ACS, primer accionista de Iberdrola, va por el mismo camino que Sacyr en Repsol, que ahogada en su deuda, intentó sin éxito tomar el control de la petrolera con ayuda de la estatal mexicana Pemex y al final tuvo que reducir su participación a la mitad, perdiendo 940 millones, para pagar a los bancos. La constructora que preside Florentino Pérez también está pasando por una delicada situación financiera pero se encuentra más acorralada que nunca. El PP está luchando por recuperar cuanto antes el poder de vetar operaciones corporativas sobre empresas con activos (o actividades) regulados o estratégicos. Esta iniciativa trastocará de nuevo los planes de la constructora que preside Florentino Pérez de intentar controlar Iberdrola con la ayuda de un nuevo aliado.
El gobierno del PP ha aprendido la lección que dejó el pacto Sacyr-Pemex y quiere evitar que se reproduzca una situación tan conflictiva como la que protagonizó la alianza Sacyr-Pemex en los últimos meses del Gobierno de ZP, en la que la CNE, el organismo con potestad en operaciones corporativas, ni se pronunció.
En ese momento, el PP, que aún era el partido de la oposición, criticó con mucha fuerza que la CNE pasara por alto el análisis de la toma de control de una empresa estatal extranjera sobre la petrolera española. Ahora, el PP está a punto de recuperar este poder aprovechando la reordenación de los organismos reguladores y evitará así conflictos como este. Según el proyecto de ley que está elaborando el Gobierno, la secretaría de Estado de Energía recuperará el poder para permitir o anular operaciones sobre empresas con actividades reguladas (técnicamente, la llamada Función 14).
La constructora podría replantearse de nuevo una alianza con un tercero (ACS ya intentó el año pasado una alianza con la estatal francesa EDF), precisamente porque está a punto de poder votar en la junta de accionistas de Iberdrola -aún sin fecha- por el 18,5% de su participación y no por el tope del 10%, gracias a que el Tribunal Supremo permitirá definitivamente el levantamiento de los límites de los derechos de voto de las empresas cotizadas (fin a los blindajes). Pero el peso de ACS es insuficiente para controlar la eléctrica, por lo que la solución pasaría por un pacto con un tercero. Internamente sería complicado que ACS tuviera el acuerdo del resto de los accionistas de Iberdrola. Bancaja, BBK... siempre han mostrado su apoyo al presidente Ignacio S. Galán. Y si ACS mira al exterior, se puede encontrar con el veto del PP.
ACS tendrá que tocar otra tecla para salir de esta situación. En paralelo, y temiéndose el declive forzoso de ACS ante la crisis, Iberdrola tiene preparado un plan de contingencia de recompra de acciones a ACS, que le permita tener el control total, en caso de que Florentino Pérez entre en una situación límite similar a la de Saycr en Repsol (la petrolera se hizo cargo del 10% de las acciones de Repsol que la constructora entregó a los bancos acreedores para saldar la mitad de la deuda y poder renegociar el resto).
Minusvalías y con problemas para desinvertir activos
Han pasado más de cinco años de la entrada de los constructores en el sector energético y sus resultados están siendo catastróficos. Sus abultadas inversiones, con grandes aspiraciones detrás, tenían como garantías las propias acciones. Acciona se retiró a tiempo de Endesa con grandes plusvalías, pero Sacyr y ACS no aguantan más el envite de la crisis. La fragiliadad de ACS se ha puesto de manifiesto con la actual crisis económica. La constructora ACS arrastra una deuda de 13.000 millones de euros y cuenta con minusvalías latentes de 4.000 millones por sus participaciones en Iberdrola y Hochtief. Aún no ha conseguido un puesto en el consejo de Iberdrola ni consolidar las cuentas de Iberdrola en el grupo ACS. Además, la desinversión de activos energéticos (los activos eólicos en venta tiene un valor de unos 500 millones de euros, según las estimaciones de Credit Suisse) para aliviar su deuda se complica ante la incertidumbre regulatoria.
ACS necesita liquidez. ACS se ha visto obligado a aportar garantías adicionales a sus líneas de financiación por valor de 2.400 millones de euros. Credit Suisse estima que por cada euro que caiga la acción de la eléctrica la constructora tendrá que aportar 850 millones de euros, situación que aumenta el riesgo de baja liquidez de la constructora. Actualmente, las minusvalías acumuladas en Iberdrola ascienden ya a 3.200 millones.
Las amenazas a su posición de liquidez se ven agravadas por la paralización de su proceso de desinversiones de otros activos. La venta de la filial Clece continúa estancada por falta de financiación desde que en abril de 2011 se anunciase su compra por parte de los fondos Mercapital y Permira. En el mismo punto se encuentra el proceso de venta de los aeropuertos
de Hochtief, participada en algo más del 50% por ACS si se tiene en cuenta la autocartera del grupo. Sus participaciones en aeropuertos de Hamburgo, Düsseldorf, Atenas, Budapest, Tirana y Sidney debían de haber sido vendidas a finales de 2011. Sin embargo, el pasado 14 de noviembre, el grupo alemán anunció una revisión en sus previsiones de ingresos debido al retraso en la colocación de estos activos.
Su necesidad de obtener cash queda de manifiesto con sus reiteradas decisiones de cobrar el dividendo de Iberdrola en efectivo y no en acciones, como posibilita el programa de scrip dividend ‘Iberdrola Dividendo Flexible’. Esto ha generado una progresiva dilución en su participación en la eléctrica desde el 20,2% comunicado a la CNMV el 3 de enero de 2011 hasta el actual 18,5%.
Para gran parte del mercado, la solución pasa por la venta de sus acciones en algún momento. Las refinanciaciones pendientes en 2012 se podrían complicar y ser cada vez más costosa. La debilidad de su core business (construcción) y su elevada exposición en el mercado español son sus principales riesgos. Credit Suisse, por ejemplo, estima que España representará el 57% del Ebitda del grupo para 2012, con una aportación del 15% de la división de construcción, un 14% de servicios ambientales y un 28% de los servicios industriales. El banco prevé una debilidad a largo plazo en el mercado español de ACS, debido especialmente a los recortes del sector público, al que el Ebitda del grupo está expuesto en un 46%.
En este sentido, el banco francés prevé que el Ebitda del grupo procedente de España caiga un 3% para el ejercicio 2011, un 19% en 2012 y un 10% en 2013, debido sobre todo a los recortes presupuestarios tanto del Gobierno central como de los ayuntamientos. Por su parte, Bank of America – Merrill Lynch, en su informe del pasado 18 de enero sobre la constructora, afirma que el mix geográfico de ACS (un 70% de su Ebitda en 2010 provino de España) hace sus ingresos muy vulnerables a los recortes de gastos del sector público.