del domingo sin aviso previo, sin consultar, de sopetón y en el peor momento para los intereses de su formación. "Ya sé que no soy la niña de los ojos de la dirección del PP", dijo este lunes, con cierta sorna, la presidente dimisionaria. "Quizás ella sobreviva a esta hecatombe y Mariano, no", apuntan algunos veteranos del partido.

"Quizás Aguirre sobreviva a esta hecatombe y Mariano, no", apuntan algunos veteranos del partido

Rajoy tuvo la habilidad, eso sí, de no designar a Ignacio González en el ticket electoral de Esperanza y jugársela en favor de Cristina Cifuentes, quien ha mantenido el pabellón del PP firmemente enhiesto. La presidenta de la Comunidad de Madrid, nombrada este lunes presidenta de la gestora que dirigirá el partido regional hasta la celebración de un congreso, está llamada no sólo a ser la sucesora de Aguirre sino a relanzar la imagen de su partido en un bastión clave. Su lealtad y fidelidad hacia la figura de Rajoy no parece que vayan ser un obstáculo para el futuro de su carrera. El PP habrá de contar mucho con ella.

Más difícil resultará la recuperación en el marasmo valenciano, donde Rita Barberá se niega a hacer un sólo gesto de contrición y a borrarse al menos por unos meses, mientras se disipa la enorme humareda que ha levantado la traca interminable del 'caso Taula'. Rajoy ha encargado a su gente que presionen a la exalcaldesa. Necesita que desaparezca de los titulares antes de que arranque una posible campaña electoral. No parece que se le logre. Barberá, que reivindica amargamente su inocencia, se siente maltratada por los suyos. Los emisarios enviados desde Génova se han vuelto con las orejas gachas. Rita es mucha Rita. Todavía.

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