Opinión

Relatos paralelos ante la amnistía

Como en un particular concurso literario, los acontecimientos de profundo calado político e institucional que nos afectan vienen acompañados de relatos paralelos. El último relato del Gobierno, coincidente con el editorial de El País el 10 de n

Como en un particular concurso literario, los acontecimientos de profundo calado político e institucional que nos afectan vienen acompañados de relatos paralelos. El último relato del Gobierno, coincidente con el editorial de El País el 10 de noviembre, presenta el pacto entre el PSOE y Junts como un nuevo marco de convivencia institucional, con el independentismo dentro de la Constitución. En un relato paralelo, Laura Borrás, en una entrevista concedida al Nacional.cat el 11 de noviembre, declaraba: “Ahora hay mucha gente que habla de renuncias: nosotros no hemos renunciado a nada. El PSOE ha renunciado a muchos de los principios que ha hecho valer a lo largo de estos años”. 

En el relato de George Orwell Animal Farm (Rebelión en la Granja), los animales pasan a dirigir una granja tras expulsar al granjero tirano y alcohólico. Sus mandamientos fundacionales, escritos sobre una pared, establecen siete principios éticamente intachables, que culminan en el principio de igualdad de todos los animales. Con el tiempo, el gobierno de los animales deja paso al gobierno de los cerdos, que a su vez deriva en el gobierno de mando único y poderoso del cerdo Napoleón, que empieza a borrar de la pared los principios fundacionales sobre los que se había construido la convivencia y gobernanza de la granja.

Los animales dejan de ser iguales, y se escribe un himno para ensalzar al líder Napoleón, que se convierte en el nuevo tirano. Orwell no lo escribió, pero en un relato paralelo podría haber imaginado a Napoleón, mientras se entona su himno, siendo violado por un humano que le promete no atacar su liderazgo en la granja.

Dependiendo de la narrativa que más nos guste, como miembros del jurado, podemos ponerle cara y ojos al cerdo, al primer ministro, y al chantajista. Y votar nuestro relato favorito, a sabiendas de que la realidad no es un relato

La serie de ficción Black Mirror muestra un futuro próximo distópico pero tangible. El capítulo de apertura The National Anthem (El Himno Nacional), relata el sometimiento de la institución que simboliza un primer ministro a las exigencias de un chantajista que ha secuestrado otra institución (simbolizada por la princesa heredera al trono). El chantajista reclama que el primer ministro mantenga relaciones sexuales con un cerdo delante de las cámaras de televisión. El gobernante, presa de una inmensa presión mediática, termina accediendo. En la versión paralela más orwelliana, el relato narraría que el chantaje no es por la vida de una princesa (por preservar la supervivencia de las instituciones), sino por un puñado de votos para mantener su status en la granja.

No sabemos si Charlie Brooker, creador del relato de Black Mirror pensó en el Napoleón de Orwell cuando escribió la escena del cerdo, o si a George Orwell le pasó por la imaginación que el proceso de personificación de su cerdo Napoleón culminara en primer ministro, pero lo cierto es que, dependiendo de la narrativa que más nos guste, como miembros del jurado, podemos ponerle cara y ojos al cerdo, al primer ministro, y al chantajista. Y votar nuestro relato favorito, a sabiendas de que la realidad no es un relato, y que las líneas, si no son perfectamente paralelas, terminan cruzándose. Tiempo.

Javier Ferri Carreres es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universitat de València

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