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La debacle de Peugeot muestra a Francia lo cercana que puede estar la crisis

Cae un 75% en Bolsa a 12 meses. Sus cds descuentan la suspensión de pagos. Una bomba para Hollande. Si el fabricante estalla, la presión de los mercados sobre Francia será descomunal. 

  • El presidente de Francia, François Hollande.

Casi nadie habla en España de esto, pero en Francia, el asunto Peugeot es prioritario. La compañía sufre un descalabro bursátil tremendo y sus Credit Default Swap (CDS) descuentan la suspensión de pagos. Mientras tanto, Hollande ha aprobado un ambicioso plan de ayudas públicas al automóvil. De momento, Francia cuenta con el favor del mercado. Si eso cambia, las consecuencias pueden ser dramáticas.

Unos cuántos datos bastan para ilustrar: Peugeot ha caído en Bolsa un 76% en los últimos 12 meses y un 54% en lo que va de año. En el anterior trimestre se ha agudizado su caída, al igual que se ha disparado el precio de su cds, hasta un nivel que los expertos destacan como “de suspensión de pagos”, con un importante aumento en las cifras de contratación de estos activos.

El grupo Citroen Peugeot PSA presentó 819 millones de euros de pérdidas en el primer semestre del ejercicio, debido a la contracción económica global, con mención especial para Grecia, España, pero sin olvidar otros mercados como Italia. La compañía está en pleno proceso de cierre de una de las tres plantas que posee en París (Aulnay), lo que supondrá muchos miles de despidos. Se habla de una cifra que incluso podría llegar a los 8.000 o el 10% del total de su plantilla.

El presidente socialista, Françoise Hollande ha puesto el grito en el cielo, calificando esta posibilidad de “inaceptable”. Precisamente, el nuevo mandatario ha presentado un plan de ayudas al automóvil 500 millones de euros. Hollande no está dispuesto a que la inyección de efectivo del Estado traiga más paro.

Presiones a Hollande

Pero lo cierto es que a PSA le están mordiendo. Analistas locales destacan la escasa productividad del grupo: “es de locos pretender competir con las grandes compañías teniendo tres plantas en París”. Al otro icono galo, Renault, le está salvando su gama de bajo coste (Dacia) y su alianza con Nissan, pero “Peugeot está en una mucho peor situación. Las cifras presentadas son una clara muestra, aunque también podría ser que se hubiera hecho un esfuerzo contable por agudizar las pérdidas y disfrutar así de una mejor posición negociadora con Hollande”.

Desde ese situación de extrema (y a la vez, pretendida) debilidad, se tendría el mayor acceso posible a las ayudas públicas y el visto bueno para acometer recortes de costes a través del aligeramiento de plantilla.

La pelea promete episodios, pero el fantasma de una “General Motors francesa” planea sobre PSA, como puede verse en el gráfico de Bloomberg facilitado por un analista de fondos. General Motors y PSA firmaron una alianza global en febrero, mediante la cual, Peugeot se hará cargo en Europa de las operaciones de Opel/Vauxhall, Chevrolet y Cadillac.

No falta quien dice que “lo que hay detrás de esta alianza es el control de PSA por parte de GM”, con lo que se repetirían operaciones similares a las de Simca con Chrysler hace algunas décadas. Esto sólo son suposiciones, pero las quinielas están abiertas y la situación es crucial para uno de los buques insignia empresariales franceses.

De momento, como afirma el gestor consultado, “los fondos de inversión no saben qué hacer con el papel de Peugeot”. El grupo es un coloso más que se cimenta sobre realidades pasadas. Hace un año, valía más de 8.000 millones de euros en Bolsa. Ahora, apenas supera los 2.000 millones y la tendencia es desoladora. 

Los mercados resisten de momento

Francia ha conseguido sacarse la presión de encima, cuando parecía que le llegaba algo de contagio el año pasado. Pero todavía tiene su bono a 10 años al 2,2%, que apenas son 80 puntos básicos respecto a Alemania. Ha logrado permanecer en el pelotón de los favorecidos por el mercado, pero si le penalizan y la prima de riesgo empieza a ensancharse, Hollande se dará cuenta de lo inabordables que son ahora mismo promesas de más gasto público.

Sin duda, este es otro de los motivos por los que ahora las altas esferas comunitarias han adoptado un discurso constructivo y están por la labor de reflotar a los países en crisis. Tal vez hayan sentido, mientras están discutiendo en el puente de mando, el transatlántico tiene ya varios pisos hundidos bajo el agua. 

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