En esta nueva versión se nos permite pilotar desde biplanos de los años 30 hasta jets de la guerra de Corea. Las naves pertenecen a naciones como Alemania, Reino Unido, Japón, EE.UU. o la URSS. Al igual que en World of Tanks, el juego se basa en un combate entre treinta jugadores (quince contra quince) en el que nuestro objetivo principal es acabar con el mayor número de enemigos posible o de puntos estratégicos en el mapa del enemigo cuanto antes podamos. Algo que incrementa sustancialmente la dificultad de sobrevivir en este espacio aéreo es que en ningún caso combatiremos contra la CPU.
La supervivencia del usuario está basada en la adaptación a la aeronave que estemos pilotando en ese momento, pero también en la compenetración con nuestros compañeros de equipo o escuadra. Por ejemplo, no es lo mismo manejar un Ilyushin Il-2 soviético, cuyo objetivo es el ataque a tierra y su movimiento es muy pesado al contar con mucho mas blindaje, que el manejo de un P-51 Mustang o un Spitfire Supermarine, destinados al dogfight (combate aéreo cerrado) o a la interceptación de aeronaves más grandes como los cazas pesados Messerschmitt BF 110 E o bombarderos ligeros como el Havilland 103 Hornet.
Si eres de los que no te paras a pensar qué aeronave pilotas y solo quieres entran en combate, los chicos de Wargaming te explican mediante un tutorial opcional el inicio del juego o las maniobras más usadas. También detallan de qué manera pueden ser realizadas con las lecciones magistrales para que tu experiencia en combate se vea beneficiada, como pueden ser el giro Immelmann, el barrel roll o rizar el rizo.
En casi todas las partidas el ritmo de combate es frenético, aumentando a medida que se avanza en los árboles tecnológicos de las naciones propuestas y nos encontramos con aviones mucho más rápidos. De este modo se dan situaciones tan alocadas como divertidas, como pueden ser un Polikarpov I-16 (en España llamados Los Moscas durante la Guerra Civil) soviético sufrir realizando giros y rizos imposibles para esquivar una escuadra compuesta de Mitsubishis A6M Zero y Curtiss P-40s Warhawk que intentan derribarlo sin conseguirlo hasta que aparece en escena un solo Messerschmitt Me 410 Hornisse compañero, que en un par de pasadas con sus seis ametralladoras delanteras y la torreta trasera acaba con ellos. ¿Los motivos? No priorizar en el objetivo y no realizar las maniobras correctas de ataque.
Mientras esperamos que en Wargaming nos deleiten con su próxima aparición en el escenario de guerra que será World of Warships, podemos desquitarnos defendiendo los acantilados de Dover en busca de bombarderos nazis que derribar.