No lo dicen en público, pero el núcleo duro del presidente en Moncloa asume que el espectáculo que protagonizaron este martes el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, solo sirve para inflar a la baronesa popular en plena precampaña de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M. Según ha sabido este diario, Pedro Sánchez, dio a Bolaños carta blanca para que confronte "como quiera" con la jefa del Ejecutivo madrileño con la condición de que no cometa errores de bulto. Pero la imagen del ministro de Presidencia intentando subir al palco de autoridades y siendo neutralizado por la jefa de protocolo de la Comunidad se sabe un arma de doble filo. Por eso, Sánchez no se refirió al incidente el mismo martes en el mitin de Málaga.

Es más, una fuente que conoce bien al presidente asegura que el rifirrafe fue cosa de Bolaños. En Moncloa quitan hierro al asunto. El plan es matar el tema para no hacer crecer a Ayuso. El presidente, por tanto, cambia de estrategia con la jefa del Ejecutivo madrileño. Nada más llegar el líder del PP a los mandos de Génova, tanto el PSOE como Moncloa se lanzaron a confrontar con Ayuso para construir el relato de que Alberto Núñez Feijóo es rehén de los populares madrileños. El problema es que esta vez Feijóo y todo el PP ha cerrado filas con Ayuso. Ni una fisura en la unidad del PP. Objetivo 28-M.

Nadie en el Consejo de Ministros sale en defensa de Bolaños. Lo que critica Moncloa, que no confirma si Bolaños sabía o no que no podría subir al palco, es el desplante institucional de la Comunidad de Madrid. Pero parece claro que la actuación del ministro de Presidencia no ha sido la más acertada. Bolaños buscó el choque con Ayuso y ahora el Gobierno mira para otro lado, esperando que el tema muera en el olvido.

La "provocación"

Ese es el motivo por el que en público se limitan a zanjar que el Ejecutivo se limitó a cumplir con el real decreto de protocolo. Aunque insinúe que fue la Comunidad de Madrid la que no lo cumplió. Una muestra más de que Moncloa quiere dar carpetazo es que no se plantea un envite jurídico, como sí hizo con el Gobierno de Castilla y León cuando trascendió su intención, anunciada por Vox, de exigir que los médicos hicieran escuchar a las mujeres con intención de abortar el latido del feto. Aquello fue visto como gasolina para el motor electoral de Moncloa. Pero la pelea de Bolaños con Ayuso ha sido una pasada de frenada. La propia Ayuso lo definió como una "provocación" de un Gobierno acostumbrado a "arrasar".

Lo cierto es que la Comunidad de Madrid es un martirio para Pedro Sánchez. Al presidente del Gobierno aún le duele el bofetón que se llevó en mayo de 2021. La moción de censura en Murcia, cocinada entre el PSOE y Ciudadanos para desbancar al PP del Gobierno, provocó un tsunami que tiñó de azul Madrid e impulsó a Ayuso a ser un referente para el PP. Ese día, la presidenta madrileña ganó la batalla de poder interno frente a Pablo Casado y se convenció de que atacando a Sánchez le refuerza. Casi dos años después, todo sigue igual aunque el PP tenga otro capitán. Y, por eso, el presidente rehúsa enfrentarse directamente a ella. Es más, él mismo la encumbró durante la pandemia con una visita a la Puerta del Sol en plena pandemia con decenas de banderas, como si de una cumbre bilateral entre mandatarios extranjeros se tratara.

Pero que Sánchez no se enfrente directamente a Ayuso no significa que no intenta morder. El presidente ha decretado que tanto sus ministros como la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, se lancen a golpear la política de la Comunidad cada vez que tengan ocasión. La sala de prensa del Consejo de Ministros se ha convertido de un tiempo a esta parte en una sala de ataques hacia la gestión de Madrid. Sin ir más lejos, la Junta Electoral Central ha abierto un expediente a la portavoz por incurrir en electoralismo en esa sala. Este martes se vio claro. Rodríguez criticó que el Gobierno madrileño siga dando bola al lío de Bolaños y no se dedique a "lo importante".

El malestar en el PSOE-M

"La preocupación del Gobierno un 3 de mayo no es un real decreto de protocolo, es la FP, la ciencia… etc. La Comunidad de Madrid debería estar también en eso. En Madrid hay muchos asuntos más importantes, como la atención sanitaria, el problema de la vivienda.. donde es prohibitivo acceder a una. O la FP, donde pese a ser la región donde mayor inversión se hace por parte del Gobierno de España, hay 30.000 jóvenes que quieren entrar pero no les propician plazas", zanjó la portavoz del Ejecutivo.

Como ya contó este diario, fuentes del PSOE de Madrid no esconden su malestar, especialmente en el entorno de su candidato a la presidencia de la Comunidad, Juan Lobato. Los socialistas madrileños, en línea con el núcleo duro de Moncloa, creen que el sainete protagonizado por Bolaños sólo beneficia a la candidata del PP a la reelección de cara al 28 de mayo.

De manera que, en esta ocasión, el coste de la operación de Bolaños, según las fuentes del PSOE-M consultadas por Vozpópuli, ha sido llevarse por delante la campaña de Lobato. Mientras el candidato del PSOE-M ni siquiera ha puesto un tuit -Lobato es especialmente activo en redes sociales-, el Gobierno ha utilizado esta polémica para culpar al PP de "atacar la democracia". Aunque nada de eso siguió el día después. Sánchez recoge velas. Madrid son palabras mayores para Moncloa.

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