En la Cumbre entre Europa y America Latina celebrada en Chile en enero de 2013, Mariano Rajoy conversó durante unos minutos en privado con Angela Merkel, en una imagen captada por las cámaras que los retrataba sentados alrededor de una mesita en la que había plantada una banderita de Argentina. Allí, el presidente propuso a la canciller un plan contra el desempleo juvenil. Merkel ya había expresado su preocupación por el elevado paro existente entre los jóvenes, se mostró interesada y pidió a Rajoy que le enviase una propuesta por correo electrónico. Y de ahí surgió la idea de destinar más fondos para combatir el desempleo de los menores de 25 años, comentan fuentes gubernamentales.
Sin embargo, ahora el Gobierno tiene el problema de que debe poner los fondos por adelantado en medio de las actuales estrecheces presupuestarias. Así que, reunidos hoy en Madrid, Rajoy presiona al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, para que adelante los fondos europeos destinados al plan de garantía juvenil, según confirman fuentes del Ejecutivo.
Estos recursos proceden del Fondo Social Europeo y de una partida de ‘fresh money’ creada ex profeso para financiar la garantía juvenil. Sin embargo, Bruselas únicamente concede la parte del león de los fondos una vez los proyectos se han terminado, pagado y certificado. El Fondo Social Europeo apenas avanza el 1 por ciento de la cantidad presupuestada. Y los 900 millones al año que por lo tanto ha de desembolsar el Gobierno suponen un lastre añadido para alcanzar la meta de déficit comprometida con Bruselas.
De hecho, una parte del Gobierno ya contempla que tendrá que emitir un crédito extraordinario por esa cifra que obligaría a aplicar la tijera por otro lado.
Así que Rajoy directamente se ha puesto manos a la obra para intentar que Europa adelante más fondos, y ha pedido a Barroso que se pueda disponer ya este año de los 943 millones recogidos en la partida de 'fresh money'. Sin embargo, el presidente español no las tiene todas consigo. Existen muchas resistencias a cambiar los procedimientos habituales europeos, los cuales aseguran que el dinero se gasta en lo acordado.
Por eso, en su defecto, el presidente Rajoy pretende que, al menos, esta partida del plan de garantía juvenil no se contabilice a la hora de calcular el déficit público.
A imagen y semejanza de un programa desarrollado en Austria, el plan de garantía juvenil se compromete a que cualquier joven menor de 25 años tenga una oferta de empleo o un curso de formación en el plazo de cuatro meses, un objetivo que se antoja inalcanzable en el caso español. Así que los requisitos se han centrado básicamente en que haya que alistarse y que el joven sea un nini y, por lo tanto, haya abandonado la formación.
La estrategia consiste en bonificaciones a la contratación, becas, cursos y el desarrollo de la formación dual, que combina la enseñanza teórica con la práctica en el trabajo. En el Congreso, los partidos de la oposición expresaron este jueves sus dudas sobre la eficacia de estas medidas, debido al límite de edad y a los escasos recursos empleados.