Opinión

El hada Campanilla, ¿negra?

Los horrores de la esclavitud no pueden atribuirse a una raza. Los motivos de toda esclavitud eran y son, principalmente, económicos

El negrismo (¡ponga un negro en su serie o película, es la consigna) ha cruzado una línea que, para mí, es sagrada. Acabo de ver el tráiler de una nueva película sobre la obra maestra de J. M. Barry, Peter Pan y Wendy, uno de mis libros más queridos. ¡Y el hada Campanilla era negra!

Intolerable. Campanilla no puede ser negra. Así como los personajes de Lydia Cabrera, Chinua Achebe, Sédar Senghor o Wole Soyinka no pueden ser blancos. Por motivos literarios y de respeto elemental a sus creadores, el hada Campanilla es blanca. Pero, aún hay otras poderosas razones. 

El chimpancé humano, de todo color, siempre ha practicado el esclavismo. Desde los mismos principios de la vida social organizada. Cuando se habla de esclavitud, se piensa en los malvados blancos raptando negros de África. Conocemos al dedillo los horrores de la esclavitud de los negros. Me parece muy bien. Pero ¿por qué no sabemos nada de la esclavitud de los blancos? Para los que no han leído a Jim Goad, he aquí algunos hechos.

El comercio de esclavos blancos establecido entre italianos y Egipto continuó al menos hasta el siglo XV, dos siglos antes de que se forzase a los africanos a hacinarse en las bodegas de los barcos

“En tiempos remotos a los esclavos se les identificaba habitualmente como una población eslava, la propia palabra 'esclavo' surge como una adulteración de 'eslavo'. Comprobadlo en el diccionario si no me creéis. Sobre todo capturados por las vecinas tribus germanas como parte de la añeja rutina de violación y saqueo de los boches, los esclavos eslavos pasaron a ser otra simple mercancía (al igual que las pieles, la cera, las especies y la miel) en los mercados internacionales. Durante siglos, los traficantes de esclavos venecianos estuvieron surtiendo de esclavos capturados a los harenes y plantaciones de Siria y Egipto. Pensad en ello: especímenes eslavos de un blanco níveo, importados como esclavos y eunucos a Oriente Medio y al oscuro continente africano. Y para que no penséis que hablo de algo que ocurrió hace miles de años, el comercio de esclavos blancos establecido entre italianos y Egipto continuó al menos hasta el siglo XV, dos siglos antes de que se forzase a los africanos a hacinarse en las bodegas de los barcos que partieron rumbo al Nuevo Mundo”.

“La necesidad de esclavizar es ciega al color. Los africanos eran imperialistas; sólo que no se les daba muy bien. La calle de un solo sentido del punto de vista del imperialismo blanco tiende a olvidar que el imperio africano de Cartago poseyó temporalmente una porción de Europa y envió a multitud de guerreros blancos a trabajar como esclavos en el norte de África. También pasamos por alto que los moros africanos invadieron el sur de España en el siglo VIII y lo tuvieron bajo su dominio durante prácticamente quinientos años en los que se dedicaron a mandar a incontables cristianos blancos al cautiverio en Egipto y en el Mediterráneo. Puede que hayáis oído hablar de la funesta y desacertada Cruzada de los Niños de 1212, en la que miles de menores europeos partieron hacia el sur para recuperar el Santo Sepulcro; el remate raras veces citado de la historia fue que muchos de los desventurados niños fueron capturado por tratantes de esclavos musulmanes y enviados a Egipto”.

El Consejo privado de la Corona Escocesa emitió órdenes en 1669 para que los oficiales acorralasen a todos los "mendigos fuertes y ociosos, a los egipcios, a las putas notorias y habituales, a los ladrones y a toda persona disoluta y de mal vivir"

Y ahora vayamos a la esclavitud ¡blanca! con destino a América.

“Una ley parlamentaria de 1618 permitía a los agentes de policía trincar por la fuerza a todos los niños huérfanos de más de ocho años y retenerlos en prisiones a la espera de ser embarcados hacia las plantaciones coloniales. Otras leyes autorizaban la captura de deudores y criminales. Una ley de la Commonwealth de 1652 permitía que los oficiales identificaran a sujetos 'vagabundos o mendicantes' y fuesen encarcelados con el fin de ser trasladados en grilletes a las colonias. Iniciativas similares brotaron por todas partes en las Islas Británicas (…) Esperando librarse en masa de su clase baja destinándola a New York, el Consejo privado de la Corona Escocesa emitió órdenes en 1669 para que los oficiales locales acorralasen a todos los 'mendigos fuertes y ociosos, a los egipcios, a las putas notorias y habituales, a los ladrones y a toda persona disoluta y de mal vivir. Se trataba de un nuevo método, genialmente efectivo, de deshacerse de la basura”.

Basurablanca. No es verdad que los negros africanos fueran la única clase que fue llevada al Nuevo Mundo en contra de su voluntad.

Una estimación publicada en 1670 afirmaba que ese año habían sido raptados diez mil británicos. Un panfleto aparecido diez años más tarde calculaba que se seguían capturando diez mil británicos por año, cada año. Si estas estadísticas son fidedignas, nos daría un total de cien mil víctimas británicas de secuestro sólo en la década de 1670. En toda la historia de la esclavitud en America se importaron menos de cuatrocientos mil esclavos negros. Con toda la mala reputación que se ha ganado Amerikkka por la esclavitud negra, es probable que no recibiese más del seis por ciento de todos los africanos que embarcaron al hemisferio occidental. Así que, aunque la creencia popular sea que NO hubo blancos embarcados a America en contra de su voluntad, es muy posible que hubiera MÁS blancos que negros traídos hasta estas costas en contra de su voluntad. No se trata de una competición, pero no me diréis que no se complica un poco el asunto”.

Perdonen la extensión de las citas.

Los horrores de la esclavitud no pueden atribuirse a una raza. Los motivos de toda esclavitud eran y son, principalmente, económicos. No hay ninguna “culpa blanca” que nos obligue al grotesco negrismo actual. Ha habido y habrán, racistas, malvados, y monstruos de todas las razas. El negrismo no es más que otro capítulo de la agenda ideológica neocomunista. Ella es la que impone un hada Campanilla negra. 

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