España

Feijóo ve posible que el PP presida el Congreso: “Junts suele votar en blanco estas cosas”

Los populares recuerdan que los independentistas no suelen participar en la composición de la Mesa y con el PNV "se puede negociar". El objetivo es acorralar a Sánchez en ambas Cámaras

  • Cuca Gamarra y Alberto Núñez Feijóo -

El PP de Feijóo tiene asegurada la presidencia del Senado tras blindar el 23-J la mayoría absoluta de la Cámara Alta, pero no renuncia a dirigir también la Mesa del Congreso. Tener el control de las dos cámaras serviría para acorralar más a un Pedro Sánchez que tendría muy difícil gobernar y, por ese motivo, los populares echarán el resto. La 'no participación' de Junts, que suele "votar en blanco", será clave.

Ese es el mensaje que transmiten desde la dirección nacional del PP, donde se confía en lograr más apoyos que el PSOE para la Cámara Baja. Los populares cuentan con dos semanas por delante para pactar con Vox la composición de la Mesa y recuerdan que la suma con los de Abascal supera en escaños a los socialistas y Sumar. La participación o no de los independentistas catalanes inclinará la balanza a uno u otro lado: "Está difícil, pero lo vamos a intentar".

La propia secretaria general, Cuca Gamarra, aprovechó la rueda de prensa del pasado lunes en la sede nacional del partido para lanzar un aviso a navegantes: "Somos la primera fuerza política en el Congreso y en el Senado. Eso debe tener la visibilidad en las mesas al máximo nivel". De momento, no se ha negociado con ningún partido para pactar las mesas de ambas cámaras, pero los contactos comenzarán "en cuestión de días".

El antecedente de 2016

Las fuentes consultadas por Vozpópuli tienen muy presente el antecedente de enero de 2016, cuando el PP, pese a haber ganado las elecciones de diciembre de 2015, no peleó por la presidencia del Congreso, que recayó en Patxi López, en un 'guiño' hacia el PSOE para buscar la abstención de los de Pedro Sánchez.

Con ese mismo objetivo, Rajoy dijo 'no' a Felipe VI, que le propuso como candidato a la investidura, y propició que el propio Sánchez intentara, sin éxito, ser presidente con el apoyo de Ciudadanos y la abstención de Podemos.

El PP ha aprendido de aquel error del pasado y no va a volver a tropezar en la misma piedra. Por ese motivo, "pelearemos hasta el final para hacernos con la presidencia de la Cámara", apuntan desde Génova. El objetivo "no es fácil, pero tampoco imposible" y desde la sede nacional del partido ya hacen cuentas para lograrlo.

"Junts suele votar en blanco"

Así, en la última legislatura, la Mesa del Congreso ha tenido representantes de los cuatro principales partidos nacionales -PSOE, PP, Vox y Podemos- y esa circunstancia puede repetirse en la constitución de las Cortes del 17 de agosto con el 'cambio' de Sumar por Podemos. La suma de PP y Vox es superior a la de PSOE y Sumar y los populares parten con ventaja, pero la clave estará en los minoritarios.

Como para la investidura, los bloques están 'empatados' a 171 escaños, con Coalición Canaria y Junts sin decantarse. El objetivo de los populares será inclinar la balanza a su favor, sin descartar la 'no participación' de los de Puigdemont, que "suelen votar en blanco" en la elección de los miembros de la Mesa. Ese, de hecho, fue el voto de los independentistas catalanes en 2019, cuando la Cámara eligió a Meritxell Batet como presidenta.

La socialista contó con el respaldo del PNV y ese voto se podría repetir, aunque los populares creen que hay margen de negociación con los nacionalistas vascos. En el Congreso, recuerdan veteranos de la Cámara, se ofrece y se reparte todo: desde sillas en la Mesa hasta presidencias de comisiones. Por lo tanto, "ese partido hay que jugarlo".

El uso del catalán como reclamo

Ya lo está jugando, de hecho, la actual coalición de Gobierno en busca del apoyo de Junts. Así, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha apostado por modificar el Reglamento del Congreso para permitir el uso del catalán y las demás lenguas cooficiales en la Cámara, una de las condiciones que ponían los de Puigdemont para respaldar la investidura de Sánchez. Su voto afirmativo también podría ser clave para la composición de la Mesa y PSOE y Sumar quieren hacer cambiar el previsible voto en blanco por un 'sí'.

El uso de las lenguas cooficiales ya se permite en el Senado desde el año 2011, aunque ya el año pasado se planteó una Reforma del Reglamento de la Cámara para que los senadores puedan realizar toda su labor parlamentaria en todas las lenguas del Estado, un cambio que supondría un coste anual extra de 950.000 euros.

Para cambiar ese reglamento, y también en el Congreso, es fundamental tener mayoría en la Mesa, por lo que PSOE y Sumar pueden usar ese argumento para convencer a Junts.

Díaz, Bolaños y Calviño, en una negociación con Junts.

Objetivo: acorralar a Sánchez

En el PP, pese a esos movimientos de la coalición para seducir a Puigdemont, mantienen su apuesta e insisten en la necesidad de no volver a la misma situación que en enero de 2016, cuando el PSOE se hizo con la presidencia del Congreso, y el PP mantuvo la del Senado con Pío García-Escudero. Sánchez, entonces, respiró al hacerse con el control de la Cámara Baja, pero el objetivo ahora es que no tenga la mayoría en ninguno de los dos órganos de gobierno de las Cortes.

De lograrse esa meta, el actual presidente en funciones estaría aún más acorralado y sin una de sus principales 'bazas' en la última legislatura: el absoluto control parlamentario con presidencias socialistas de ambas Cámaras. En el PP tienen claro que, si le 'quitan' ese 'arma', "la gobernabilidad será casi imposible".

Con los apoyos actuales, Sánchez solo podría gobernar "a base de decretos" a convalidar en el Congreso y en el Senado. Y, a diferencia de lo que ha pasado estos últimos cuatro años, "la fecha de las votaciones ya no las elegiría él". Además, con la mayoría del PP en el Senado, "los textos siempre tendrían que ser devueltos al Congreso" y "tampoco podría eludir el control parlamentario como hasta ahora".

'Empate' en la ronda de consultas

Por todo ello, la presidencia del Congreso es considerada la primera gran batalla del PP para evitar el "nuevo Frankenstein" que busca Sánchez. En todo caso, y de no conseguir el objetivo, los populares sí tienen garantizada la presidencia del Senado, por lo que, en el peor de los casos, "llegaríamos a la ronda de consultas de los posibles candidatos a la investidura totalmente empatados".

Efectivamente, si se mantienen los bloques tal y como hasta ahora, con 171 'síes' para Feijóo y otros tantos para Sánchez, y con la presidencia de cada una de las cámaras para PP y PSOE, "Sánchez jamás podrá decir al Rey que tiene más apoyos que Feijóo para ir a la investidura y seguir en La Moncloa".

Ante esa tesitura, reivindican desde el PP, "quedará demostrado que la mayoría de la que habla Sánchez no existe y que la única opción de gobierno pasa por los que hemos ganado las elecciones". Un mensaje, este último, que se repetirá como un mantra en las próximas semanas, ya que para los de Feijóo solo hay dos alternativas: "O nos permiten gobernar o vamos a elecciones".

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