Gonzalo Lardiés, gestor del fondo Banco Madrid Ibérico Acciones, tiene una visión positiva sobre la situación económica de España, algo que está reflejando en las posiciones de su fondo, dejando cada vez más las posiciones defensivas del último año para acceder a compañías más cíclicas y con más componente de riesgo. Considera que los datos macroeconómicos justifican esta actitud, pero sin olvidar que España se enfrenta a un cambio de su modelo de crecimiento.
“Los inversores internacionales confían en que el país es solvente y esto se ha reflejado en la prima de riesgo y las cotizaciones. El período actual de mejores condiciones debería de ir acorde a los últimos cuatro años de penitencia. Cuando los grandes inversores, y no sólo los financieros que toman posiciones a corto plazo, deciden apostar por un país no lo hacen pensando únicamente en un par de años.
Pero habrá que ver cómo evolucionan ciertos datos macroeconómicos, de donde vendrá la mejoría, como la evolución del déficit, la tasa de paro y los resultados empresariales”, señala.
Unos datos que de momento permiten atisbar cierta sensación de confianza para las compañías, como se puede comprobar con las salidas a bolsa realizadas ya y previstas para este año. “Es significativo porque indican un giro importante. La única dificultad que tienen empresas como eDreams, Applus+ y otras es que se trata de negocios muy específicos y se deben de estudiar muy a fondo”, señala.
Lardiés se dio a conocer entre el público menos profesional cuando la consultora británica especializada Citywire le nombró mejor gestor europeo en el año 2007, cuando gestionaba el fondo Metavalor. Ahora, como responsable del Ibérico Acciones en Banco Madrid, una vez que la entidad andorrana BPA compró la antigua unidad de banca privada de Kutxa en 2010, sigue manteniendo la consistencia que ha demostrado durante los últimos años, con una rentabilidad anualizada a cinco años de casi el 10%, según datos de Morningstar.
“La base de todo es analizar las compañías, pero con la crisis hemos vuelto a comprobar que se debe de analizar también el entorno para ver cómo les afecta. Por ejemplo, empresas con problemas graves de endeudamiento que tenían planes de desinversión en determinados activos pero que no podían realizarlos, ahora pueden abordarlos de otra manera. Incluso las medianas y pequeñas compañías pueden tener acceso al mercado, con emisión de pagarés y de deuda a corto plazo, cuando hace un par de años era algo impensable. Son detalles de cómo el entorno puede mejorar o empeorar la evolución de un negocio, y esto es más llamativo ahora de lo que ha sido en los últimos veinte años”, explica.
Lardiés considera que esta evolución favorable irá calando cada vez más en la economía española, aunque considera que no se debe de medir exclusivamente en función del acceso a la financiación. “Seguimos con las quejas de que el crédito no aparece, pero la situación ha mejorado muchísimo. Hacer que la economía necesite imperiosamente el crédito para salir adelante no sé si se trata de criterios de inversión o de esconder problemas de solvencia más graves. Pero la situación se ha estabilizado y el crédito volverá, pero ya no será el motor de la economía”, afirma.
Para el gestor del Banco Madrid Ibérico Acciones el problema de fondo es otro más profundo: el cambio de modelo de crecimiento de la economía española. “El problema de España es que en el mercado cotizado hay mucho reflejo de cuál era nuestro anterior modelo: bancos, constructoras, eléctricas... Ahora estamos en plena reconversión financiera, al igual que ocurrió con la industria en los años 80. Las tasas de crédito volverán a ser positivas, pero no volverán a crecer a doble dígito como antes de la crisis, donde prácticamente el pulmón de la economía era el sector financiero, el crédito y el consumo. El problema de este tipo de crecimiento es que se construye sobre cimientos que no son estables, como se ha demostrado. Y no ha habido un sector capaz de tomar el relevo”.
De hecho, Lardiés considera que el cambio vendrá de la mano de compañías que no tendrán una relación tan directa con el crédito y que serán capaces de ofrecer valor añadido dentro de su nicho de mercado como han hecho Inditex, Jazztel o Amadeus. Pero ve difícil catalogar a este nuevo conjunto “heterogéneo” de empresas porque “cada vez es más complicado englobar a las compañías dentro de un sector concreto”. Pero “me atrevo a decir que este tipo de empresas tendrán un peso superior al de los banco en el índice bursátil de aquí a quince años”, augura.
¿Cómo se traduce esta visión en la gestión del fondo de bolsa española de Banco Madrid? “Desde el verano pasado estamos rotando la cartera hacia compañías que se puedan beneficiar de un entorno positivo, en un proceso que espero hayamos podido terminar en el segundo semestre de este año, con posiciones de mayor riesgo pero también de mayor revalorización”, señala Lardiés, quien asegura que han salido de las entidades financieras porque considera que el valor de sus acciones ya ha descontado todo el escenario positivo de los próximos dos años. “Estamos entrando en compañías más cíclicas, como Acciona o NH Hoteles, compañías con problemas estructurales bastante serios durante los últimos años pero que ahora son capaces de dar la vuelta a su balance y mejorar su solvencia y rentabilidad”.
Banco Madrid Ibérico Acciones, que cuenta actualmente con 121 millones de euros en activos bajo gestión, tiene en cartera alrededor de 32 posiciones, de las que las diez primeras por peso suelen acumular el 35% de la inversión. De estas posiciones principales, destacan Telefónica, Iberdola, Repsol, Ebro Foods, Abertis, Red Eléctrica y Enagás, que “siempre han estado en las primeras posiciones en los últimos cuatro años”, subraya el gestor.
De la entrada de nuevo en compañías cíclicas, como ArcelorMittal, Lardiés afirma que se debería profundizar en la reforma del sistema energético, sobre todo de los costes que representan para las industrias. “Muchas multinacionales aseguran que en el mercado español es donde pagan los precios más caros, lo que no tiene sentido. No te puedes cargar las mejoras de competitividad, que han costado un esfuerzo ingente a la sociedad española, por que los costes de la energía no estén alineados con los del resto de Europa”.
Sobre las empresas de telecomunicaciones, Lardiés considera que se va a producir un proceso de concentración europeo de las compañías del sector para purgar los excesos de los últimos años. “Tenemos unas infraestructuras de telecomunicaciones muy buenas gracias a los desmanes de la inversión, que ha posibilitado el desarrollo tecnológico de las empresas. Pero ahora se ha llegado a un punto en que hacen falta más inversiones, que no se producirán si no se tienen garantías de obtener un retorno adecuado”.
Sobre el 'pecado' de invertir en compañías como Pescanova, que hasta hace unos años numerosos gestores ponían de ejemplo de rentabilidad sostenida, Gonzalo Lardiés realiza un 'mea culpa' y asegura que “los gestores al fin y al cabo tenemos una información bastante más limitada sobre las empresas de lo que el mercado pueda pensar, pues nunca te van a facilitar toda la información que necesitarías de manera detallada. Confías en los controles de auditoría pero si se crean entramados de empresas con ventas ficticias... eso no se puede controlar”, subraya Lardiés, para quien “lo peor de todo es que, cuando se descubre, no hay ningún tipo de responsabilidad legal”.