España

Rajoy veta una cumbre de presidentes autonómicos para agudizar la agonía de Mas

En los planes de La Moncloa no figura la convocatoria de una Conferencia de Presidentes para abordar el problema de Cataluña tras los resultados del domingo. En el PP se opina que sería un “regalo innecesario” al soberanismo.

  • Felipe VI, delante de Mariano Rajoy y Artur Mas, en la última reunión de presidentes autonómicos.

Después de las elecciones catalanas, han surgido algunas voces potentes, entre ellas la de la presidenta andaluza, Susana Díaz ("Hay que coser y unir España"), reclamando a Mariano Rajoy que convoque una Conferencia de Presidentes autonómicos para abordar la grave situación abierta en Cataluña y darle una respuesta institucional. La propuesta, recibida con los brazos abiertos desde la Generalitat, ha caído en saco roto, no tanto por falta de respeto a quien la hace –en La Moncloa se valora mucho más a Susana Díaz que a Pedro Sánchez–, sino por la escasa representatividad que tiene este órgano creado en 2004 por el Gobierno de Zapatero, después de los resultados de las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo.

Salvo Núñez Feijóo (Galicia) y Vivas (Ceuta) ningún presidente autonómico gobierna con mayoría absoluta

En aquellos comicios, ninguno de los partidos que concurrieron a las urnas obtuvieron mayoría absoluta en los 13 territorios sometidos a escrutinio, por lo que todos los presidentes que accedieron al cargo en junio lo hicieron ayudados por pactos con uno o varios partidos y en diferentes direcciones. El PP perdió las mayorías absolutas en las ocho comunidades donde gobernaba desde 2011: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia, Valencia, Baleares, Madrid, La Rioja y Cantabria.

Fuentes gubernamentales señalan que tal y como está repartido hoy el juego en este foro, muy pocos de sus integrantes pueden asumir la representación de la mayoría de la población a la que gobiernan, a excepción del gallego Alberto Núñez Feijóo, que sí obtuvo la mayoría absoluta, pero en los comicios celebrados en octubre de 2012. Feijóo solo se ve acompañado en esta condición por el presidente de Ceuta, donde el PP también alcanzó la mayoría absoluta hace cuatro meses.

El Gobierno niega un "regalo innecesario" al soberanismo

Al margen de esta pérdida de representatividad que las últimas elecciones autonómicas provocaron en un órgano de tan poco recorrido como el de la Conferencia de Presidentes, las reservas del Gobierno que le llevan a rechazar su convocatoria están vinculadas a la situación de desahucio en la que ha quedado Artur Mas después del domingo. En La Moncloa se ha hecho un análisis nítido de lo ocurrido en Cataluña que conduce a la conclusión de que el independentismo ha perdido pie y ha quedado malherido al haber fracasado en su particular plebiscito.

“Abordar el problema catalán en un órgano revestido de tanta solemnidad como la Conferencia de Presidentes sería un regalo innecesario” al soberanismo, aseguran fuentes del PP, coincidentes también con las de un amplio sector del PSOE. Estas fuentes refieren que donde se ha debatido y se continuará debatiendo en términos políticos el conflicto catalán será en el Congreso de los Diputados, a pesar de que éste estará disuelto a mediados de octubre, precisamente cuando Convergencia y Esquerra Republicana prevén utilizar parte de su artillería para intentar dejar constancia de que el proceso secesionista sigue vivo y respeta su camino. En todo caso, el veto de Mariano Rajoy a una cumbre de presidentes regionales es un hecho, pues él y su entorno lo último que desean es proporcionar oxígeno a un enfermo que, en términos políticos, agoniza de manera acelerada.

En La Moncloa se da a Mas por desahuciado después de las elecciones del domingo

La última reunión de la cumbre autonómica de Presidentes data de octubre de 2012 y estuvo centrada, como es lógico, en las dificultades que encontraban entonces las comunidades para financiarse en uno de los momentos más álgidos de la crisis. La mayoría de los gobiernos regionales estaban en manos del PP y en la declaración final de la conferencia se hizo una apuesta unánime a favor del compromiso con la estabilidad presupuestaria y los objetivos de déficit pactados con la Unión Europea. Fue un mensaje potente y necesario a los mercados emitido en un clima de paz que ahora no se repetiría.

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