Opinión

Un Gran Hermano de los partidos

En teoría, si se cumple lo anunciado por el presidente del Gobierno, debería empezar esta semana, la ronda de contactos con los partidos políticos para poner encima de la mesa el

  • Pedro Sánchez en TVE en una fotografía de archivo. -

En teoría, si se cumple lo anunciado por el presidente del Gobierno, debería empezar esta semana, la ronda de contactos con los partidos políticos para poner encima de la mesa el plan de regeneración democrática que presentó, sin concreción, el miércoles en el Congreso, en línea con lo aaprobado por la UE en marzo pasado. El aval de Europa a las medidas por y para la transparencia de los medios, de quién los financia, ya operativo y dado el visto bueno por parte de todos los diputados de la Eurocámara menos la ultraderecha, en total 460 votos a favor.

Por suerte, en España tenemos la Constitución que desde hace 45 años sienta las bases de los derechos fundamentales, del derecho a la libertad de expresión y de información. Más allá de cualquier otra concreción, la máxima transparencia sea la política. Los ciudadanos, quizás hartos de tanta información que llega por múltiples vías –imposibles de controlar- tienen el derecho a conocer cómo se gestiona el dinero público, a qué medios financia el gobierno y por qué. Además, también es imperativo exigir transparencia de los servidores públicos que hagan pública la veracidad total de sus bienes antes de llegar a un cargo.

Para poder sentar las bases, esos cimientos del plan de regeneración del que habla Sánchez, cabe también sumar en el proceso de su elaboración a los profesionales de la información. La política por sí misma no debe decidir en exclusividad el control de ese derecho constitucional que es el de la información. Profesionales honestos, alejados de colores políticos y bandería ideológicas, podrían colaborar en este prooceso, del que apenas se ha anunciado más que un propósito genérico.

Otra cuestión es que hay que formar al ciudadanos, que no es tonto, desde la escuela, animar en su capacidad crítica –por supuesto primero en casa- para no creer lo primero que se lee o lo último que le cuenten.

Para realmente calmar las ansias de protagonismo de algunos, para emitir todos aquellos mensajes que crean oportunos, deben tener su propia pantalla, su propia televisión, sus propios medios bien identificados

Los del gran hermano político, todos los partidos que tienen representación pública tienen a su lado a sus equipos de prensa, encargados de dar la máxima visibilidad a los mensajes de cada uno. Esos equipos son expertos –o deberían tener conocimientos- de todos los medios de comunicación, pero se quedan cortos. Para realmente calmar las ansias de protagonismo de algunos, para emitir todos aquellos mensajes que crean oportunos, deben tener su propia pantalla, su propia televisión, sus propios medios bien identificados, al igual que hacen las ruedas de prensa en su partido, que emiten notas de prensa, que controlan las redes desde Instagram a X pasando por tik tok o cualesquiera que aparezca. Están tardando ya en lanzar sus propias televisiones centradas en la actividad y los mensajes de sus dirigentes. Como las tienen los grandes clubes de fútbol. Ahí hay un hueco a explorar, a ampliar la labor de los gabinetes de prensa y comunicación de todos aquellos que han conseguido representación parlamentaria. De esta manera el ciudadano que quiera saber exactamente lo que dice uno u otro vaya directo a la fuente, luego ya verá dónde contrasta y como contrasta la información. Quizás algunos partidos no lo necesiten. Quizás con lo que hay ya les vale.

Ansias de visibilidad

Deben los partidos crear su propio gran hermano político, crear sus propios programas de debate, información, e incluso shows al más puro estilo americano. Por una parte, calmaría las ansias de algunos de tener mayor visibilidad, por otra se abriría un abanico singular en la manera en la que los partidos llegan al ciudadano. Luego, quien quiera seguir las sesiones en los parlamentos o congresos respectivos ya hay televisiones públicas que los ofrecen sin cortes.

Esas televisiones de partidos gestionadas por los equipos internos pueden ser también otra manera de llegar a los jóvenes, tan distantes ahora del quehacer político, porque la presencia de los partidos en los foros que visitan los que van a votar por primera vez no es la misma que hace veinte años. Si la sociedad avanza, la política debe avanzar. Moncloa hará bien en contar con los periodistas, con las asociaciones que representan a un sector (no mayoritario, por cierto) de la profesión, para proponer las modificaciones en el reglamento que mejoren el sistema de información en este país.

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