El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue dilapidando su crédito en la Unión Europea. El abrupto final del semestre español en el pleno de Estrasburgo ha sido un “jirón” más en la imagen del jefe del Ejecutivo. Sobre todo por su ataque casi nominal al líder del Grupo Popular Europeo, Manfred Weber.
“Sánchez se olvidó por completo que hay una coalición de conservadores, socialdemócratas y liberales”, explican fuentes comunitarias. “Muchos empiezan a convencerse que los eurodiputados españoles no exageran en sus críticas al presidente español”.
Los conservadores no salían de su asombro en el pleno. Las referencias de Sánchez al nazismo y los ataques nominales a su principal socio de Gobierno en las instituciones europeas han dañado gravemente a Sánchez. Weber habló ya sin tapujos de que el presidente ha quedado inhabilitado para cualquier cargo europeo, que es una de las salidas que está entre las preferidas del líder socialista a pesar de su empeño en negarlo públicamente.
Los liberales también reniegan cada vez más de Sánchez. El comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, se enfrenta a Félix Bolaños día sí, día también. Y pertenece al grupo liberal. El presidente español, sin embargo, tiene todavía a un sólido aliado en el tercer grupo de la Eurocámara. Es el primer ministro belga, Alexander de Croo, con el que viajó a Israel y al que ha convencido para mantener vivo su pago a Carles Puigdemont por el reconocimiento del catalán en Europa. Los socialistas forman parte de la coalición multipartita que gobierna Bélgica.
“El año que viene hay elecciones europeas y si hay una negociación similar a la anterior, España lo va a pasar mal”, señalan estas fuentes.
Sánchez lidera a los socialistas europeos
Desde el PSOE restan importancia a lo ocurrido en Estrasburgo, que enmarcan en el debate político normal. Sánchez tiene a su favor una innegable posición de liderazgo en la familia socialdemócrata europea.
La caída del Gobierno portugués y los problemas domésticos del canciller alemán, Olaf Scholz, cuyos niveles de aprobación internos están por los suelos han dejado a Sánchez con mando en plaza entre los socialistas europeos.
El presidente confía en que su apuesta por Teresa Ribera como cabeza de lista para las europeas, desvelada por este diario, le facilite una posible negociación posterior.
Eso si dan los números, porque el desplome de socialistas y liberales en toda Europa y el avance de la extrema derecha en muchos países ponen ahora mismo en duda la viabilidad de reeditar una coalición tripartita como la que ha gobernado Bruselas en los últimos tiempos.
El choque con Israel
A Sánchez le crecen los problemas en todos los frentes. Los problemas diplomáticos entre España e Israel han salpicado a la Unión Europea. Hay coincidencia en el fondo, pero hay formas que no son las de Bruselas por más que el presidente tenga en el Alto Representante, Josep Borrell, un supuesto aliado.
Sus palabras sobre Ucrania en el cierre de la presidencia española tampoco fueron muy celebradas. Ni siquiera entre supuestos aliados como los verdes. El inicio de las negociaciones de adhesión Ucrania a la Unión Europea se ha aprobado durante la presidencia española, como así se lo reconoció Volodomir Zelenski. Pero sus palabras durante el pleno de Estrasburgo sobre la guerra recibieron alguna crítica, también desde la izquierda, por interpretarse como un voto a confianza a favor de una negociación que implique necesariamente a Rusia.
El ambiente prelectoral es una realidad palpable en Bruselas. Y también se ha notado en el tono de las críticas y el debate. De hecho, la presidenta de la Comisión, Ursuya von der Leyen –que pertenece a los conservadores-, ha dado vía libre para cuestionar la amnistía de Sánchez, tal y como ha informado este diario.