A la pregunta sobre qué va a encontrarse el público en su nuevo espectáculo No estoy muerto, estoy en Callao, Pedro Ruiz responde, muy en serio: “Encontrarán una cosa que escasea: un hombre libre”. Alejado de la televisión desde hace más de diez años –no por su voluntad, explica- , este presentador, actor, productor, cantante y humorista conserva opiniones muy críticas de un medio en el que comenzó, en 1972, con el programa Estudio Estadio, en Televisión Española.
“Televisión y libertad son palabras incompatibles”, comenta Ruiz, quien admite haber intentado volver a la pantalla chica. Pero si las cosas no han prosperado, no ha sido por su culpa, dice. “No quieren en el plató a un individuo que piense por libre”.
Sin embargo, eso, como muchas otras cosas, le trae sin cuidado. Ahora está centrado en distintas cosas y aunque diga, en modo estricto, que su “único proyecto es mantener la dignidad” tiene planes, y para rato. La prueba es su espectáculo número 22: No estoy muerto, estoy en Callao, un montaje escrito, dirigido y producido por él en el cual, durante dos horas, con un guión ligado a la actualidad, que cambia en cada función, Pedro Ruiz busca ofrecer al público lo mejor de su repertorio como actor y humorista.
“El teatro es una fiesta, ir al teatro es una fiesta. En cambio ir al cine es una costumbre, por eso al público que va al teatro hay que tratarlo distinto”, comenta Ruiz, quien ante la pregunta sobre el aumento del IVA a las entradas del teatro responde, sin cortarse: “Estas hablando con una de las personas del país que nunca ha tenido una subvención; ni la quiero ni me interesa. No me voy a poner en plan estupendo … pero ensañarse con el teatro es una barbaridad. El teatro es el único espectáculo que en los periódicos tiene que pagar la cartelera. Para decirle a la gente que estamos en Callao o en el Reina Victoria, tienes que presupuestar 1.000 euros a la semana, tienes que vender 490 para poder anunciarte”.
Su visión sobre España no es de las más optimistas. “España está muy crispada. En este país, mejor dicho en esta sociedad, nos hace falta un par de ostias y una ducha fría”, dice. Sin embargo, no pierde de vista el humor como un signo para sobrellevar los malos tiempos. “No quiero tomarme la molestia de cambiar el sistema. El sistema no es cambiable así que pretendo reírme de él”.
Además de su vuelta a los escenarios, Pedro Ruiz prepara además un nievo libro. “Se llama Testamento y sale en enero. Y es libro es justamente eso, mi testamento. Si me va a tocar igual morir pues prefiero ser yo quien diga lo que me toca antes y no otro. También, ya se sabe, para estar vivo hay que estar en la víspera”.
De juicios ácidos, palabras directas y opiniones provocadoras, Pedro Ruiz se declara sin embargo entusiasta de las cosas la naturaleza, el amor, la buena gente, la limpieza, la dignidad, los matices, el detalle, vamos, de “casi todo lo que se quieren cargar”. Sin embargo, sigue entregado al espectáculo, al que continúa entregándose porque consigue en él “profundidad, sentimientos, burla, reto, provocación… ”
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