Un alto cargo comentaba a este medio que hace escasos días se topó con el cartel de "búscate la financiación en otra parte". Montoro ha dado un golpe sobre la mesa, no se resigna a incumplir con el déficit y ha cerrado el grifo de toda la Administración.
El titular de Hacienda está aprovechando la ausencia de financiadores del déficit de las comunidades para asegurarse de que éstas recortan. Y ahora ha dado orden de que no modifiquen más créditos o se autoricen nuevos desembolsos.
Ha aprobado una orden ministerial en el BOE que deja claro que no se van a sufragar nuevas iniciativas. “Los servicios gestores tendrán como fecha límite para el envío a fiscalización previa de los expedientes de aprobación del gasto a las Intervenciones Delegadas y Regionales y Territoriales el día 7 de noviembre”, reza el BOE.
Se trata de una medida que busca evitar la desviación típica de los presupuestos en los últimos días del ejercicio. Aunque esta iniciativa también puede servir para reducir algo de déficit este año a costa de trasladarlo al siguiente.
“Los créditos que al cierre del ejercicio no queden afectos al cumplimiento de obligaciones reconocidas quedarán anulados de pleno derecho sin perjuicio de que puedan ser incorporados al Presupuesto siguiente”, recoge el BOE.
El efecto sobre el déficit podría ascender hasta un recorte en el 2012 superior a los 2.000 millones, explican algunos expertos. Montoro ha exigido las listas de acreedores y que se justifiquen individualmente todos los saldos de los Ministerios.
Al mismo tiempo, las previsiones de la Comisión Europea vaticinan que España no cumplirá este año con el objetivo comprometido de déficit del 6,3 por ciento y que nos desviaremos hasta el 7 por ciento sin contar con las ayudas a la banca, un hecho que está ya teniendo reflejo en la prima de riesgo española, que ayer volvía a remontar hasta los 451 puntos incluso cuando el Tesoro ya había conseguido todas sus necesidades para el ejercicio.
Pese a que Montoro esté empeñado en ceñirse al objetivo de déficit y asegura que lo conseguirá, por si acaso, tal y como avanzó este medio, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble ya se ha mostrado abierto a cierta relajación con el déficit y Guindos negocia con el respaldo de Hollande, Obama y el FMI que se flexibilicen las metas.
Según BBVA Research, de no haber tomado medidas, el déficit en 2012 se habría disparado hasta el 11 por ciento. De modo que el Gobierno puede aducir al menos que ha conseguido en medio de una recesión reducir el déficit en cuatro puntos, unos 40.000 millones, un hito en la historia de las economías occidentales.
Sin embargo, el problema reside en que la canciller Merkel ha vuelto a mostrarse inflexible con las reformas. Y Bruselas ha dejado claro que España no logrará reducir el déficit simplemente con las medidas proyectadas. Según la Comisión, éste se ubicará en el 2013 en el 6 por ciento y en 2014 en el 6,4 por ciento.
Ello se traduce en que las medidas del Gobierno se han quedado cortas, algunas son temporales y, por lo tanto, se abre la puerta a nuevos paquetes de ajuste para 2013 y 2014 que pueden impactar negativamente sobre el crecimiento.
Los recientes estudios del FMI llevados a cabo durante esta Gran Recesión certifican que por cada recorte de un punto del PIB el crecimiento se resiente entre 0,9 y 1,7 puntos. Así que España necesita conseguir cierto margen. Sólo que antes sería bueno que demostrase ante los recelosos alemanes su disciplina con el gasto.