Todas las esperanzas de Yolanda Díaz están depositadas en Sumar, su criatura política. Y este año que acaba de arrancar es crucial para ella, porque se juega la viabilidad de un proyecto incierto, que aún no está definido y que tiene enfrente no pocos adversarios dispuestos a ponerle palos en las ruedas, empezando por sus 'aliados' de Podemos. El gran reto de la 'dama roja' es ser crucial para que la coalición pueda vivir en Moncloa cuatro años más. Y para ello necesita que la guerra abierta con los morados no la desplume y hunda sus opciones.
De momento, el plan está definido sobre el papel. Díaz llegará a la campaña de las elecciones municipales y autonómicas con el proceso de escucha terminado. En ese momento, tendrá a punto el anuncio más esperado: si los ciudadanos quieren, se proclamará candidata a la presidencia del Gobierno. Pero todo parece indicar que esperará al resultado de las municipales y autonómicas, de las que ya ha obviado toda responsabilidad y papel. Díaz está en ese punto en el que solo cuida su marca, su imagen, y la pondrá a disposición de quien ella considere relevante para Sumar. No por casualidad el próximo 14 de enero se dejará ver con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, uno de sus referentes y con quien mantiene una gran sintonía personal y política.
Y todo para 'enterrar' a Podemos, su gran estorbo tras el primer test con urnas de 2023. La vicepresidenta segunda va dando pequeños pasos que Sumar sea una realidad política, con cargos internos y públicos. Desde que la madrileña plaza de Matadero alumbró en verano el nacimiento de su plataforma, la vicepresidenta ha recorrido cerca de 5.000 kilómetros por todo el país replicando el modelo asambleario del 15-M. Escuchar, sumar, aportar y hacer. Esos son los verbos que más ha conjugado Díaz en la decena de actos que ha celebrado en 12 ciudades y que han congregado a cerca de 10.000 personas.
Lo imposible de repetir un 15-M
El gran problema es que Díaz no puede crear un contexto político, sino amoldarse a él. Podemos fue después que la protesta en la calle. Y ahora la 'dama roja', catapultada al cielo por Iglesias, necesita escuchar a la calle para conectar con una mayoría social que vuelva a dar a su espacio político opciones de tratar al PSOE de tú a tú. El objetivo vuelve a ser 'sorpassar', que nadie lo olvide. Lo firma Podemos en su nueva hoja de ruta. Los socialistas son los eternos adversarios de todo lo que hay a la izquierda del puño y la rosa y que Yolanda Díaz definió como "pequeño y marginal".
Pero la empresa es ímproba porque el espíritu de la Puerta del Sol y de otras tantas plazas españolas, que se quedó a 300.000 votos de superar al PSOE en 2015, ya no existe. Todo lo que viene del 15-M ya fue. Todos los que montaron el experimento morado en la Complutense, sus diferentes fracciones y escisiones, deberán abjurar de la política si no se ponen al servicio de Yolanda Díaz.
En verdad, más allá de las escaramuzas internas que pueden quebrar la voluntad de Yolanda Díaz, lo cierto es que tiene casi imposible reconectar con el país como lo hizo en su día Pablo Iglesias, porque tanto la pandemia como la guerra, las dos crisis que constituyen la condición de posibilidad para armar una nueva mayoría social, no están siendo el carburante ideal para Podemos, preso en el Gobierno. Los morados forman parte del tándem que defiende. En política, es la oposición la que suele ir al ataque. El público no suele excitarse con una asedio del adversario, sino con un recitar ofensivo. Justo el que la situación política concede a la oposición.
¿Bien vista, bien votada?
Yolanda Díaz, además, enfrenta otro problema. Es cierto que a la titular de Trabajo le sonríen las encuestas de valoración. Pero debería cuidarse, porque la demoscopia demuestra que reconocimiento no equivale a apoyo en las urnas. En la sede de Francisco Villaespesa creen que Yolanda Díaz ha cometido el gran error de darles por muertos, algo que evidenció, piensan en Podemos, apoyando el veto del PP a Victoria Rosell, la candidata morada para entrar en el Poder Judicial. Y que eso le costarán votos. Aunque todavía apuestan por aliarse con ella por ser la mejor candidata posible por mucho que Sumar les siga generando incertidumbre. Podemos creía que a estas alturas de año, los planes de la 'dama roja' se habrían definido.
En cualquier caso, la ciencia política advierte a Yolanda Díaz sobre su valoración. Hay literatura que explica que los ciudadanos tienden a atribuir puntuaciones más extremas, tanto positivas como negativas, a aquellos líderes que les caen mejor o peor. Y tienden a calificar con uno y diez a los líderes que creen que tienen mayor capacidad para incidir positiva o negativamente en la vida del país. Por eso, con frecuencia, los líderes fuertes cosechan notas medias bajas, como Sánchez, porque son valorados con muchos diez por los suyos, que apenas serán más del 20% de la población, y con muchos uno por los votantes de otros partidos o los abstencionistas, que serán cerca del 80%.
Eso sí, cada día queda menos para salir de dudas Yolanda Díaz adelantará la decisión acerca de si se presentará o no como candidata en las próximas elecciones generales por la situación de "incertidumbre" en la que está sumida la izquierda a la izquierda del PSOE. Todo el mundo espera que dé el paso. El reto es que no caiga en el intento. Nadie pone tanto empeño en construir un liderazgo si esperara fracasar.