Luces y sombras en Qatar. Magros salarios, precarias condiciones de vida o falta de atención médica son algunas de las "graves violaciones" que afrontan miles de trabajadores migrantes en Catar, y que "empiezan incluso en sus países de origen", según denunció este lunes el Centro del Golfo de Derechos Humanos (CGDH). En un comunicado, la ONG cita numerosos tipos de violaciones contra los obreros, basados en testimonios de trabajadores de varios países africanos y asiáticos, que trabajaban en "malas condiciones" en las instalaciones para el Mundial de Fútbol que Catar organizará en noviembre.
Entre los abusos que denuncia el organismo está el hecho de que muchos de ellos pagan "enormes sumas de dinero" a empresas de empleo o intermediarios para viajar al país árabe y descubrir una vez allí que las condiciones no son las adecuadas y no tienen opciones para regresar o renunciar. La CGDH recogió testimonios de varios trabajadores que no quisieron ser identificados por temor a represalias y constató la vulnerabilidad de algunos de ellos, como las trabajadoras del hogar, que quedan expuestas "a graves violaciones sin que se les brinde ningún apoyo legal o de salud, ni la oportunidad de obtener sus derechos y llevar a los perpetradores ante la justicia".
"Muchas de ellas viven en condiciones equivalentes a la esclavitud y algunas denunciaron haber sido agredidas sexualmente", aseveró la ONG. Entre otras, cita el caso de M.R, una mujer de 23 años, cuya nacionalidad no ha sido revelada, y quien denunció que ha sido violada por el hijo de su empleador, además de sufrir por la "falta de alimentos, acoso y abusos constantes", además del retraso en el pago de su salario de apenas 200 dólares mensuales por jornadas de 18 horas sin días libres.
"Ahora vivo avergonzada, y lo único que quiero es volver a mi país después de que finalice el contrato, ya que el empleador se negó a darme la carta de no objeción" necesaria para cambiar de trabajo o para salir del país, añadió. Entre otros tipos de violaciones, la ONG también denuncia el hecho de que los trabajadores tienen prohibido organizar sindicatos o manifestarse pacíficamente para pedir sus derechos.
Cita, como ejemplo, la manifestación el pasado 14 de agosto en Doha de decenas de trabajadores migrantes de países como Egipto, Nepal, Bangladesh, India y Filipinas por el retraso en el pago de sus salarios por hasta siete meses. Esas protestas fueron reprimidas por la fuerza por las autoridades, que deportaron a casi 60 de ellos a sus países de origen. El GCHR pide a las autoridades cataríes reformas legales para proteger a estos trabajadores, compensarlos, "enjuiciar a todos aquellos que hayan cometido violaciones graves" en su contra y establecer estrictos mecanismos legales para "impedir que vuelvan a ser objeto de tales violaciones".