Rescate sí, rescate no. Las negociaciones entre Madrid y la zona euro sobre un posible rescate de la deuda española siguen sin fructificar. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dejado claro que solo pedirá ayuda a sus socios comunitarios si el BCE asegura una prima de riesgo máxima de 200 puntos. En definitiva esto implica una rebaja de más de 200 puntos básicos desde los niveles actuales (448) o en otras palabras un recorte del entorno del 2% en el coste de financiación de los bonos a 10 años. ¿Por qué tanta obsesión con esos 200 puntos básicos?
El Gobierno no quiere arriesgarse a asumir el coste político de pedir un rescate si ello no garantiza una rebaja sustancial en los costes de financiación de la deuda pública. El BCE, de momento, no parece dar su brazo a torcer. Se niega a fijar un objetivo para su intervención en el mercado de deuda que dé pistas a los especuladores pero las exigencias de Rajoy no sorprenden ante los millones de euros en juego. Y es que una rebaja de 200 puntos básicos puede suponer un ahorro de unos 12.000 millones de euros a las arcas del Estado.
El saldo vivo de la deuda en circulación ronda los 600.000 millones de euros y el Gobierno calcula que el próximo ejercicio el gasto en intereses supondrá más de 38.000 millones de euros, una cantidad superior a la partida destinada a pagar la nómina de los funcionarios y empleados públicos. Una cifra, además, unos 9.100 millones de euros superior a lo destinado a esta partida este año como consecuencia del aumento de la deuda pública y el alto nivel en el que se sitúa la prima de riesgo. Reducir los costes de emisión de la deuda, por tanto, se perfila como una necesidad acuciante pues en caso contrario todos los ajustes y reformas realizados para reconducir las cuentas surtirán poco efecto.
El próximo ejercicio el Estado afronta unas emisiones netas de 207.000 millones de euros, según consta en los Presupuestos Generales. Una cifra muy elevada que se distribuye entre los 159.000 millones de euros en vencimientos y los 48.000 millones previstos en generación de déficit. Y la diferencia entre una prima de riesgo en el entorno de los 400 euros a una cercana a los 200 puede suponer una rebaja de unos 12.000 millones de euros en costes de emisión y una diferencia cercana a un 1,2% en términos de déficit, según cálculos de una entidad española.
“Al final el impacto viene por dos vías. Al reducir la rentabilidad de la deuda pública consigues reducir la partida de gastos financieros y facilitar el proceso de consolidación fiscal”, explica un director de macroeconomía de un banco español.
Calcular con exactitud el impacto de una rebaja de la prima de riesgo en los costes de la deuda no es sencillo. La factura final de los intereses que paga el Estado cada año dependerá de la deuda final que se emita, de la deuda que venza, del tipo de emisión de la deuda nueva, del tipo de la deuda en circulación y del tipo de la que vence. Un conjunto de variables difíciles de calibrar.
Sin embargo, realizar un ejercicio de aproximación sobre la rebaja en el coste de emisión que puede suponer emitir esos 207.000 millones a un plazo medio de tres años, la duración más utilizada este ejercicio, es algo más sencillo. “Si el Estado emite cerca de 200.000 millones con una vida media de tres años y logra una caída de los costes de emisión del 2% se va a ahorrar unos 12.000 millones de euros. Si lo emitiera todo a 10 años el ahorro alcanzaría los 32.000 millones”, explican desde el departamento de tesorería de una entidad española. Al final el Estado emite letras a corto y bonos a medio o largo plazo por lo que hacer un cálculo sobre una vida media de tres años tiene sentido.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sabe lo que hay en juego. El último cálculo oficial del Estado también hablaba de cifra millonarias. En el Plan Presupuestario 2013-2014 que el Gobierno remitió a la Comisión Europea, en el que auguraba un tipo del 5% en la deuda a diez años en 2013 y del 4,5% para 2014 (hoy está en el 5,8%), subraya que una caída de 200 puntos básicos supondría un ahorro en gastos por intereses de 12.000 millones los dos próximos años, 4.500 millones en 2013 y 7.500 en 2014.
El presidente del BCE, Mario Draghi, insistió la semana pasada que está preparado para actuar en el mercado de bonos siempre que España solicite el rescate. Las condiciones las dejó claras pero también repitió que no puede garantizar un determinado nivel de financiación a España en caso de que pida el rescate. El pulso está servido y la incertidumbre amenaza la estabilidad del mercado español pero también el de Italia o Francia.