Un detalle que solo se conoce en círculos muy reducidos del PP es que Ana Botella estuvo a punto de tirar la toalla como alcaldesa cuando cinco jóvenes perdieron la vida el pasado noviembre en la ratonera del Madrid Arena. Solo el consejo de José María Aznar para que resistiera la ha mantenido desde entonces en el cargo, a pesar de que han caído en desgracia todos los que fueron sus principales peones, desde su antiguo número dos en el Ayuntamiento, Miguel Ángel Villanueva, hasta el exconcejal de Medio Ambiente Antonio de Guindos, pasando por quien tenía ante sí una larga carrera municipal por delante, como es el caso del exresponsable de Economía Pedro Calvo. La rueda en la que los tres comparecieron junto a Ana Botella para rendir cuentas sobre la tragedia parecía un pelotón de fusilamiento al que solo sobrevive, de momento, la alcaldesa.
Al 'pelotón de fusilamiento' con el que se decoró la rueda de prensa sobre el 'caso Madrid Arena' en noviembre, solo sobrevive la alcaldesa
Después de disfrutar con ella en un spa de Portugal mientras se conocían aspectos cada vez más comprometidos del suceso, Aznar sujetó a su mujer en el puesto en busca de mejores tiempos que, no solo no han llegado, sino que han empeorado. La “calamitosa” gestión del caso Madrid Arena, como se califica en Génova, 13, sumada a su lento discurrir judicial, está abrasando a la alcaldesa y la obsesión de su marido por mantenerla en el potro de tortura hasta ver si Madrid es elegida o no capital olímpica y se olvidan las desgracias, se ha ido desvaneciendo en los últimos meses. Este cambio de parecer de Aznar, aseguran fuentes solventes del PP, ha corrido paralelo a la creciente pérdida de apoyos que Ana Botella conserva en el partido, tanto en la organización madrileña que se aposenta en la segunda planta de Génova, como en la dirección nacional. Incluso hay voces dentro de esta última que vinculan directamente las reprimendas que el expresidente dirige últimamente a Mariano Rajoy con la falta de abrigo que ha encontrado Botella en el PP y con la definitiva ausencia de avales internos para que se instale en un cartel electoral que sobrepasa con mucho el ámbito local y definirá buena parte de la foto que retratará a todo el partido en los comicios de mayo de 2015.
Fuentes bien informadas del PP ligan la pérdida de apoyos internos que arrastra Ana Botella al análisis que se ha hecho de las encuestas. Estas últimas reflejan que la alcaldesa no solo genera un fuerte rechazo entre los votantes del PSOE e Izquierda Unida, algo natural en términos políticos, sino que también provoca una gran contrariedad entre los seguidores del PP en Madrid, algo que ha disparado todas las alertas y que encuentra difícil solución, más allá de los atrezos de peluquería. “Este es un dato cualitativo que no se puede pasar por alto, sobre todo si tenemos en cuenta las enormes dificultades que encontraríamos para volver a gobernar en Madrid si no consiguiéramos la mayoría absoluta”, aseguran en el PP.
En el PP se vinculan las recientes reprimendas de Aznar a Rajoy con la falta de abrigo que Ana Botella ha tenido en el partido en los últimos meses
La evolución del mapa de voto en la capital tampoco ayuda en nada a las posibles aspiraciones de Ana Botella. Hace dos años, con Alberto Ruiz Gallardón como cabeza de cartel, el PP le sacó más de 392.000 votos al PSOE, casi 27 puntos de diferencia, después de obtener el 49% de los sufragios. Si hoy se celebraran elecciones, lo que el PP y los socialistas tienen claro porque lo leen en sus encuestas es que ningún partido llegaría a los 29 concejales que marcan la frontera de la mayoría absoluta y que la llave del gobierno municipal- más de 5.500 millones de presupuesto anual- la tendría el partido de Rosa Díez.
El PP necesita, pues, un candidato potente y los preparativos para buscarlo han empezado, de momento, fuera de la banda, por donde ya realizan entrenamientos visibles la actual delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y, más imperceptibles, el presidente del Senado, Pío García Escudero, al que le sigue uniendo una sincera amistad con Mariano Rajoy. “A Cristina le pierde la ambición, pero puede tener un gran tirón electoral, está pateando la calle como nadie y hay distritos donde la gente está dispuesta a sacarla a hombros, tuvo inteligencia en la gestión del movimiento de los indignados y es muy valorada también por la forma en que ha limpiado el centro de los 'taxis de la droga”, cuentan de ella en su partido.
"Para el propio Aznar sería una derrota ver a su mujer vapuleada en las urnas", comentan en su partido, a la vista del fuerte rechazo que la alcaldesa provoca en las encuestas
Al margen del peso que termine teniendo el PP madrileño en la elección del cartel electoral, lo que todos los dirigentes tienen claro es que la decisión final saldrá de Mariano Rajoy y también que si las encuestas no se mueven de aquí a un año, le será muy difícil, además de costoso, presentar la designación de Botella como una imposición. “Para el propio Aznar sería una derrota ver a su mujer vapuleada en las urnas después de que el partido haya disfrutado durante más de dos décadas del gobierno municipal”, relatan en Génova.
Curiosamente, sobre lo único que se oye hablar bien de la alcaldesa en el equipo económico del Gobierno es de los esfuerzos que está haciendo para sanear las arcas municipales, donde heredó una deuda superior a los 7.000 millones de euros del hoy titular de Justicia. Si esta gestión llega a buen puerto “sentarse en el Ayuntamiento de Madrid será una bicoca para el próximo alcalde”, relatan las mismas fuentes, que se preguntan también por las intenciones reales de Esperanza Aguirre. Para algunos dirigentes del PP, la expresidenta madrileña está participando de forma activa en la ‘operación relevo’ de Ana Botella, pero ella en privado desmiente tanto estos movimientos como sus aspiraciones a sentarse en el palacio de Correos.