Gala Capital ha sido conocida por ser la sociedad de capital riesgo de las grandes fortunas, aunque dejará de serlo. Y no porque los socios hayan abandonado la sociedad sino porque Gala dejará de ser un ‘private equity’ como tal. Su fundador y presidente, Jaime Bergel, trata de reinventar la sociedad con el fin de calmar el descontento reinante entre los accionistas.
El último capítulo de Gala Capital fue una notable reducción de capital que sirvió para compensar a los socios de los resultados negativos cosechados por la sociedad, cuyas últimas apuestas han ido de mal en peor, de las energías renovables a la concursada Coronel Tapiocca.
Actualmente, Gala tan sólo mantiene tres inversiones: la francesa GSE, la compañía especializada en sistemas de seguridad informática Panda y la cadena de televisión La Sexta. Precisamente, esta última ha sido el principal argumento empleado por Bergel para tratar de convencer a los accionistas de que sigan confiando en el proyecto, aun con cambio de régimen jurídico. La Sexta ha visto aliviada su situación financiera gracias a la fusión con Antena 3, que se ha hecho efectiva en las últimas horas.
Entre los accionistas de Gala Capital se encuentran sociedades que dan cobijo a grandes patrimonios como Casa Grande de Cartagena (propiedad de la familia Del Pino, principales accionistas de Ferrovial), Omega Capital (holding de Alicia Koplowitz) e Inveravante (a través de la que canaliza sus inversiones Manuel Jove).
Situación reconducida
Jaime Bergel seguirá al frente de la sociedad para comandar este replanteamiento de la estrategia. Fuentes conocedoras de la situación señalaron a Vozpópuli que Gala Capital seguirá por la senda marcada hasta ahora y que el hecho de abandonar el estatus de sociedad de capital riesgo obedece a un mero cambio jurídico.
Ante el escenario adverso de los últimos tiempos, los accionistas del fondo de capital riesgo tomaron la determinación de repartirse parte de lo suyo, de lo que han aportado a la sociedad en los últimos tiempos. La operación de reducción de capital, que fue aprobada en la última junta de accionistas de la sociedad, permitió a los socios recuperar un montante de 50 millones de euros.
Gala Capital se encontró entonces ante un complicado escenario que apuntaba hacia una disolución ante el recorte en el número de participaciones, la reducción de capital y el descontento de los accionistas con la gestión de Bergel. Sin embargo, la situación parece haberse reconducido, al menos por el momento. El que fuera número uno de Merrill Lynch en España tiene por delante una misión complicada y no mucho tiempo para llevarla a cabo.
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