El Buscón

Aznar se inmiscuye en la sucesión de Aguirre: apadrina a Casado frente a Cifuentes

    

  • Pablo Casado.

José María Aznar se retiró de la primera línea de la política, a la busca de emolumentos de importancia para gozar de una vida confortable. Pero nunca ha dejado de mantener contactos, relaciones e influencia en el partido que fundó. Su ascendencia entre la militancia, en especial en la más veterana, sigue siendo notable, por más que los actuales responsables de Génova argumenten en contrario. Quiere el presidente de honor del PP tener algo que decir en la sucesión anunciada y nunca ultimada de Esperanza Aguirre al frente del PP de Madrid. El relevo tenía que haberse producido el verano pasado. Así lo tenían ya atado los altos jerifaltes del partido. Pero Rajoy lo frenó en seco. No quería ruidos raros a pocos meses de unas generales. Aguirre es un foco de sorpresas y nadie podía garantizar una sucesión sin estridencias, se dijo por entonces en un alto despacho de Génova.

Otro aplazamiento para la renovación

Quedó, por lo tanto, pospuesto el cambio en la cúpula del partido madrileño para este mes de febrero, una vez que el PP hubiera celebrado su congreso nacional para impulsar los cambios pendientes desde hace meses. Pero tampoco podrá ser, habida cuenta del indescifrable laberinto en que se ha convertido el tablero político tras las eleccciones. Aguirre, por lo tanto, continuará un poco más en el cargo. Su sucesora natural, Cristina Cifuentes, ahora presidenta de la Comunidad, no tiene demasiada prisa en ocupar el puesto.

A estas alturas un elogio de Aznar en el PP puede resultar envenenado

Pero ha aparecido un nuevo candidato en la disputa. Pablo Casado, uno de los vicesecretarios generales del PP, la imagen más moderna y eficaz del partido podría entrar en las quinielas. Recién elegido diputado por Ávila, Casado no es de los que conspira o da codazos. Trabaja y va a lo suyo, que es el bien del partido. Pero Aznar le tiene un cariño muy especial. Casado fue su jefe de gabinete durante unos años y eso crea vínculos y amistades. Aznar tampoco es de los que dispensa un respeto reverencial a Cifuentes, a quien la ve demasiado alejada de los postulados políticos del PP tradicional. En algunos encuentros prenavideños y en reuniones con antiguos cargos del partido, Aznar no ha dejado de alabar a Casado, algo que hace siempre, pero añadiendo la muletilla de lo importante que sería su contribución al PP al frente de la regional madrileña. Quizás Casado no esté al tanto de estas recomendaciones de su antiguo preceptor. Pero de saberlo, a lo mejor le pediría que se calle. A estas alturas un elogio de Aznar en el PP puede resultar envenenado.

El único que tiene prisa en que el relevo se concrete de una vez por todas es Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, quien todavía ejerce como secretario general del partido en esta región. González, que salió abrasado al no lograr ser el candidato, no ve el momento de alejarse tanto del cargo que aún ostenta como de la propia Esperanza. "Terminó saturado", dicen los propios. No quiere líos, que ya tuvo bastante con su ático famoso, el error magno de su carrera. Ahora escribe articulillos estériles en algún periódico y confía en que cuanto antes aparten de él ese caliz del PP.

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