Opinión

Las noticias ya no tienen vacaciones

Menos mal que son ustedes solamente periodistas, si fueran policías, los tendríamos deteniendo a gente por las calles porque el vecino dice que ha hecho esto o lo otro

  • Frank Cuesta

Puede que ustedes ya no se acuerden pero, hace no mucho tiempo, en la época estival, las noticias también nos daban vacaciones. Después de todo un año encendiendo el televisor a la hora de comer par escuchar que “El violador de los portales ha sido detenido”, “una pareja de ancianos es encontrada en su casa después de llevar una semana fallecida” o “fallece un niño al ser arrollado por un tren mientras jugaba en las vías”... Llegaba el verano y había como una especie de pacto oculto mediante el cual los noticieros nos dejaban comer tranquilos un par de meses y las noticias pasaban a ser más livianas, contándonos cosas como el calor que hace en Córdoba, mediante dos señoras muy simpáticas que se abanicaban en la plaza de su pueblo. Las imágenes que nos mostraban las distintas cadenas en los telediarios eran de lo abarrotadas que estaban las playas y lo bien que se lo montaban algunas familias, a las que incluso entrevistaban en una especie de directo fingido, para mostrarnos su mesita plegable, su tortilla de patatas, sus filetes empanados y la neverita playera con la botella de Casera y un par de Fantas.

Ver los telediarios en verano era ameno. Para contarte cómo los madrileños soportaban el calor de las altas temperaturas de la capital, te hacían acompañarles en una especie de tour por las mejores piscinas de la comunidad, te descubrían las mejores piscinas naturales o las actividades acuáticas que se podían hacer en tal o cual pantano. Estos contenidos siempre incluían preguntas a la gente que andaba por aquellos lugares, personas de lo más corrientes, familias normales y sencillas, que no tenían reparo en contar a las cámaras lo divinamente que se lo pasaban su Jenny y su Jonathan tirándose por el tobogán del patín acuático alquilado.

Por si tuvieras dudas, hasta alguna ministra ha habido que se ha atrevido, termómetro en mano, a contarnos que al sol hace más calor que a la sombra. Así estamos

Eran unas vacaciones de todo lo malo que pasa en el mundo y en nuestro país, no pedidas pero, sin duda, necesitadas, porque el cerebro necesita también tener vacaciones de la negatividad e, incluso si me apuran, de la realidad.

No sé cuándo se decidió acabar con ese pacto que nos libraba del caos esos dos meses más calurosos del año, pero lo cierto es que hace tiempo que se terminó. Ahora las noticias estivales ya no nos muestran a las señoras con abanico y botella de agua en mano charlando plácidamente y contándonos entre risas cómo matan el tiempo y evaden el calor del verano, las han sustituido, a ellas y a las ensaladillas rusas en tuppers de plástico y los filetes empanados, por periodistas que nos advierten del cambio climático porque es el verano más caluroso de los últimos 30 años, a pesar de que en junio tú no hayas tenido que poner el aire acondicionado. Por si tuvieras dudas, hasta alguna ministra ha habido que se ha atrevido, termómetro en mano, a contarnos que al sol hace más calor que a la sombra. Así estamos.

Los periodistas no van a ser menos y después de todo un año dando la matraca con lo más horroroso, triste y negativo que puedas encontrar, también ellos necesitan un descanso, para volver en septiembre a atormentarnos con más fuerza que antes

Ahora las noticias estivales te bombardean con titulares de este tipo: “hazte vegetariano, deja el coche y ten menos hijos si quieres luchar contra el cambio climático”. Cómo te van a mostrar imágenes de gente contenta y disfrutando en un pantano, si estas cosas amargan a cualquiera.

Y luego está el tema de los becarios. Yo comprendo que todos queremos tener vacaciones y nos gusta tomarlas en verano. Por supuesto, los periodistas no van a ser menos y después de todo un año dando la matraca con lo más horroroso, triste y negativo que puedas encontrar, también ellos necesitan un descanso, para volver en septiembre a atormentarnos con más fuerza que antes y las pilas cargadas. Pero, por el amor de Dios, traten de hacer unas vacaciones escaladas, como se hace en cualquier empresa de bien, que a ninguna clínica odontológica se le ocurre dar vacaciones a todos los dentistas de golpe y dejar solas a la recepcionista y a la higienista dental. Y eso es exactamente lo que parece que hacen algunos medios: todos los periodistas de vacaciones y el becario del becario, el que durante el resto del año se dedica a hacer fotocopias y a que no falte el café, ahora de repente se encuentra escribiendo noticias. Y pasa lo que pasa, que vemos cómo medios con cierto renombre de pronto plagian, punto por punto y coma por coma, las noticias de otros medios sin citarles siquiera, nos regalan escritos con faltas de ortografía y redacciones que no hay quien entienda y parece haber una competición entre ellos para ver cuál es el más alarmista de todos.

Teniendo en cuenta que entre los periodistas que tenemos ahora destacan aquellos que se inventan noticias como que un juez tiene dos DNI o que hacen noticia de un tuit, sin verificar absolutamente nada, como ha pasado con la bola que metió Frank Cuesta al decir en sus redes que Cristina Seguí había sido detenida en Thaliandia, y ahí teníamos a los cinco minutos a todos los medios subvencionados y propagandistas del Gobierno, con el de Angélica Rubio a la cabeza, titulando “La ultraderechista Cristina Seguí es detenida en Thailandia”, casi es de agradecer que se fueran todos de vacaciones, pero para no volver.

Los que difunden bulos son ustedes en el momento en el que dan por bueno lo que diga cualquiera y lo hacen noticia, sin contrastar nada

Ahora su excusa es que el propagador de bulos es Frank Cuesta. No señores, está feo que les tenga que explicar yo en qué consiste su trabajo, pero verán, Frank Cuesta puede decir que le salen rinocerontes del recto, yo puedo asegurar que me crecen gamusinos en los sobacos y Cristina Seguí puede afirmar que en las cárceles de Thailandia hay barra libre, que su trabajo consiste en verificar si esto que decimos es cierto o no y por qué y es más, si esto es de interés general para considerarlo noticia. Los que difunden bulos son ustedes en el momento en el que dan por bueno lo que diga cualquiera y lo hacen noticia, sin contrastar nada.

Menos mal que son ustedes solamente periodistas, si fueran policías, los tendríamos deteniendo a gente por las calles porque el vecino dice que ha hecho esto o lo otro, sin que les importe a ustedes tener pruebas de si es cierto o no.

No sé ustedes, pero yo echo de menos las vacaciones estivales de los noticieros. Aunque, si nos ponemos nostálgicos, puestos a pedir, desearía que vuelvan también aquellos periodistas que se tomaban en serio y con honor su profesión.

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